¿Es seguro que tu perro se coma las moscas? Lo que nadie te había contado
Comportamiento y peligros
Aunque parezca un juego, comer moscas puede afectar a la salud de tu perro

Si bien es cierto que puede parecer una tontería, podría afectarle mucho más de lo que piensas. Comer insectos puede ser algo natural o bien, un riesgo invisible a tener en consideración.
Lo ves y no sabes si pararles o dejarles hacer
Nos ponemos en situación. Estás tan tranquilo en casa y, de repente, tu peludo da un salto. ¿Qué ha pasado? Ha visto una mosca y la persigue, la atrapa en el aire y… ¡se la come! Entonces, ¿qué hay que hacer? ¿Es normal o puede ser peligroso? Vamos a descubrirlo.
Esta escena descrita anteriormente es más común de lo que muchos creemos, sobre todo en verano, cuando las moscas tienen la carta de libertad para volar por toda la casa.
Aunque ojo, no todo lo que parece inofensivo. Que tu perro se coma una mosca puede parecer una manía curiosa, pero como todo, tiene sus propios matices.

¿Por qué lo hacen? Instinto, aburrimiento y otras razones
Cazar es parte de su naturaleza
En primer lugar, no nos podemos olvidar de que los perros cuentan con un fuerte instinto de caza, a pesar de que vivan a cuerpo de rey.
Y las moscas, debido a su vuelo errático y rápido, despiertan ese reflejo casi de forma automática. Pero también existen otras razones:
- Curiosidad: sobre todo en el caso de los cachorros, que exploran el mundo que les rodea con la boca.
- Aburrimiento: en el caso de que tu mascota no tenga una suficiente estimulación física o mental, jugar a atrapar bichos puede ser todo un auténtico plan.
- Refuerzo accidental: si cuando lo hace, lo celebras o te ríes, él lo repetirá. No te quepa duda alguna. No porque entienda el motivo, sino porque tú te lo pasas bien.
¿Y el peligro? No siempre es tan inocente
Las moscas no son tan limpias como parecen
Que no lo veamos, no significa que no pase. Las moscas están en contacto con excrementos, basura, restos de comida en mal estado y superficies contaminadas. De esta forma, pueden ser portadoras de parásitos o bacterias.
Algunas especies, incluso, pueden contener:
- Larvas (gusanos, sí): Ingeridas por el perro, pueden generar problemas digestivos de diversa índole.
- Toxinas ambientales: En el caso de que el insecto haya estad expuesto a insecticidas o productos químicos, podría suponer un riesgo.
¿Y si ha comido una mosca? Cuándo preocuparse
Lo normal: no pasa nada
En la mayoría de las ocasiones, no hay motivo alguno para alarmarse. Si se ha comido una mosca, lo más probable es que su estómago lo gestione sin más.
Pero atención si ves:
- Vómitos
- Diarrea persistente
- Falta de apetito
- Letargo o cambios de comportamiento
En cualquiera de estos casos, es preferible acudir al veterinario, en mayor medida si tu perro es pequeño o cuenta con problemas digestivos previos.
Cuidado con los insectos que no son moscas
Una cosa es una mosca común y otra muy distinta, una abeja, araña, avispa o escarabajo. Algunos insectos como las abejas pueden picar dentro de la garganta o de la boca, lo que puede provocar desde inflamaciones hasta reacciones alérgicas graves.
¿Y si se come una mariquita? Sí, una mariquita de las que vemos en primavera. Si bien pueden parecer inofensivas, la variedad asiática (de tono amarillo) podría provocar vómitos o irritación bucal.

¿Pueden los insectos ser parte de su dieta?
Sí, puede parecer sorprendente, pero sí. En la actualidad, existen piensos ecológicos que incluyen proteína de insecto. Pero no es lo mismo que comer bichos al azar, claro.
- Sí: proteína de insectos deshidratada, tratada y aprobada.
- No: insectos que tu perro caza por su cuenta y riesgo, sin control sanitario alguno.
Tiene todo el sentido del mundo, puesto que lo natural no siempre es lo más seguro.
¿Y si la mosca viene del cubo de la basura?
Si tu perro se come alguna mosca que haya estado rondando la basura, el riesgo se multiplica como es lógico. Estos insectos pueden llevar restos de alimentos en descomposición, bacterias como salmonella o incluso, huevos de parásitos.
Por lo tanto, cuidado, es mejor prevenir que curar. ¿No crees?