Montaditos: el bocado andaluz que te soluciona la cena de verano (y cómo prepararlo en casa)

Gastronomía andaluza

Pequeños grandes clásicos del sur: los montaditos que nunca fallan

Montaditos recién hechos en un bar de Sevilla, un clásico del tapeo andaluz.
Montaditos recién hechos en un bar de Sevilla, un clásico del tapeo andaluz.

No hay tapeo sin montadito. Y en verano, mucho menos. Este clásico del sur -pequeño, sabroso y con mil versiones- es el rey de muchas cenas informales y terrazas. Hoy te contamos cuáles son los más famosos y cómo prepararlos en casa sin complicaciones.

Cuando hace calor, no apetece complicarse: pan, relleno y a disfrutar

Hay noches de verano en las que no apetece encender ni la sartén. Pero tampoco renunciar al sabor. Ahí es donde entra en juego el montadito: una solución fácil, rápida y llena de carácter andaluz.

En Sevilla, este minibocadillo es casi una institución. Tiene nombres curiosos, combinaciones sorprendentes y un carácter tan propio que solo se entiende después de pasar una tarde en Triana. Pero no hace falta estar allí para disfrutarlos: puedes montarte tu propia barra de montaditos sin salir de casa.

¿Qué es exactamente un montadito?

Un montadito es, básicamente, un bocadillo pequeño con pan y relleno salado, típico de Andalucía, aunque su fama se ha extendido por toda España. Puede ir frío o caliente, con pan más o menos crujiente, y suele tener un relleno contundente: chacinas, embutidos, pescados en conserva, carne mechada o incluso queso de cabra y salmón.

Aunque su origen exacto es difícil de precisar, en Andalucía ya se ofrecían en el siglo XVIII rebanadas de pan con embutido, queso o sobras de guisos para acompañar el vino. De ahí evolucionaron al bocadillo pequeño que hoy reina en bares, ferias y casas.

Algunos montaditos son clásicos desde hace décadas; otros, inventos recientes con combinaciones sorprendentes. Pero todos comparten lo mismo: son fáciles de preparar, sabrosos y perfectos para cuando no quieres cocinar.

Cómo preparar montaditos en casa

No necesitas ingredientes caros ni técnicas complejas. Solo un poco de gracia y buena mano para combinar.

Lo básico:

  • Pan: mejor pequeño, tipo viena, bollo, mollete o telera. Que esté crujiente por fuera y suave por dentro.
  • Relleno: puedes usar sobras del día, embutidos, guisos, conservas o patés.
  • Calor justo: si el relleno es caliente, pasa el pan por la plancha o caliéntalo con grill. El queso fundido siempre suma.
  • Variedad: prepara al menos tres tipos para que cada uno pueda elegir el que mas le guste.
  • Presentación: sírvelos en una tabla, con aceitunas, patatas o unas gildas.
Montadito andaluz con pan crujiente y relleno tradicional, listo para disfrutar.
Montadito andaluz con pan crujiente y relleno tradicional, listo para disfrutar.

Montaditos con sabor a sur: inspírate en los más clásicos de Sevilla

Del ‘mantecaito’ a la melva, pasando por gambas o chorizo picante, este es el auténtico catálogo de montaditos sevillanos. Aquí tienes los imprescindibles y algunas ideas para disfrutarlos también en casa.

1. El Mantecaito

Un mollete blandito relleno de solomillo al whisky jugoso y unas patatas fritas caseras. Es un bocado que combina la textura tierna del pan con la intensidad del solomillo bañado en una salsa con toques de ajo, limón y whisky. Aunque su preparación varía según el bar, siempre mantiene ese equilibrio entre contundencia y sencillez que lo convierte en un clásico.

2. El Serranito (versión mini)

Un icono andaluz reducido al tamaño de un par de bocados. Lomo de cerdo a la plancha, jamón serrano y pimiento verde frito se funden en un pan pequeño tipo viena. En algunos bares lo enriquecen con tortilla francesa o un punto de alioli, creando un contraste irresistible entre lo jugoso, lo salado y lo crujiente.

3. El de Pringá

Una mezcla de carnes del puchero -morcilla, chorizo, tocino, pollo- trituradas hasta lograr una pasta untuosa y potente en sabor. Se sirve bien caliente, para que impregne el pan y desprenda ese aroma que recuerda a las cocinas de abuela.

4. El de Gambas con Alioli

Del mar a la barra en forma de montadito. Las gambas, ya sean cocidas o salteadas al ajillo, se combinan con una generosa capa de alioli. El pan, ligeramente caliente, recoge el aceite y potencia aún más ese sabor mediterráneo que lo hace tan popular en verano.

5. El de Jamón Ibérico

Sencillo a la vista, pero difícil de igualar. La clave está en el producto: buen pan -mollete, telera o viena- y jamón ibérico de calidad, cortado fino y servido a temperatura ambiente para que su grasa se funda ligeramente. Algunos añaden un hilo de aceite de oliva virgen extra, pero no necesita más.

6. El de Melva

Conserva de melva servida con pimientos morrones o una fina capa de mayonesa. Es fresco, suave y perfecto para quienes buscan un sabor más delicado dentro de la variedad de montaditos.

7. El de Carne Mechá

Un clásico de la gastronomía sevillana: filetes muy finos de cabeza de lomo aliñada, servidos tal cual o con salsa. El resultado es un montadito de carne mechá jugoso, con un toque especiado y perfecto para abrir el apetito. Algunos bares lo presentan con pepinillos o una loncha de queso fundido.

8. El de Chorizo Picante

Chorizo frito o caliente que, al morder, suelta su grasa en el pan. En ocasiones se acompaña con queso fuerte tipo Cabrales o incluso con un poco de tortilla. Es un bocado intenso, solo apto para paladares valientes.

9. El de Salmón o Palometa

Más moderno que los anteriores, combina pescado ahumado con queso de untar o fresco. Es un montadito elegante y fresco, ideal para cenas ligeras o para quienes prefieren un sabor más suave y refinado.

¿Dónde probarlos si estás de vacaciones en el sur?

En Triana, por ejemplo, la Bodega El Quema lleva más de dos décadas sirviendo joyas a la plancha como El Quemita, una mezcla de chacinas picadas o El Preñao con lomo, chorizo, morcilla y cebolla. En el barrio de San Lorenzo, el mítico Casa Anselmo es el templo del montadito con una combinación tan improbable como irresistible: queso de untar, coronado con salmón ahumado, una rodaja de tomate, otra de salami y un toque de papada ibérica. Todo pasa por el grill, que deja el pan crujiente y calentito.

Y esto es solo una pequeña muestra. En el sur, los montaditos son casi una religión y cada ciudad tiene sus propias joyas, desde los clásicos que nunca fallan hasta combinaciones tan sorprendentes como irresistibles.

Lo mejor es dejarse llevar y seguir explorando nuevos sabores en cada visita. Porque un buen montadito es también conversación, tapeo y compañía y, si te animas a prepararlos en casa este verano, la excusa perfecta para no encender los fogones.

stats