Dulce tradicional
Pestiños, el dulce más clásico de Semana Santa de Karlos Arguiñano
Un dulce típico de la repostería española.

El pestiño es un dulce de sartén típico de Semana Santa y Navidad, muy tradicional en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.
Karlos Arguiñano comparte su receta de pestiños con miel, crujientes por fuera y tiernos por dentro. Están elaborados con harina, aceite aromatizado con semillas de anís (o matalahúva) y piel de limón, además de vino blanco. La masa se estira y se corta en porciones, que luego se fríen y se bañan en miel.
Ingredientes
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260 gramos de harina de trigo
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75 mililitros de vino blanco de Jerez
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2 trozos de cáscara de limón
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1 cucharada de semillas de anís (o matalahúva)
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aceite de oliva suave (o de girasol)
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200 gramos de miel
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50 mililitros de agua
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hojas de menta
Raciones
4
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
15 m
Cocinado
15 m
Tiempo total
30 m
Alérgenos

Paso a paso
Aromatiza el aceite con las semillas de anís
Calienta 75 ml de aceite en una sartén pequeña, añade las semillas de anís y los trozos de corteza de limón, y fríelos a fuego suave durante 3-4 minutos.
Deja que el aceite se temple y retira las cortezas de limón.

Mezcla la harina con el aceite aromatizado
Pon la harina en un bol grande, vierte el vino y el aceite aromatizado (con las cortezas de limón y las semillas de anís) con las semillas de anís.

Amasa y deja que repose
Amasa los ingredientes hasta que consigas una masa compacta y homogénea que no se pegue a las manos. Ponla en un bol, cúbrela con film de cocina y deja que repose a temperatura ambiente durante 30 minutos.

Estira y corta la masa
Pasa la masa a la encimera y estírala con un rodillo hasta dejarla bien fina. Córtala en porciones de 5 X 5 cm.

Forma los pestiños
Dobla las esquinas opuestas de cada porción sobre si mismas pegándolas con unas gotas de agua y presiónalas para evitar que se despeguen durante la fritura.

Fríe los pestiños
Calienta abundante aceite en una sartén, introduce los pestiños en la sartén y fríelos a fuego medio durante 3-4 minutos.
Escúrrelos sobre una fuente cubierta con papel absorbente de cocina.

Empapa los pestiños con miel
Pon la miel y el agua a calentar en un cazo. Introduce los pestiños y empápalos bien.
Cubre una bandeja de horno con una rejilla de horno, distribuye los pestiños encima y deja que escurran bien.

Sirve y decora los pestiños
Sirve y decora los platos con unas hojas de menta.

Pestiños: tradicionales en Navidad y Semana Santa
El pestiño es un dulce clásico de la repostería española, muy típico durante las fiestas de Semana Santa y Navidad. Es popular en regiones como Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, y un básico de las recetas de Semana Santa y Pascua.
Son especialmente conocidos los pestiños andaluces, cuya masa se elabora con harina y aceite, se fríen en aceite de oliva y se bañan en miel. Suelen aromatizarse con sésamo o semillas de anís (matalahúva), y su forma más habitual es la de un cuadrado de masa con dos esquinas plegadas hacia el centro.
Cada zona, y cada casa, tiene su propia manera de prepararlos. En algunos lugares se bañan en almíbar de miel, mientras que en otros se espolvorean con azúcar y canela.
El pestiño está emparentado con la chebakia (o chuparquía) del norte de África, lo que sugiere un posible origen común de influencia andalusí. Mientras que el pestiño se consume tradicionalmente en Navidad y Semana Santa, la chebakia es típica del mes de Ramadán por su alto valor energético, ideal para romper el ayuno.
Consejos y trucos
Una vez que tengas todos los ingredientes mezclados, amasa durante 10-15 minutos hasta obtener una masa suave y homogénea. Cubre con un paño limpio y deja reposar unos 30 minutos. Este reposo ayuda a que la masa adquiera la textura adecuada y sea más fácil de trabajar.
Karlos Arguiñano recomienda estirar la masa con un rodillo hasta dejarla con un grosor de unos 3 mm. Luego, córtala en rectángulos o rombos y pliega ligeramente el centro para darles la forma tradicional. Puedes humedecer los bordes con un poco de agua para evitar que se abran durante la fritura.
Para que los pestiños queden crujientes, el aceite debe estar caliente, pero no en exceso. Puedes usar aceite de girasol o de oliva suave.
Fríelos a fuego medio durante 2-3 minutos por cada lado, hasta que estén dorados y crujientes. Arguiñano suele añadir piel de limón al aceite para aromatizarlo, y la retira antes de freír los pestiños.
Una vez fritos, colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y conseguir un bocado más ligero.
Cuando estén templados o fríos, puedes sumergirlos en miel calentada con un poco de agua, lo que les dará ese acabado brillante y dulce. Si lo prefieres, espolvorea con una mezcla de azúcar y canela como las rosquillas caseras esponjosas.
Preguntas y respuestas
¿Con qué se pueden acompañar los pestiños?
Los pestiños son perfectos para disfrutar solos, pero también se pueden acompañar con diferentes bebidas o postres. Combinan muy bien con una taza de café o té, y en Navidad con una chocolate a la taza casero.
Para los más pequeños o si te gustan los sabores suaves, puedes servirlos con un vaso de leche.
Unas frutas frescas como fresas o naranjas pueden acompañar bien a los pestiños. También pueden servirse con helado de sabores suaves como helado de vainilla, chocolate blanco o frambuesa.
¿Cómo conservar los pestiños con miel?
Los pestiños con miel se deben guardar en un recipiente hermético en la nevera para que se mantengan frescos y no se endurezcan. Se conservan bien durante 3-4 días.
Si deseas conservar los pestiños durante más tiempo, puedes congelarlos sin la miel. Colócalos en una bandeja y congélalos durante unas horas hasta que se endurezcan, luego guárdalos en un recipiente hermético o en una bolsa de congelación. Se pueden conservar hasta 1-2 meses.
Para disfrutarlos, simplemente déjalos descongelar a temperatura ambiente y, si deseas, caliéntalos brevemente en el horno para que recuperen su textura crujiente.
Para recalentar los pestiños, puedes hacerlo en el horno a 150 °C durante unos 5-10 minutos para que queden crujientes de nuevo. Si prefieres recalentarlos en el microondas, hazlo a baja potencia para evitar que se pongan demasiado blandos.