La mejor tarta de queso de Madrid en 2025 no está en la capital (y querrás escaparte a por ella)
postre ganador
Un obrador histórico y productos locales conquistan el primer puesto

La tarta que ha conquistado Madrid (aunque no esté en el centro)
Cada año, el Día Mundial de la Tarta de Queso (30 de julio) nos invita a rendir homenaje al postre más querido del momento. Pero este 2025 hay una razón más para celebrarlo: la mejor tarta de queso de Madrid ha sido coronada en el concurso anual de la Asociación de Cocineros y Reposteros de Madrid (ACYRE) y no está en la capital, sino en San Lorenzo de El Escorial.
La creación ganadora es obra de Nacho Pontón, pastelero de la Pastelería Pontón, un obrador con historia que lleva desde 1985 elaborando dulces con personalidad.
El certamen, celebrado por quinto año consecutivo en el Centro de Innovación Gastronómica de la Comunidad de Madrid, ha coronado esta cheesecake por su textura suave, su sabor elegante y su base sorprendente.
¿Qué tiene de especial la cheesecake de Pontón?
Todo. O casi todo. La tarta de queso de Nacho Pontón ha sido elegida como la mejor de Madrid en 2025 por su equilibrio entre cremosidad, sabor y originalidad. Su elaboración combina dos quesos madrileños con sello de calidad: queso de cabra madurado La Laguna, con personalidad y sabor intenso, y queso crema de Albe Lácteas del Jarama, que aporta suavidad y textura.
La mezcla da como resultado una tarta especialmente cremosa pero con cuerpo, que no se deshace al cortarla. La base, lejos de la clásica galleta, se elabora con tejas de almendra, lo que añade un punto crujiente y diferente. Para rematar, se presenta con una mermelada de higos, fruta de temporada que aporta un toque afrutado y natural.

Según los organizadores del concurso, el conjunto destaca por su ejecución precisa y por el uso de ingredientes locales y de calidad, un detalle que ha pesado en la decisión del jurado.
¿El resultado? Un bocado elegante, equilibrado y diferente.
Recomendación: si vas este verano, reserva antes o madruga, porque va camino de agotarse cada día.
Las otras finalistas que también merecen tu visita
Maritta (2ª posición)
Una tarta sin gluten, ligera, con queso fresco de cabra de Miraflores. Viene acompañada de helado de pistacho, crumble de frutos secos y compota de frutos rojos. Ideal si prefieres versiones menos dulces.

Latasia (3ª posición)
El tercer premio ha sido para el chef Roberto Hernández, del restaurante Latasia, con una propuesta de corte más gastronómico y elaborada al detalle. Su tarta se prepara con queso Suerte Ampanera de cabra ecológico con moho blanco, un ingrediente que aporta intensidad y carácter, junto a nata Priégola y huevos de Granjas Villarreal.
Se hornea en cazuela individual y se sirve fría, con una presentación cuidada que se completa con un crumble sin gluten y un gel de madroños, un guiño castizo con sabor local. El resultado, según el jurado, es una tarta untuosa, sabrosa y con personalidad, que destaca por su equilibrio entre técnica y sabor.

¿Qué tiene que tener una tarta de queso perfecta?
Aunque cada comensal tiene sus preferencias -más dulce, con más sabor a queso, con o sin base-, las tartas de queso que destacan de verdad suelen compartir ciertas características que las hacen memorables:
- Textura cremosa pero con estructura: ni demasiado líquida ni compacta. La clave está en que sea fundente al paladar pero mantenga su forma al cortar. Esa untuosidad es uno de los factores que más valora tanto el público como los expertos.
- Sabor equilibrado: debe notarse el queso, pero sin resultar agresivo ni empalagoso. Algunas versiones incorporan quesos con más carácter (como el de cabra madurado o el azul), mientras que otras apuestan por mezclas suaves que aportan delicadeza sin perder identidad.
- Ingredientes de calidad: los mejores quesos, huevos camperos, nata fresca y una base artesanal pueden marcar la diferencia. En los últimos años ha crecido el interés por usar productos locales con denominación o sello de calidad, como se ha visto en el concurso de ACYRE Madrid.
- Un punto diferenciador: ya sea una base original (como tejas de almendra o frutos secos), un toque afrutado (mermeladas de temporada, geles cítricos), o una presentación sorprendente, las tartas que dejan huella no se limitan a seguir la fórmula tradicional. Innovan sin perder la esencia.
La tarta de Nacho Pontón cumple con todos estos elementos: técnica, producto y personalidad. Y ahí está la clave de su éxito.
Celebra el Día Mundial de la Tarta de Queso como se merece
El 30 de julio es la excusa perfecta para rendir homenaje a uno de los postres más queridos del mundo. Y este 2025, con el ranking recién actualizado del concurso de ACYRE Madrid, la celebración sabe aún mejor.
Puedes organizar una ruta del cheesecake por la Comunidad de Madrid y probar las tres mejores tartas del año: la ganadora de Pastelería Pontón en San Lorenzo de El Escorial, la versión sin gluten de Maritta, o la propuesta más gastronómica del restaurante Latasia.
Pero si tu amor por la tarta de queso va más allá, no te limites a Madrid. El fenómeno es nacional (y global). Basta con recordar:
- La icónica tarta de queso de La Viña (San Sebastián), que inspiró cientos de versiones en todo el mundo.
- La sorprendente ganadora de 2024, elaborada con queso puro de oveja y aceituna kalamata, una combinación que rompió moldes.
- Las tartas de Kava (Marbella), Fismuler (Madrid) o Estimar (Barcelona), que siguen apareciendo en todos los rankings foodie.
Y en el panorama internacional, las versiones japonesas tipo soufflé o las cremosas y especiadas cheesecakes de Nueva York.
Además, muchas pastelerías aprovechan este día para lanzar ediciones limitadas o reinterpretaciones creativas de sus tartas más emblemáticas. Conviene seguirles la pista en redes sociales, porque más de una se agota en pocas horas.
Porque si algo está claro es que la tarta de queso ya no es un postre más. Es un clásico moderno en plena evolución, capaz de combinar tradición, creatividad e ingredientes de cercanía. Y cada año, tanto en Madrid como en el resto del país, el nivel sube. Lo que antes era un capricho ocasional, hoy es casi una religión para los amantes del dulce.