Suelo radiante de agua comparado con el eléctrico
Aunque el fin de ambos es el mismo, aportarnos calefacción durante el invierno, existe muchas diferencias entre ellos. Partiendo de la base que la difusión del calor se hace a partir de agua en uno y de una resistencia eléctrica en el otro.
Quizás la única cosa en común que tienen es que ambos se instalan debajo del pavimento de nuestra casa. Esto hace que el calor se reparta por toda la superficie y sea mucho más confortable que con radiadores, fancoils o equipos de aire acondicionado.
Instalación del suelo radiante
El suelo radiante eléctrico es relativamente más fácil de instalar que el de agua. Gracias a que los fabricantes lo preparan en mallas de un ancho determinado y varias longitudes, el instalador debe calcular las necesidades y componer un puzle con las piezas del suelo radiante.

En cambio, el suelo radiante de agua necesita de una preparación más exhaustiva. Al ser tubos que llevarán el agua, se deben formar circuitos que salgan del colector y vuelvan a él con el mismo tubo. Es decir, no debe haber uniones, ya que estas pueden causar problemas a la circulación del agua.
Conexión del suelo radiante
El suelo radiante eléctrico se conecta directamente a un circuito eléctrico especial para él. El técnico debe preparar las protecciones adecuadas y llevar los cables eléctricos hasta cada habitación, dejando una caja de conexiones donde se puede instalar el termostato y regulador de la malla radiante.
En cambio, las tuberías del suelo de agua se conectan a uno o varios colectores y estos se conectan a una bomba de calor o caldera de gas. Esto hace que la instalación sea más complicada y se necesite más tiempo y, por supuesto, más presupuesto.
Pavimento sobre el suelo radiante
Otro factor que favorece al suelo eléctrico es la colocación del pavimento que lo va a recubrir y que será la base donde nosotros pisemos. Por ejemplo, si se elige un suelo laminado, bastará con extender una lámina amortiguadora sobre la malla del suelo radiante. Luego se colocan las piezas del laminado y ya tenemos el suelo completado y listo para disponer los muebles.
En el caso de que elijamos un suelo porcelánico o de gres, la dificultad no aumenta mucho. La misma cola que se emplea en otras ocasiones se utiliza también sobre el hilo radiante. No obstante, el albañil o alicatador debe extender dicha cola con más cuidado, para no dañar la capa aislante del cable eléctrico.

Por su parte, el suelo radiante de agua necesita de un proceso más largo y delicado. Ya que el diámetro de las tuberías de agua es mayor que el hilo eléctrico, se hace necesario el vertido de un hormigón nivelante. Este cubrirá toda la superficie, creando una capa que hará las veces de batería o almacén de calor. La distribución de este se realizará de forma más lenta y homogénea.
Beneficios del suelo radiante eléctrico de agua
Con los aspectos contemplados en el punto anterior podemos pensar que un suelo radiante eléctrico es mejor y sobre todo más económico. Sin embargo, una instalación por agua nos puede aportar otras ventajas que la electricidad no nos da.
Uso anual del suelo radiante
La gran ventaja del suelo radiante de agua combinado con una bomba de calor de aerotermia es la posibilidad de usarlo durante todo el año. Gracias a la posibilidad que nos dan las bombas de calor de revertir el ciclo de trabajo y generar frío en el interior de la vivienda. De esta manera, cuando llega el verano, ponemos la bomba de calor en modo frío y utilizamos el suelo radiante como refrescante.
Es una solución que en nuestro país es cada vez más necesaria, debido al aumento de las temperaturas en verano y al ser este cada vez más largo y duro.
Consumo eléctrico
Es otro factor a tener en cuenta y por desgracia, cada día más importante, con el aumento del precio de la luz. Este punto también lo tiene a favor la bomba de calor frente al suelo eléctrico, puesto que la eficiencia de la aerotermia es mucho mayor.
Debemos recordar que la aerotermia es capaz de aprovechar hasta el 75 % de la energía térmica del aire que nos rodea. De modo que solo una cuarta parte es gracias al consumo de electricidad. Es decir, por cada kW de electricidad que necesita una bomba de calor para trabajar, es capaz de ofrecernos hasta 4 kW de calor.
Esto hace que nuestra factura de electricidad sea mucho menor con una bomba de calor que con un suelo radiante eléctrico. Lo que ayuda a que en pocos años la diferencia de precio de la instalación esté amortizada.

Combina con la fotovoltaica
Lo cierto es que tanto una bomba de calor como el suelo radiante eléctrico combinan con un sistema de paneles fotovoltaicos. Puesto que la energía primaria que utilizan ambos sistemas de calefacción es la electricidad. Sin embargo, dado que el consumo eléctrico de mucho menor en una calefacción con aerotermia que con hilo radiante eléctrico, la instalación de autoconsumo será menor y más barata.
Seguro que, después de todo lo explicado, aún nos cuesta tomar una decisión sobre qué sistema de calefacción nos interesa más en nuestra vivienda.
Pero no debemos preocuparnos, para eso están los profesionales, a los que podemos consultar y gracias a la labor de Hogarsense, podremos hablar con varios y estar muy bien asesorados.