Alimentación infantil en verano: guía práctica
consejos nutricionales
Apunta los consejos de una nutricionista para adaptar su alimentación al verano

Con el calor, el cuerpo pide otras cosas. Lo mismo les ocurre a los más pequeños: comen menos, beben más y necesitan alimentos más frescos. Según explica Nuria Moreno, nutricionista especializada en alimentación infantil, ‘en verano los niños suelen estar más inapetentes, como nos pasa a nosotros. A veces tienen energía, pero no apetito. Lo importante es no forzar y ofrecer opciones adaptadas a la estación.
La clave está en adaptar la alimentación que se realiza de forma habitual durante el resto del año, no en cambiarla por completo. Por eso, hemos recopilado los mejores consejos para una alimentación infantil saludable durante el verano, incluyendo ideas de menú, snacks seguros para llevar a la playa y pautas útiles para disfrutar sin agobios.
Hidratación: la clave del verano
La deshidratación es uno de los riesgos más comunes en verano, sobre todo en menores.
Por eso, en menores de 12 meses es fundamental mantener la lactancia, ya sea materna o de fórmula, a demanda, ya que es su fuente principal de líquidos.
En mayores de 12 meses, se puede ofrecer agua fresca a libre disposición y de forma frecuente, aunque no la pidan.

Si cuesta que beban agua, puedes probar con frutas ricas en agua, como la sandía o el melón o batidos naturales con yogur.
Y por supuesto, el ejemplo importa, como en todos los ámbitos de la educación. Si los niños te ven beber agua con gusto, comer fruta fresca o preferir un batido casero antes que un refresco, será más fácil que lo integren en su rutina.
Comidas ligeras y apetecibles
Durante el verano no hace falta llenar platos. Lo ideal son comidas más frescas y digestivas, que no saturen el estómago ni provoquen malestar.
Nuria Moreno recomienda platos con menos grasa y que no sean pesados. Por ejemplo:
- Ensaladas frías con base de pasta, arroz, quinoa o cuscús
- Combinaciones de verdura y legumbres (lentejas, garbanzos)
- Proteínas suaves: huevo duro, hummus, aguacate, hamburguesitas caseras
- Lácteos como yogures naturales o kéfir pasteurizado (nunca casero)

Además, hace una advertencia clara: ‘muchísimo cuidado con las intoxicaciones alimentarias. Si se usa mayonesa, debe ser con huevo cocido y evitarse si comemos fuera. Mejor no arriesgar con productos sensibles a altas temperaturas’.
Es normal que los niños coman menos en vacaciones. Según Moreno, no hay que agobiarse si un día apenas prueban el plato: ‘Ellos regulan su apetito. Si piden menos, dales menos. Comen en función de su mecanismo de hambre y saciedad’.
La recomendación de la nutricionista es ofrecer variedad sin forzar. Si no tienen hambre en el momento de la comida, puedes optar por meriendas nutritivas más adelante.
Horarios flexibles, pero con cierto orden
El verano desordena un poco todo, también los horarios, pero intenta mantener una estructura básica de comidas (desayuno, comida, merienda, cena), aunque sea con horarios más relajados. Eso les ayuda a tener una referencia y a no salirse demasiado de las rutinas que tanto bien les hace.
Snacks seguros para la playa o excursiones
Salir de casa con comida puede ser un reto en verano. La experta en nutrición infantil propone algunas ideas que aguantan bien sin refrigeración:
- Frutas resistentes y cómodas como plátano, manzana, uvas (siempre cortadas en cuartos)
- Tortitas sin sal, galletas saludables, barritas caseras o bizcocho integral
- Pan integral con embutido curado (jamón ibérico para niños mayores de 24 meses mejor que fiambres)
- Ensaladas frías con quinoa, cuscús o lentejas, preparadas en el momento, a las que se le pueden añadir latitas de pollo o salmón envasado
- Bocadillos de pan integral con hummus o aguacate
- Brochetas de frutas (con cuidado por si algunas necesitan refrigeración)
- Pasta fría con el aderezo aparte

Cocinar con ellos: una forma de aprender y disfrutar
El verano es el momento perfecto para involucrar a los más pequeños en la cocina. Cocinar con los niños les ayuda a conocer los alimentos, a probar cosas nuevas y a divertirse comiendo mejor.
Pueden ayudarte a preparar polos de frutas caseros, ensaladas frías con pasta, bocadillos para llevaros a vuestras excursiones, bizcochos, barritas energéticas caseras…
Participar en el proceso aumenta la aceptación de los alimentos y crea momentos familiares muy valiosos.
Equilibrio sin obsesiones: se trata de disfrutar
¿Y si un día comemos fuera y el niño prueba algo menos saludable de lo habitual? ¿O toma alimentos con sal? La nutricionista lo tiene claro: “En vacaciones también se disfruta. Comer arroz de nuestro plato o tomar algo con sal de forma puntual no es un drama”.
Se puede disfrutar sin perder el equilibrio general. Lo importante es que la base de la alimentación siga incluyendo frutas y verduras de temporada, proteínas de calidad, cereales integrales, grasas saludables, alimentos con efecto probiótico como el yogur…
¿Qué alimentos debemos limitar en verano (y el resto del año)
Aunque no se trata de prohibir, conviene limitar el consumo de refrescos azucarados, zumos industriales, bollería y snacks ultraprocesados, helados industriales (mejor hacerlos caseros con yogur y fruta)…
Además, hay que evitar embutidos no curados, huevos crudos o carnes mal refrigeradas, ya que el calor aumenta el riesgo de toxiinfecciones.