En este consejo de jardinería, Iñigo Segurola nos enseña dos variedades de rusco, el Ruscus acueletus y el hypglosum. ¡No te lo pierdas!
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Bricomanía, 25 de enero de 2019
Plantas
En este consejo de jardinería, Iñigo Segurola nos enseña dos variedades de rusco, el Ruscus acueletus y el hypglosum. ¡No te lo pierdas!
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Bricomanía, 25 de enero de 2019
En el consejo de jardinería de hoy, nos adentramos en un bosque de robles para descubrir una planta típica en prácticamente toda la península. Es un arbusto resistente: el rusco.
El Ruscus acueletus desarrolla unos tallos con hojas en forma de punta que pinchan. Es persistente y no cambia de color. Perdura con el mismo aspecto durante todo el año y se expande muy lentamente porque es de muy lenta colonización.
Se adapta a cualquier tipo de tierra, húmeda o seca. Una de sus singularidades es que sus bayas y sus flores salen de la parte trasera de las hojas y, esa flor, cuando se da la polinización y se fecunda, desarrolla unas bolitas verdes que acaban poniéndose rojas. Por ese color rojo se suele utilizar el rusco como sustituto del acebo en las decoraciones navideñas.
El ruscus es una planta autóctona con una aplicación directa en lo que respecta a la jardinería ornamental, debido a su rusticidad, persistencia y desarrollo en las condiciones más adversas.
Os presentamos otra variedad, el Ruscus hypglosum. Sus tallos son muchísimos más largos, las hojas también y no pinchan, son mucho más suaves que las de el acueletus.
La flor, en vez de salir adherida a la parte trasera de la hoja, desarrolla unas ramificaciones laterales rojas y en la coronación de éstas salen unas flores y, tras ellas, las bayas. Su desarrollo es hacia arriba y no aguanta las heladas pero su potencial ornamental, tanto para zonas de sombra de jardines mediterráneos como para hacer arreglos florales, es indiscutible.