Conejo al romero con manzanas por Karlos Arguiñano: un sencillo y saludable plato

Compartimos una sencilla y saludable receta que será todo un éxito: Conejo al romero con manzanas, una propuesta fácil y rápida de preparar siguiendo el paso a paso de Karlos Arguiñano.

La carne de conejo se caracteriza por poseer un color rosado además de ser muy fácil de digerir y apetitosa, perfecta para aquellas personas que siguen una dieta baja en calorías y grasas.

Se pueden encontrar numerosas recetas de conejo como las que te presentamos a continuación: conejo crujiente, conejo a la cazuela con orejones y ciruelas, conejo al ajillo con patatas o carne de conejo con salsa de almendras, entre otras.

Ingredientes (4 personas):

• 1 conejo troceado
• 1 cebolla
• 2 dientes de ajo
• 150 ml de cerveza
• 20 g de harina
• 375 ml de caldo
• 4 manzanas
• aceite de oliva virgen extra
• sal
• pimienta
• 2 ramas de romero
• perejil

Receta de conejos al romero paso a paso

Calienta 4 cucharadas de aceite en una tartera (cazuela amplia y baja). Salpimienta el conejo, introdúcelo en la cazuela y dóralo bien. Retíralo a un plato y resérvalo.

Pela la cebolla y los ajos, pícalos en daditos, añádelos a la cazuela y rehógalos durante 8-10 minutos. Agrega la harina y rehógala un poco. Vierte la cerveza y dale un hervor. Incorpora el caldo, el conejo y las ramas de romero. Sazona, tapa la cazuela y guisa el conejo durante 20-25 minutos.

Pela las manzanas y córtalas en gajos gruesos. Calienta una sartén con 2 cucharadas de aceite, agrega las manzanas y cocínalas hasta que se doren (5-6 minutos).

Reparte el conejo al romero y las manzanas en 4 platos y adórnalos con unas hojas de perejil.

Consejos para hacer conejo al romero por Arguiñano

El romero funciona muy bien en la cocina, tanto para agregarlo a una paella como para utilizarlo en asados o guisos.

Los conejos jóvenes poseen una carne más tierna con lo que es la preferida para emplear en la cocina mientras que la carne de los conejos más longevos se utiliza para la elaboración de terrinas y patés.

Otras diferencias que se pueden apreciar dependen de si el conejo es doméstico o silvestre: en el primer caso, la carne es rosácea clara, tiene una tierna textura, aunque tiene más grasa; por su parte, en el segundo caso, la carne es más suave, su color tiende a ser rojizo, tiene menos grasa y más dureza.