Mousse de piña: el postre rápido y fresco de Karlos Arguiñano

La mousse de piña es un postre ligero, fresco y afrutado, ideal para poner el broche final a cualquier comida. Aprende a preparar este bocado dulce con la receta de Karlos Arguiñano.
Si bien la piña troceada es deliciosa por sí sola y desaparece en un abrir y cerrar de ojos, en forma de mousse resulta aún más irresistible para los amantes de los postres frutales. Lo mejor es que es muy fácil de hacer: solo hay que mezclar los ingredientes y no necesita horno.
Raciones
4
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
20 m
Tiempo total
20 m
Ingredientes (4 personas):
- 200 g de piña natural pelada (150 g + 50 g en daditos)
- 2 claras de huevo
- 120 g azúcar (70 g para las claras + 50 para la nata)
- 200 ml de nata líquida fría (38 % materia grasa)
- 4 frambuesas
- 50 g de daditos de piña
- Hojas de menta
Elaboración de la receta mousse de piña paso a paso
1. Tritura la piña
Corta 150 g de piña, ponla en un vaso batidor y tritúrala con una batidora eléctrica. Cuela la mezcla a un bol y resérvala.

2. Monta las claras
Pon las claras en un bol y móntalas con una batidora de varillas eléctrica. Cuando empiecen a montar, agrega el azúcar (70 g) poco a poco y sigue montándolas hasta que consigas un buen merengue y resérvalo.

3. Monta la nata
Pon la nata fría y 50 g de azúcar en otro bol, y móntala con la batidora de varillas eléctrica.

4. Mezcla el zumo de piña con la nata y las claras montadas
Añade la piña a la nata montada y mezcla suavemente con movimientos envolventes. Incorpora las claras montadas y sigue mezclando los ingredientes suavemente.

5. Sirve y decora la mousse de piña
Reparte la mezcla en 4 vasos y decóralos con los dados de piña, las frambuesas y unas hojas de menta.

Consejos de Karlos Arguiñano para hacer mousse de piña
Piña natural
Para esta receta, Arguiñano utiliza piña natural muy madura para obtener el mejor sabor. Tras triturarla, la cuela para extraer todo el zumo y concentrar su esencia.
Nata fría
Para montar la nata correctamente, Arguiñano recomienda que esté bien fría. A baja temperatura, las moléculas de grasa se solidifican ligeramente, permitiendo atrapar más aire durante el batido.
Por el contrario, batirla en exceso es un error catastrófico que arruina este delicado postre. Cuando la nata se sobrebate, las moléculas de grasa se compactan demasiado, expulsan el líquido y terminan convirtiéndose en mantequilla. Este proceso irreversible comienza con una textura granulosa y acaba con la separación del suero.
El punto perfecto se alcanza cuando la nata forma picos suaves que mantienen su forma, pero con las puntas ligeramente caídas, conservando suficiente elasticidad para incorporar los demás ingredientes sin colapsar.
Para conseguir una mousse esponjosa y estable, un truco eficaz es colocar el recipiente sobre un baño de hielo mientras se bate, asegurando que la temperatura se mantenga constante.
Movimientos envolventes
Al mezclar los ingredientes en el bol, evita aplicar demasiada presión. Añade las claras montadas poco a poco y usa una espátula de silicona para mezclarlas suavemente.
Si bates con demasiada energía, romperás las burbujas de aire incorporadas. Los movimientos envolventes permiten integrar los ingredientes sin desinflar la mezcla.
¿Por qué la mousse no queda aireada?
El error más común es sobrebatir la mezcla, lo que provoca la separación de la grasa y hace que la mousse pierda su textura aterciopelada. Para evitarlo, mezcla con movimientos lentos y deliberados, siempre desde el fondo del bol hacia arriba, girando el recipiente gradualmente. Así lograrás una textura homogénea sin sacrificar la aireación, clave para una mousse ligera y esponjosa.
¿Cómo debe ser la textura de una mousse?
La esencia de cualquier mousse, incluida la de mousse de chocolate, radica en su textura. 'Mousse' significa 'espuma' en francés, lo que explica su nombre y la sensación espumosa que se experimenta al comerla. Debe ser suave y ligera, con pequeñas burbujas que aporten esa característica aireación.
Cómo conservar la mousse de piña
Si no vas a consumirla de inmediato, guárdala en la nevera en recipientes individuales bien cerrados para evitar que absorba olores de otros alimentos.
Es recomendable cubrirla con film transparente en contacto directo con la superficie para prevenir la formación de una capa seca.
En condiciones óptimas, se conserva bien durante 3 o 4 días, aunque su mejor textura y sabor se disfrutan en las primeras 48 horas. No se recomienda congelarla, ya que el proceso de descongelación altera irreversiblemente su textura aireada.
Con qué acompañar la mousse de piña
Para realzar su carácter tropical, puedes servir la mousse de piña con distintos acompañamientos. Arguiñano la decora con frambuesas y hojas de menta. También puedes añadir galletas crujientes, como lenguas de gato o tejas de almendra y naranja.
Si buscas un contraste de sabores, un coulis de frambuesa aporta un toque ácido que equilibra la dulzura de la piña. Otra opción es acompañarla con pequeños trozos de piña caramelizada, que intensifican su sabor y añaden una textura extra.