Consejos para combinar tus pendientes y maquillaje de forma correcta

Combinar los pendientes con el maquillaje es una forma de resaltar el color de tus ojos, tu maquillaje y potencia tu rostro. Además del color, es importante tener en cuenta la forma y la largura del pendiente según la forma de la cara.
Los pendientes son un accesorio de moda que centra la atención en el rostro. Cuanto más grandes y vistosos más se potencia ese efecto, y si lo combinas con el tono de tu maquillaje o color de ojos, el resultado puede ser perfecto. Ilumina tu rostro con unos pendientes, la intensidad la pones tú, más pequeños para el día o más grandes y vistosos para la noche.
Pendientes para resaltar el color de tus ojos
Si quieres resaltar el color de tus ojos, elige unos pendientes que intensifiquen su color. Por ejemplo, pendientes en tonos tropicales (verde, rosa, azul...) para ojos verdes, pendientes color turquesa para ojos azules o pendientes negros para ojos oscuros, combinando eyeliner y sombras de ojos en el mismo color.

Pendientes para resaltar el maquillaje de tus ojos
Otra opción puede ser que lo que quieras resaltar no sea el color de tus ojos, sino el maquillaje, un eyeliner o una sombra de ojos.

Pendientes para marcar un estilo
En otras ocasiones los pendientes no tienen por qué ir en el mismo color que tus ojos o maquillaje, ya que su función es marcar un estilo, es decir, un pendiente más festivo y sofisticado para la noche, un pendiente más formal como una perla pequeña o acrílicos si quieres conseguir un look más ochentero.

Pendientes para resaltar los labios
Si quieres resaltar tu boca, elige unos pendientes largos y combina el color de pendientes con el color del pintalabios que más te favorece. Combinar un labial en rojo con un vistoso pendiente en el mismo color es una buena manera para disimular el acné.

Pendientes que van con el tono de tu piel
Seguro que has leído en alguna ocasión algo sobre la teoría de las cuatro estaciones, en la que cada persona pertenece a una gama de colores que nos favorecen según nuestro color de piel, pelo y ojos.

Resumiendo, hay dos gamas: la cálida y la fría. La primera está asociada a los tonos dorados, mientras que la segunda lo está a plateados.
Un sencillo truco para saber a qué gama perteneces es identificar si el color de tus venas es más azulado o más verdoso. Puedes hacerlo en tu antebrazo.
Si tus venas son más azuladas perteneces a la gama de los colores fríos, mientras que si tus venas son más verdosas eres de la gama de los colores cálidos.