Basta con salir a pasear por un bosque o por
nuestro propio jardín para comprobar que la naturaleza es verde y no de otros colores . Pero, ¿por qué ese y no otro ?, ¿qué ocurre durante
el otoño?, ¿por qué hay algunas especies concretas que presentan colores diferentes al verde? A continuación, damos respuesta a todas estas cuestiones tan interesantes.
¿Por qué las plantas son de color verde?
La respuesta a por qué el verde es color predominante es muy sencilla: se debe a la clorofila. La clorofila es una molécula que encontramos predominantemente en las hojas y otros tejidos verdes de las plantas, como ocurre en tallos o algunas raíces, como en el caso de las orquídeas.

Este es el pigmento que permite a las plantas realizar la fotosíntesis, proceso por el que generan su propio alimento y actúan como fuente de recursos para el resto de organismos.
Existen muchos otros pigmentos, que seguidamente comentaremos, pero la clorofila es, con diferencia, el más abundante. Esto es debido a que, solamente con dos tipos de clorofilas diferentes, las plantas son completamente funcionales respecto a la capacidad de absorción de la luz.
La luz solar, un factor clave
Como hemos comentado, el motivo del color de las plantas es una adaptación para poder capturar la luz solar, por lo que es fundamental comprender exactamente qué es esta luz. Se trata de una onda que incluye diferentes longitudes de onda (diferentes colores) a la vez, de ahí, por ejemplo, la existencia del arcoíris.
Algo clave y que debemos tener en cuenta es que, cuando una planta es de color verde, se debe a que ese es el único color que no es absorbido por la planta, y por ello podemos verlo.

Estos colores que componen la luz no tienen las mismas características y hay unos que aportan más energía que otros, por lo que no todos son igual de importantes.
Esto ocurre con los colores azul y rojo, debido a ser extremadamente enérgico el primero y cuantiosamente abundante el segundo. Así, las plantas han evolucionado para sacar el máximo partido posible al Sol, adaptándose a absorber los colores más importantes.
Sin embargo, esto puede no acabar de convencernos. Como podremos pensar, cuanta más energía, mejor, ¿no? Bueno, esto no es del todo correcto. Imaginemos que tenemos aparcado nuestro vehículo al sol en pleno mes de agosto y sin sombra: es evidente que mucha luz conlleva un exceso de temperatura que puede resultar fatal. Pues a las plantas, igualmente les puede resultar fatal. ¿Cómo puede hacer para no absorber toda esa energía solar, pero sí la suficiente y de manera constante? La respuesta es sencilla: excluyendo parte de esa luz, como la que representa el color verde.
A pesar de esto, los científicos no saben aún hoy a ciencia cierta por qué el color verde ha sido excluido por la clorofila y nos ha salvado de vivir en un mundo con jardines negros, aunque hay algunas teorías sobre su origen: parece que todo se debe al inicio de la fotosíntesis en el profundo océano primitivo, donde la luz verde no alcanzaba a los microorganismos y simplemente aprendieron a realizar la fotosíntesis sin necesitar la energía de ese color (¡Menos mal!).
¿Por qué las plantas pierden el color verde en otoño?
Como habrás podido comprobar, durante el otoño ocurre uno de los eventos naturales que, desde temprana edad, más nos sorprende: las hojas de muchos árboles cambian de color, perdiendo las tonalidades verdes y apareciendo otras como las amarillas, las marrones o las rojas.

Esto ocurre porque la clorofila es una molécula muy frágil debido a su actividad y su exposición al sol, por lo que tiene una vida muy corta y debe producirse continuamente para reponerse.
En otoño hay menos horas de Sol y las condiciones climáticas son más desfavorables que en verano, por lo que la actividad fotosintética disminuye y la clorofila apenas puede realizar su
función. Esto hace que, junto a otros pigmentos, deje de fabricarse y podamos ver algunos colores que siempre han estado ahí, pero que la clorofila había escondido, como ocurre con los producidos por los carotenoides y los flavonoides.
Sin embargo, existen diferencias en los colores en función del continente en el que nos encontremos, ya que mientras en el europeo los árboles se mantienen de color marrón o amarillo por la pérdida de clorofila, en árboles de los continentes americano y asiático se produce generalmente un viraje hacia el color rojo.

Esto se debe a que en los árboles de estos lugares se comienzan a fabricar unas moléculas llamadas antocianinas, que les da ese característico color rojo. Aún no sabemos seguro por qué ocurre esto, aunque parece que sirve como mecanismo de disuasión contra insectos como los ácidos y pulgones que aprovechan esas fechas para colocar sus huevos o bien como protector contra la radiación solar.
¿Por qué hay plantas con hojas que no son verdes?
Existen plantas de colores diferentes al verde, siendo muchas veces esto una característica de enorme valor ornamental por su vistosidad. Algunos ejemplos son la Aglanoema modestum, las pertenecientes al género Fittonia, Tradescantia o la Begonia rex.

Esto es debido a la presencia abundante de otros pigmentos que conviven con la clorofila (que en estos ejemplares se encuentra en una menor concentración). Son los carotenoides, que
aportan tonalidades naranjas, marrones o amarillas y las antocianinas, que aportan tonos púrpuras y rojos.
Otros pigmentos diferentes al verde
1. Carotenoides
Los carotenoides son una familia de pigmentos capaces de absorber la luz violeta y la verde azulada. Aunque se encuentran en las hojas acompañando a la clorofila, donde es realmente abundante es en los frutos. Esto se debe a que los vegetales las utilizan como reclamo para atraer animales y así ser ayudados en la dispersión de sus semillas.

Su función principal en las hojas es ayudar a capturar la luz para la fotosíntesis y deshacerse del exceso de energía solar, disipándola en forma de calor y protegiendo así a las hojas.
2. Antocianinas
Son pigmentos especialmente abundantes en tejidos de colores diferentes al verde, como ocurre en los pétalos de las flores. Una de sus funciones ya la hemos comentado en el caso del cambio de color folial en otoño.
Por otro lado, existen especies, como las pertenecientes al género Tradescantia, que utilizan este pigmento para captar la luz y reflejarla hacia regiones con clorofila, de manera que, aunque habiten en lugares sombríos, sacan el máximo partido a la luz que las alcanza.

Como hemos podido ver, la cromática de las plantas es apasionante, y quedan muchos más misterios por descubrir. Pero hay algo que tenemos claro: sin importar en qué estación del año nos encontremos, siempre es un buen motivo para mirar alrededor y admirar los colores de la naturaleza.