Cómo curar un wok muy rápido y fácil

Aceite vegetal y un buen puñado de sal gorda son dos ingredientes fundamentales en la curación de ollas, sartenes y woks.
El proceso y arte de curar ollas, cazuelas y sartenes hace referencia a la creación de una capa antiadherente en estos utensilios de cocina. Es decir, con la curación lo buscamos es lograr tres objetivos: que estas herramientas de cocina duren mucho tiempo, que el metal de fabricación no altere el sabor de los alimentos y, finalmente, que los alimentos no se peguen ni quemen durante el cocinado.
Ahora bien, ¿pasa algo si no curamos un wok, por ejemplo? Si bien no es un proceso obligatorio, créenos, agradecerás sus beneficios, entre otras porque podrás saltear arroces y verduras sin ninguna complicación. ¡Tus elaboraciones serán auténticas maravillas!

Cómo curar un wok, la técnica más sencilla
Los woks son sartenes anchas y profundas, con una o dos asas y de origen asiático. En general se usan para saltear alimentos y vaya si lo hacen tan bien que se han labrado una fama notable en todo el mundo.
Ahora bien, el curado del wok depende de su material de fabricación, siendo el de wok de hierro el tradicional y los woks de acero, acero carbónico y cerámica las incorporaciones más recientes. Algunos, normalmente los mejor de calidad, incorporan tecnología de antiadherencia y anti-oxidación, por lo que es posible que no necesiten curación. No obstante, en la mayoría de los casos, por no decir en todos, es recomendable curar un wok, sea del material que sea.
Los materiales que necesitas para hacerlo son los siguientes: agua, jabón, aceite, sal gorda, papel de cocina. Tras reunirlos todos, comienza el proceso de curación:
1. Lava el wok con jabón pH neutro
Limpia el wok a fondo con agua y jabón líquido de platos. Esta es la última vez que vas a usar jabón para limpiarlo y es un paso previo fundamental para retirar los restos de fabricación del wok asiático.
2. Seca el wok con paño de microfibra
Tras lavarlo, importantísimo, seca el wok con una bayeta de microfibra o papel de cocina. Sécalo a conciencia, incluido su mango y su base exterior.
3. Pon el wok al fuego
Enciende los fogones y coloca el wok limpio y seco sobre el fuego. Poco a poco, el wok irá adquiero un color tostado. Cada pocos minutos, levántalo y menéalo en círculos para que se queme toda la superficie. Recuerda, el wok debe cambia de color y no temas a que aparezca un tono marrón caramelo en su interior.
4. Vierte aceite sobre el wok
Con los fogones a full y el wok caliente, vierte abundante aceite de oliva sobre él con mucha precaución. Repetimos, el aceite alcanzará temperaturas muy altas, por lo que debes tener mucho cuidado cuando repartas el aceite por todo el wok.
Cuando ya no quede mucho aceite en el wok, utiliza papel de cocina para enaceitar toda la superficie interna del wok. Como estará caliente, utiliza unas pinzas para agarrar el papel. Cuida tu salud ante todo y no te arriesgues a hacerlo con la mano.
5. Echa sal gorda en el wok
Con el wok enaceitado y caliente, echa una buena cantidad de sal gorda en el wok. Saltea la sal gorda a fuego potente hasta que adquiera un color marrón tostado. Asegúrate de que la sal llegué a todos los rincones.
Cuando la sal esté bien tostada, retira el wok del fuego y deséchala en un recipiente de cerámica para que se enfríe. Por cierto, ¿sabías que hay muchos objetos que puedes limpiar con sal? Desde quitar las manchas de una plancha quemada hasta limpiar la oxidación de la bisutería. ¡Descubre todos sus usos!
6. Lava el wok
Con el wok aún caliente, colócalo bajo un chorro abundante de agua y lávalo solamente con agua. No uses jabones, esponjas, nada de nada. Límpialo con agua y ya tenemos el wok curado y listo para entrar en acción.

En la siguiente imagen vemos el wok antes y después de ser curado.
Recuerda, cuando el wok está curado no se puede lavar con detergente, ya que perderá la antiadherencia que hemos creado. Su limpieza debe realizarse únicamente con agua y una esponja suave.
Consejos para mantener un wok curado
Si lo vas a usar pocas veces, te recomendamos que cada vez que vayas a guardarlo eches unas gotitas de aceite y lo repartas por toda la superficie con papel de cocina. Este paso es fundamental para protegerlo de la oxidación.
El aceite para curar un wok debe ser de origen vegetal y de alta calidad. El de oliva es ideal para esta labor, pero también puedes utilizar aceite de cártamo, de maíz o aceite de canóla.