La naturaleza nunca deja de sorprendernos, y cada vez que profundizamos más en la biodiversidad general y, en concreto en la vegetal, más sorpresas podemos encontrar. ¿Sabías que existen plantas sin color? ¿Y que las personas no somos los primeros animales en utilizar placas solares?
En este artículo hablaremos sobre las plantas albinas y muchas curiosidades relacionadas con la ecología de estas especies.
¿Cómo puede alimentarse una planta sin ingerir comida?
Una característica que todos conocemos sobre las plantas es su capacidad para producir su propio alimento a partir de luz solar, agua, CO2 y nutrientes del suelo.
Esta capacidad que tienen las especies vegetales hace que en su conjunto se conozcan como organismos autótrofos, a diferencia de otras formas de vida, como hongos y animales, que necesitan consumir alimento y que, por ello, se les conoce como heterótrofos.
Este autotrofismo, en la inmensa mayoría de los casos, se puede llevar a cabo gracias a una molécula muy especial: la clorofila.
La clorofila: la molécula que hace vivir a las plantas (y les da color)
Esta molécula, de la que ya hablamos en otro artículo, actúa como pequeñas placas solares que se encuentran en cada una de las células del tejido verde de una planta y que se encarga de capturar la energía que llega a la Tierra proveniente del Sol y generar moléculas de alimento como la glucosa.
¿Por qué las plantas son verdes?
Esta función que hacen las plantas, a las que también se las conoce en ecología como productores primarios, permite mantener las cadenas tróficas de todos los ecosistemas, ya que son las encargadas de transmitir esta energía al resto de formas de vida.
Sin esta molécula, las plantas no podrían producir su propio alimento y, por tanto, dejarían de ser autótrofas. Es por este motivo que todas ellas, aunque su color no sea verde si no de otras tonalidades, tienen está molécula para poder sobrevivir.
¿Hay plantas sin color? La realidad sobre las plantas albinas
Algo que tenemos muy claro los biólogos es que la palabra siempre está prohibida en esta rama de la ciencia, por lo que siempre hay curiosas excepciones en la naturaleza. ¿Se te ocurre cómo podría vivir una planta sin esta molécula?
Costilla de Adán o Monstera deliciosa
Así es, en la naturaleza podemos encontrar algunas especies vegetales que carecen de color y que, al igual que ocurre con algunas personas que carecen de melanina, se las conoce como plantas albinas.
¿Cómo viven y crecen las plantas con albinismo?
Aunque cualquier planta puede ser albina, ya que esto está provocado por una mutación genética, no todas pueden sobrevivir a esta condición. Si en la naturaleza al germinar una semilla la plántula no puede realizar la fotosíntesis, es bastante probable que a los pocos días de su germinación muera al consumir todos los recursos con los que contaba la semilla sin poder generar nuevo alimento. Sin embargo, existen algunos individuos albinos y completamente funcionales en la naturaleza ¿Cómo lo hacen?
El secreto está en que no todas las plantas son únicamente fotosintéticas, sino que existen algunas especies que tienen una estrecha relación simbiótica con hongos micorrícicos que no solo les permiten ampliar la superficie de absorción de nutrientes y agua, sino que también les permite adquirir carbono a través de sus raíces. Esto significa que hay especies vegetales que son, por un lado, autótrofas y, por otro lado, heterótrofas ¡Lo mejor de los dos mundos!
Cephalanthera falcata
Hace un par de años, la comunidad botánica se vio sorprendida por un hallazgo que podría ayudar a entender la evolución vegetal: Se habían encontrado individuos de una orquídea silvestre de la especie Cephalanthera falcata que eran completamente albinos, funcionales y con un desarrollo similar a otros ejemplares no albinos de la misma especie.
El secreto de este éxito en el albinismo es que esta especie es mixotrófica (que se alimenta, en parte, gracias a los hongos) como hemos comentado anteriormente, por lo que, aunque normalmente se alimenta por fotosíntesis, llegado el caso puede alimentarse únicamente de manera heterótrofa gracias a sus compañeros fúngicos.
Helecho cristal o helecho lechuga (Polypodium polycarpon)
Sin embargo, esta es una verdadera excepción en la naturaleza, al igual que ocurre con las secoyas fantasmas que cumplen con la misma condición.
Este caso es algo más difícil que se dé, aunque se conocen varios casos, ya que no se alimentan gracias a su interacción con hongos, sino que logran sobrevivir (a duras penas) siempre que se encuentren los suficientemente cerca de una secoya fotosintéticamente funcional a la cual puedan robarle parte de su producción a través de la introducción de sus raíces. En este caso, la única opción que tienen estos individuos para sobrevivir es el parasitismo (un tipo de simbiosis), algo que es más común en la naturaleza de lo que podríamos creer.
Un caso muy curioso es el contrario al albinismo, en el que una forma de vida no pierde clorofila, sino que la gana. Esto no ocurre en las plantas (que de por sí cuentan con esta molécula) sino que ocurre con una pequeña babosa de mar llamada Elysia chlorotica y que tiene el curioso honor de ser el primer animal fotosintético del que tenemos constancia.
Esta babosa no nace con clorofila, sino que es a lo largo de su vida, conforme se va alimentando de una microalga marina (Vaucheria litorea), logra almacenar los cloroplastos (donde se encuentra la clorofila) de esta alga en las células de las paredes de su estómago, sin llegar a digerirlas.
Vaucheria litorea
Esta decisión de conservar la clorofila le permite sobrevivir largas temporadas en el caso de no encontrar esta especie de alga sin ingerir alimento, gracias a que la clorofila le da la energía necesaria. Se trata por tanto del primer caso de un animal que no solo es autótrofo, sino que adquiere el autotrofismo a lo largo de su vida gracias a su interacción con otras especies ¡Eso sí que es actuar de manera sostenible!
Como has visto, la naturaleza nunca deja de sorprendernos, y ahí donde haya alguna carencia siempre buscará la forma de lograr sobrevivir sea como sea. ¿Conoces alguna especie de planta curiosa?