Así son los pimientos de Gernika que cada otoño brillan en el mercado del Último Lunes de octubre
Producto de temporada
Mide de 6 a 9 centímetros, con piel fina, tersa y un tono verde intenso
Si hay un día marcado con fosforito en el calendario de los gernikeses, ese es el Último Lunes de Octubre, o Urriko Azken Astelehena. Una cita que llena el centro del pueblo de puestos y se subasta el mejor queso de la temporada. Pero entre tantos productos locales, hay uno que brilla con luz propia: los pimientos de Gernika. ¿Qué los hace tan especiales? Te lo cuento en las siguientes líneas.
Cada otoño, en el mercado del Último Lunes de Octubre de Gernika, hay un protagonista indiscutible: el pimiento de Gernika.
Pequeño, verde y brillante, es uno de los productos más apreciados de la cocina vasca y de su huerta.
Qué son los pimientos de Gernika
El pimiento de Gernika pertenece a la especie Capsicum annuum. Crece en las zonas de clima atlántico del País Vasco, especialmente en Bizkaia y Gipuzkoa, y en algunos municipios del norte de Álava.
Tiene un tamaño de entre 6 y 9 centímetros, una anchura de 2 a 3, piel fina y tersa, y un color verde intenso.
Su forma es alargada y termina en una punta cónica, a veces algo curvada.
Su producción se extiende de mayo a octubre, aunque depende del clima de cada año.
Desde que se planta hasta que se recoge pasan entre 30 y 60 días. El agricultor debe cortarlo a tiempo, sin dejar que madure demasiado, para mantener su textura tierna y su sabor suave.
Este pimiento cuenta con Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) ‘Pimiento de Gernika / Gernikako Piperra’, un sello que garantiza que ha sido cultivado y seleccionado bajo los estándares de calidad del Gobierno Vasco.
Dónde crece y por qué solo aquí
El pimiento de Gernika se cultiva en un entorno muy concreto. Necesita humedad alta, temperaturas suaves y poca oscilación térmica.
Los suelos deben ser ligeramente ácidos y con buena circulación de aire para favorecer la polinización.
Estas condiciones se dan especialmente en el litoral vasco y las comarcas interiores de clima atlántico.
Los municipios de Urkabustaiz, Zuya, Zigoitia, Legutiano y Aramaio, así como zonas de Ayala, Llodio y Amurrio, forman parte del territorio autorizado. En todos ellos, los agricultores cuidan el cultivo con métodos tradicionales.
Una historia que viaja desde América
El pimiento llegó a Europa tras el descubrimiento de América. En 1493 ya se introducía en España, y pronto se extendió por el País Vasco.
En sus inicios, se cultivaba como fruto rojo, destinado a secarse y usarse en embutidos o guisos. De ahí nació el pimiento choricero, otro clásico vasco.
Con el tiempo, los agricultores empezaron a apreciar el fruto verde, más tierno y jugoso.
Así se consolidó el pimiento de Gernika, que se adaptó perfectamente al clima y al gusto local. Ya en los años ochenta, su cultivo era uno de los más rentables en la horticultura vizcaína.
Por qué se llama ‘pimiento de Gernika’
Durante años se conoció como ‘pimiento de Bizkaia’. Sin embargo, su fama se consolidó gracias al mercado de los lunes en Gernika, especialmente el Último Lunes de octubre, cuando los productores llevaban sus mejores cosechas. Ese mercado, que hoy sigue siendo una cita obligada, dio nombre definitivo al producto.
Cómo se preparan
El secreto del pimiento de Gernika está en su sencillez. Solo se necesita aceite y sal. Se lavan, se secan bien y se fríen enteros en una sartén con aceite caliente. Hay que moverlos con suavidad para que se doren de forma uniforme.
Al sacarlos, se colocan sobre papel absorbente y se espolvorean con sal gorda o en escamas.
Algunos prefieren dejarlos verdes y tiernos; otros, tostados y con la piel un poco oscura. En cualquier caso, deben servirse calientes.
Aunque se suelen comer fritos, también pueden asarse o acompañar platos de carne y pescado. En bares y sidrerías, se sirven como ración o guarnición, igual de valorados que un buen pan o un vino joven.
Qué los hace diferentes
Hay muchos pimientos verdes en el mundo. El de Gernika comparte protagonismo con otros famosos como el pimiento del Padrón o el pimiento de Isla (Cantabria).
El del Padrón es más pequeño y redondo; el de Isla, más grande. El de Gernika se queda justo en medio: tamaño intermedio, piel fina y carne tierna, sin rastro de picante.
También se diferencia del pimiento de Espelette, cultivado en el País Vasco francés. Este último se deja madurar y secar hasta volverse rojo, y se usa molido como especia. El de Gernika, en cambio, se disfruta fresco y verde, sin dejarlo secar.
Propiedades y valor nutricional
A pesar de que se fríen, los pimientos de Gernika son ligeros y saludables. Contienen vitamina C, A, E, B6, B3, B2, B1 y ácido fólico. También aportan potasio, fósforo, magnesio y calcio.
Son ricos en fibra y antioxidantes, especialmente betacarotenos, que ayudan a prevenir enfermedades cardíacas y problemas de visión. Tienen poco sodio y pocas calorías, lo que los hace ideales en dietas bajas en sal.
Solo hay una advertencia: no son recomendables para personas con gastritis o úlceras, ya que pueden irritar la mucosa del estómago.
Esta pequeña joya verde forma parte del paisaje gastronómico vasco, presente tanto en las cartas de los restaurantes como en las tascas que aún sobreviven. Es un producto de huerta que no necesita más adornos para conquistar: basta un mordisco para entender por qué.