Ketchup: el condimento que empezó como salsa de pescado
¿Sabías que el ketchup no nació como salsa de tomate? La historia del ketchup es tan sorprendente como sabrosa. Lo que hoy conocemos como uno de los condimentos más populares del mundo tiene un pasado que se remonta siglos atrás y que muy poco tiene que ver con las patatas fritas o las hamburguesas.
Un condimento sin tomate
Aunque muchos asocian el ketchup automáticamente con el tomate, la receta original no llevaba ni rastro de esta fruta. El término "ketchup" proviene, probablemente, del chino ke-tsiap, una salsa fermentada a base de pescado que los comerciantes utilizaban para condimentar sus platos hace más de 500 años.
Este condimento era salado, umami y de sabor fuerte, y se parecía más a una salsa de soja con pescado que al ketchup actual. Los marineros británicos lo descubrieron en sus viajes por el sudeste asiático en el siglo XVII y lo llevaron a Europa, donde la receta fue evolucionando con los ingredientes disponibles.
Ketchup como medicina
Una de las curiosidades sobre el ketchup más sorprendentes es su uso medicinal en el siglo XIX. En 1834, el doctor John Cook Bennett propuso una versión del ketchup hecha con tomates, a la que atribuyó propiedades curativas para dolencias como la indigestión, la diarrea e incluso la ictericia.
Se llegaron a vender pastillas de ketchup como remedio médico, y la idea de que el tomate tenía beneficios para la salud ayudó a popularizar su consumo. Este enfoque medicinal no duró mucho, pero sí abrió la puerta al uso del tomate en la receta que conocemos hoy.
El ketchup como lo conocemos
El ketchup moderno comenzó a consolidarse en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Uno de los nombres clave en su historia es Henry J. Heinz, quien en 1876 lanzó su propia versión de la salsa de tomate, apostando por un producto sin conservantes artificiales, más espeso y con más azúcar que sus predecesores.
Heinz también fue pionero en el uso de envases de vidrio transparente para demostrar la pureza y calidad de su producto, en una época en la que muchas salsas comerciales eran adulteradas. Esta decisión fue clave para ganarse la confianza del consumidor y consolidar la marca.
Desde entonces, el ketchup se ha convertido en un aderezo global, presente en cocinas de todo el mundo. Si bien sigue siendo indispensable en la gastronomía estadounidense, también ha sido adaptado a los gustos de otros países, dando lugar a versiones picantes, con curry o incluso con ajo negro.
Más que salsa para hamburguesas
Aunque en la actualidad el ketchup se asocia sobre todo con hamburguesas, perritos calientes y patatas fritas, su uso es mucho más versátil. En algunos países asiáticos se utiliza para cocinar arroz frito, como en el caso del popular omurice japonés, un plato de arroz salteado cubierto con tortilla y decorado con ketchup, que se ha convertido en un icono del comfort food nipón. En Filipinas existe una versión elaborada con plátano en lugar de tomate, conocida como banana ketchup.
Además, el ketchup es la base de muchas otras salsas, como la salsa rosa, la barbacoa casera o incluso algunos aliños de ensalada. Si eres fan de lo casero, puedes prepararlo tú mismo en esta receta de hamburguesa de pollo con kétchup casero.
El origen del ketchup y su evolución demuestran cómo los alimentos viajan, cambian y se adaptan a nuevas culturas. Lo que empezó como una salsa fermentada de pescado en Asia ha terminado siendo uno de los condimentos más populares del mundo.
La próxima vez que pongas ketchup en tus patatas, recuerda que estás añadiendo a tu plato una salsa con más de 500 años de historia. Y que, aunque hoy no la tomarías como medicina, durante un tiempo también fue eso: un remedio de botica que acabó conquistando el mundo.