La flor es el órgano reproductivo por excelencia en el mundo vegetal y un bien muy preciado en nuestros jardines.Son muchas las plantas que producen flores y estas pueden ser muy variadas.
¿Sabes que la flor tiene diferentes partes? ¿O para qué producen flores las plantas? En este artículo hablaremos de las diferentes partes de la flor, qué función realiza cada una de ellas y cómo son las diferentes formas de reproducción que existen.
La primavera es la estación favorita de los amantes de la jardinería, probablemente, porque la naturaleza se despierta tras el letargo del invierno y, conforme las plantas comienzan a activarse de nuevo y a crecer, se produce uno de los acontecimientos más importantes de los ecosistemas: la reproducción vegetal.
Campo de margaritas en primavera
Esta ocurre de muchas formas distintas, en función de lo evolucionada que esté la especie que examinemos. Aunque, para los amantes de las plantas, el órgano reproductivo por excelencia es la flor.
Aquellas plantas que se reproducen mediante flores y que, al polinizarse, dan lugar a los frutos reciben el nombre de angiospermas, y conforman el grupo de plantas más evolucionadas que existen actualmente.
El mundo de la reproducción vegetal es apasionante, pero en este artículo nos centraremos en una de las reproducciones más conocidas: la reproducción sexual mediante flores.
Flor: partes y tipos
La flor es un órgano muy delicado que se cree que surgió hace unos 150 millones de años a partir de hojas que fueron mutando hasta adquirir funciones no fotosintéticas: la función reproductiva. Por tanto, las diferentes partes de una flor tienen un origen común, aunque cada una de ellas se ha ido modificando para especializarse y para que la reproducción sea más efectiva.

Es un órgano tan importante y característico de cada especie, que es una de las formas más sencillas de diferenciar las plantas, aunque estas tengan un gran parecido con el resto de sus partes. Por este motivo, los botánicos llevan siglos clasificando las diferentes especies en función de su flor.
Partes de la flor y sus funciones
Las flores cuentan con las siguientes partes:
1. Pedúnculo. El pedúnculo, que es la última sección del tallo, en cuyo extremo se encuentra el receptáculo, un pequeño ensanche del vástago en el que se encuentra la flor.
2. Perianto. El perianto es la envoltura floral que protege a la flor. Se trata de hojas modificadas que pertenecen a la estructura floral, pero que no tienen una función reproductiva, por lo que son partes estériles de la flor.
Se divide a su vez en sépalos, similares a hojas y de color verde, cuyo objetivo es proteger a la otra parte del perianto, y en pétalos, que tiene la finalidad de atraer a los animales polinizadores.
Partes de una flor
Son los pétalos los que sirven principalmente para diferenciar unas flores de otras, teniendo a su vez una función evolutiva, ya que, poco a poco, se han ido especializando en una especie polarizadora concreta, de ahí la gran diversidad de formas y colores que las flores tienen para ajustarse a la diversidad de insectos que existen.
3. Estambre. El estambre, por su parte, es el órgano masculino de la flor, en el que se produce el polen. Se trata de un filamento, en sí estéril, que contiene una parte terminal llamada antera, que es realmente la parte fértil de la flor, en la que se producen los granos de polen.
4. Pistilo. Finalmente, el pistilo es el órgano femenino de la flor, y está conformado a su vez por el estilo, una estructura tubular, el estigma, la parte superior de esa estructura, y el ovario, donde se encuentran los óvulos vegetales. Es en esta última parte del pistilo al que el polen acaba finalmente llegando si la polinización tiene lugar, y es donde se une con el óvulo vegetal, ocurriendo la fecundación y desarrollándose la semilla.
Tipos de flores
En la naturaleza encontramos, tanto flores completas, que son aquellas que contienen partes reproductoras masculinas y femeninas, por lo que también son conocidas con el nombre de "hermafroditas"; como flores incompletas, que son aquellas que solo cuentan con una de las dos partes reproductivas y que, por tanto, requieren obligatoriamente de otro ejemplar para su reproducción.
Flores hermafroditas de la planta del tomate
Por este motivo, las especies que tienen flores completas pueden emplear a otro individuo para reproducirse (siendo esto lo ideal para aumentar la variabilidad de la descendencia); o pueden hacerlo de manera independiente, empleando dos flores distintas del mismo individuo, o incluso una única flor. En este último caso, el polen viaja de los estambres al pistilo sin llegar a salir de la estructura floral.
¿Cómo interviene la flor en la reproducción vegetal? Tipos de polinización:
Como ya hemos apuntado, la parte masculina de la flor, los estambres, producen polen con el objetivo de alcanzar el estigma del pistilo (la parte femenina), para fecundar y desarrollar posteriormente las semillas. En función de cómo se transporta ese polen de una parte de la flor a otra, definimos el tipo de polinización.
La polinización mediante insectos se conoce como entomófila y es un evidente caso de simbiosis entre plantas angiospermas e insectos, como las mariposas, abejas, avispas o polillas.
Estos llegan a las flores buscando néctar o polen que puedan utilizar como alimento, por lo que acaban impregnados de polen que van esparciendo al trasladarse de flor en flor para seguir alimentándose.
El néctar cumple específicamente este objetivo, ya que es producido por los nectarios, unas glándulas productoras que se encuentran ubicadas de tal forma que, si el insecto quiere acceder a ese néctar, debe atravesar los estambres impregnados de ese polen.
Abejas polinizando un diente de león
Esta es la forma más optima de que ocurra la reproducción vegetal, aunque también tiene sus inconvenientes, ya que esta dependencia de otra especie para la reproducción hace que, si la especie polinizadora desaparece del ecosistema, la planta no tenga los mecanismos necesarios para poder reproducirse.
Por su parte, la polinización mediante el aire, también llamada anemófila, es más antigua que la anterior, aunque su objetivo continúa siendo el mismo que en la polinización entomófila: que el polen pueda llegar del estambre al pistilo, aunque en este caso no medie ninguna otra especie.
Esto hace que la reproducción pueda ser algo más complicada, ya que puede darse que el aire no transporte el polen de una flor, concretamente a otra de la misma especie, mientras que en el caso de los insectos esto es más sencillo que ocurra.
Existen otros muchos tipos de polinización, aunque son menos frecuentes, como la polinización zoófila, en la que el polen es transportado por animales (no insectos), la ornitófila, en la que los animales transportadores son aves, siendo un clásico ejemplo la polinización que hace el colibrí, o la hidrófila, en la que la polinización se produce gracias al movimiento del agua.
¿Cuáles son los problemas actuales a los que hace frente?
Por desgracia, la actual crisis climática y la pérdida de biodiversidad, conllevan un efecto cascada por el que, la pérdida de polinizadores, produce la merma de la diversidad vegetal.
En muchas ocasiones hay que recurrir a la polinización manual, transportando el polen desde los estambres a los pistilos por la acción humana, normalmente mediante el empleo de pinceles. Esta técnica conlleva una pérdida de la diversidad de la especie, y un gran esfuerzo que encarece los productos florales. Consecuencia de esto puede ser la aparición de periodos de hambruna si no tratamos de conservar la diversidad de insectos polinizadores y, por ende, la reproducción vegetal.
Planta germinando
Como habéis podido leer, las flores son unas estructuras fascinantes que han posibilitado la gran diversidad vegetal que podemos apreciar actualmente.
Seguro que la próxima vez que observéis una flor, no contemplaréis solo su hermosa belleza, sino también todo lo que la polinización conlleva. Además, con un poco de suerte, podréis ver cómo la vida se abre paso a partir de ellas, igual que lo hace el Sol de la primavera.