Rúcula, todo sobre su cultivo

¿Buscas una planta fácil de cultivar, resistente y que aporte un toque picante a tus recetas? La rúcula es tu mejor aliada. En este artículo, te contamos cómo y cuándo sembrarla, cómo cuidarla y las mejores formas de aprovecharla en la cocina. ¡Descubre por qué esta hortaliza mediterránea se ha convertido en un imprescindible de los huertos urbanos!
Ficha de la rúcula
- Nombre común: rúcula, arúgula o rúgula
- Nombre científico: Eruca vesicaria
- Familia: Brassicaceae
- Origen: Mediterráneo (Italia)
- Ubicación: Exterior
- Luz: Semisombra
- Clima: Cálidos
- Temperatura: 15ºC - 22ºC
- Riego: Cada una o dos semanas
- Abono: En la preparación del terreno
Características
La rúcula (Eruca vesicaria), también conocida como arúgula o rúgula, es una planta herbácea anual originaria de la región del Mediterráneo, concretamente de Italia, perteneciente a la familia de las brasicáceas (también llamadas Crucíferas), al igual que las coles.
La rúcula es muy particular ya que es amada y detestada a partes iguales por su sabor picante. Personalmente, a mí sí me gusta mucho. Suele utilizarse fundamentalmente en las ensaladas, mezclada con la lechuga normal, la de roble o los canónigos. ¡Se pueden conseguir unas ensaladas verdes riquísimas!

Probablemente conozcas dos variedades de rúcula: una silvestre y otra que es la que se suele degustar. La silvestre suele encontrarse en los laterales de los caminos cerca de los bosques, de ahí que a menudo se le considera como una mala hierba o hierba no procedente.
La rúcula que se suele consumir tiene una hoja más grande, ancha y redondeada que la silvestre y, además, su sabor no es tan amargo. Esta suele utilizarse en ensaladas y aporta un sabor picante no apto para todos los gustos.
Es amada y detestada a partes iguales pero, personalmente, considero que aporta un sabor único. Suele combinarse en ensaladas verdes junto a la lechuga normal, la de roble o los canónigos.
Sin duda, es una de esas plantas comestibles que merece la pena que cultives en el hogar ya que la vas a poder disfrutar a lo largo de todo el año.
Cuándo y cómo sembrar rúcula
Puedes cultivar rúcula durante todo el año ya que puedes hacer una siembra progresiva. Puedes ir plantando nuevas semillas cada mes o mes y medio, por ejemplo. Puedes empezar con la siembra de la rúcula en primavera e ir acabando en otoño.

Su germinación es bastante rápida, tarda entre 4 y 7 días. Crecen en muy poco tiempo y, si encima retiras las hojas laterales, más rápido saldrán las nuevas. Desde la siembra hasta la cosecha de la rúcula puede pasar solo un mes aproximadamente, en función de las condiciones de cultivo.
El proceso de siembra es muy sencillo. Una vez tengas preparado el semillero o el contenedor en el que vayas a sembrar las semillas de rúcula, añade sustrato o una mezcla de compost y estiércol, y distribúyelas a voleo, de forma homogénea sobre la superficie.
Por si no lo sabes, el compost es un abono estupendo para la agricultura y la jardinería. Es un conjunto de elementos vegetales y es el resultado de la reunión de hojas secas, restos de las podas, restos de la hierba cortada y restos de la cocina (así que no los tires).
Nunca las siembres en alta densidad ni las cubras demasiado. Como son muy pequeñas y redonditas, solo necesitas presionar ligeramente sobre ellas y tendrás la siembra lista. Riega y solo queda esperar a que germinen.
Cómo plantar rúcula en huerta y maceta
Cuando las plantas alcancen unos 10 o 12 centímetros de altura, que será en muy poco tiempo, ya podrías realizar su trasplante a la huerta o a su contenedor definitivo como ha hecho Iñigo en este huerto urbano en contenedores de tela. Si quieras, podrías evitar este paso sembrando las semillas directamente en el lugar definitivo.

También puedes comprar los planteles en el vivero o en el centro de jardinería y plantarlos en tierra sin tener que esperar a que broten las semillas. En mi caso te animo a que las cultives desde 0 ya que, además de sentir una gran satisfacción, apenas se tarda tiempo.
Si decides cultivarlas junto a otras plantas en un contenedor o maceta, analiza el tipo de crecimiento que tiene cada una ya que, en ocasiones, algunas suelen invadir todo el espacio ramificando mucho y acaban cubriendo toda la composición. Un ejemplo es la hierbabuena y la menta.
Cuidados
Luz y temperatura
Requiere zonas de sombra o semisombra, aunque se adapta bastante bien a distintas condiciones. Su temperatura ideal varía entre los 15ºC y los 22ºC y, como puedes intuir, es muy sensible a las bajas temperaturas y a las heladas, así que durante el otoño e invierno deberás protegerla.
Riego
Para potenciar el desarrollo de las hojas de la rúcula, mantén ligeramente la tierra humedecida pero nunca encharcada. Si no recibe la humedad suficiente, lo que puede ocurrir es que enseguida saque la flor y, por consiguiente, la planta esté ya un poco perdida.

En esos casos, podrías aprovechar la flor en las ensaladas ya que se trata de una planta comestible en su totalidad.
Suelo y abono
Utiliza un sustrato apto para el cultivo ecológico. En el mercado existe un sustrato específico para este tipo de plantación: el sustrato especial para huerto urbano.
De vez en cuando, añade un poco de fertilizante líquido al agua de riego para potenciar su crecimiento. En este tipo de plantas culinarias, se recomienda que el fertilizante también sea apto para el cultivo ecológico, que sea un fertilizante natural. Una opción estupenda es el guano.
Poda
Un truco para conseguir que sea más productiva es pinzar las hojas laterales. Cuanto más lo hagas, mejor, y cuanto más jóvenes sean las hojas, menos amargo será su sabor. Se consideran hojas jóvenes a aquellas que miden unos 5-10 cm de largo.

Si tienes dudas sobre si cultivar o no esta hortaliza, no lo hagas y hazlo. Si te gustan los toques picantes en las recetas, será un alimento fundamental en tus platos diarios. Plantar plantas aromáticas y culinarias como esta siempre es una opción estupenda.
Plagas
Se suele decir de la rúcula que es una planta indestructible ya que es muy rústica frente al ataque de plagas y enfermedades. Si esto suele ser tu punto débil en tu huerto urbano, anímate a probar con esta especie.
Puntualmente, puede verse afectada por algunas plagas como la mariposa blanca de la col (Pieris brassicae) pero puedes llevar a cabo una serie de medidas preventivas. Cubre las hojas con una malla fina para que esta no aove en ellas ya que, con el tiempo, sus huevos se convertirían en voraces orugas.
Otra opción para evitar el ataque de insectos es colocar protectores o trampas para huerto o jardín. Se trata de piezas de plástico que tienen una especie de pegamento que se coloca en el contenedor y, de esta manera, los insectos acaban adhiriéndose a ellas.