A continuación veremos unos conceptos básicos sobre la reproducción y el crecimiento de las hiedras.
Bricomanía, 6 de abril de 2018
Reproducción
A continuación veremos unos conceptos básicos sobre la reproducción y el crecimiento de las hiedras.
Bricomanía, 6 de abril de 2018
La hiedra es una planta que se emplea como trepadora, para cubrir muros y vallas, y como planta colgante o rastrera, para tapizar el terreno. Por ello, es una planta muy utilizada en la jardinería.
En cuanto a sus cuidados básicos, hay que tener en cuenta que la hiedra prefiere los suelos alcalinos, con buen drenaje y ricos en materia orgánica, y los riegos deberán ser cortos y frecuentes.
En esta ocasión, nos centraremos en su ciclo de reproducción y su hábito de crecimiento.
Los frutos de la hiedra son unas bolitas de color negro, del tamaño de un guisante, en cuyo interior están las semillas. Los pájaros comen esos frutos y depositan la semilla en la tierra que, al germinar, será una planta débil, de rama muy flexible, que irá cubriendo el suelo hasta encontrar un soporte, normalmente el tronco de un árbol.
Si nos fijamos en el crecimiento de la hiedra, de esa rama flexible salen unas raíces que permitirán a la planta adherirse al tronco e ir hacia arriba buscando la luz. Una vez que haya llegado a lo alto del árbol, se producirá una diferenciación genética. La planta empezará a florecer y de tener una consistencia flexible, pasará a ser rígida y vellosa. Es entonces cuando las hojas dejarán de tener tres cantos y adquirirán una forma redondeada.
Al florecer podemos esquejar las ramas de tallo rígido. Para ello, impregnamos la base de los esquejes con hormonas de enraizamiento y los colocamos en un pequeño invernadero o tiesto con tierra, enterrándolos unos centímetros. Después, cubrimos con un plástico para que tenga suficiente humedad ambiental y con el paso del tiempo, cuando obtengamos plantas de estos esquejes, conseguiremos una hiedra que nada tendrá que ver con la habitual, de ramas flexibles.
Serán arbustos de consistencia rígida con los que podremos hacer masas redondeadas con un verdor que conservarán todo el año. Además, tendrán unos frutos de color negro, muy apetecibles para los pájaros y que resultan muy decorativos.