Limpiar la chimenea es un crucial para mantenerla en buen estado y que su funcionamiento no se vea perjudicado cuando lo utilizamos para calentar la casa en invierno. Si es una tarea que aún no has realizado, aquí te explicamos cómo limpiar el hollín de una chimenea de leña de forma rápida y sencilla.
Recuerda que, si usas la chimenea a diario, es una labor de limpieza que deberás realizar como mínimo una vez por semana. ¿Por qué debemos hacerlo? ¡Por seguridad! El hollín da lugar a la creosota, que es una sustancia altamente combustible y que puede impedir el correcto funcionamiento de la chimenea.
Para esta labor de limpieza tienes dos opciones: una mecánica, en la cual se utilizan un cepillo deshollinador llamado erizo; y, una limpieza química, en la cual se emplean productos que eliminan la creosota.

Te mostramos cómo realizar la limpieza de la chimenea, ¡paso a paso!
Cómo limpiar la chimenea fácilmente
Para limpiar una chimenea correctamente, es necesario que tengas a mano todos los elementos necesarios como cepillos (erizos), recogedores, trapos de limpieza, bolsas de basura, plásticos o papel de periódico para cubrir el suelo.
También aconsejamos el uso de guantes de goma y, muy importante, la chimenea debe estar fría. Después, solo debes seguir estos pasos:
1. Coloca una tela alrededor de la chimenea
Antes de proceder a limpiar la chimenea, como en cualquier otra limpieza de la casa, debes tener todo lo necesario a mano. En primer lugar, coloca alrededor de la chimenea una tela gruesa, tipo loneta, así evitarás ensuciar la zona más próxima a la chimenea. Esta tela, puedes guardarla en el trastero o en otro lugar que consideres apropiado para poder usarla en cada limpieza.
Si no tienes una tela, puedes cubrir el suelo con papel (cartón, periódicos o revistas) o con plásticos.
Después, colócate un delantal que te cubra bien la ropa y los guantes de goma. En este punto también debes preparar todos los útiles y productos que vayas a necesitar para la limpieza.
2. Retira la leña a medio quemar
Retira toda la leña que esté a medio quemar y colócala en un lugar donde no te moleste. Recuerda cubrir el suelo para evitar que la ceniza lo ensucie o manche.
Es aconsejable utilizar leña seca, ya que genera menos humo en la combustión.
3. Retira y barre todas las cenizas
Con la ayuda del cabezal de una escoba o cepillo de mano, retira todas las cenizas con un recogedor metálico o badil como se aprecia en la imagen.

Si sufres de alergias al polvo o los ácaros, es recomendable que lleves una mascarilla durante la limpieza.
4. Deshollina la chimenea
En este paso es crucial desprender del tubo extractor y de las paredes todo el hollín que va quedando tras su uso. Y, para esta labor vas a necesitar un buen cepillo de púas o cerdas metálicas. Estos cepillos no son caros y suelen incorporar una varilla o guía extensible.
Con este cepillo deshollinador de cerdas metálicas deberás limpiar a fondo el tubo extractor para desprender el hollín acumulado. Este método no dañará los ladrillos refractarios. Sin embargo, debes tener cuidado para evitar que se suelten los tubos del conducto.
Realizando esta limpieza, evitas que el hollín se acumule y obstruya tu chimenea.
5. Raspa el techo y las paredes
Tras deshollinar el tubo extractor de la chimenea, debes limpiar a fondo las paredes, el techo y la base de la chimenea.
Para esta tarea utiliza un cepillo de cerdas fuertes. Cuanta más suciedad retires, ¡mucho mejor!
6. Usa la aspiradora para el polvo
Para que la limpieza de las cenizas sea completa, utiliza una aspiradora para retirar las cenizas y el hollín de todos los rincones y juntas.
Otra fórmula para limpiar el hollín es realizar una limpieza química de mantenimiento con leños y bolsas deshollinadoras.
6. Utiliza jabón para limpiar
En este paso, haz una limpieza profunda aplicando sobre las paredes un producto especial para limpieza de chimeneas. Si lo compras ya preparado, es necesario que sigas las instrucciones que aparecen en el envase.
Si prefieres, también tienes la opción de elaborar un producto de limpieza natural en casa con vinagre diluido en agua o bien con bicarbonato y tu lavavajillas habitual haciendo con ello una pasta que podrás aplicar. Según el grado de suciedad deja reposar el producto aplicado de 15 a 30 minutos y retíralo después con un paño humedecido en agua caliente.
7. Seca el interior de la chimenea
Por último, seca la chimenea con papel de periódico. Si tiene puerta, déjala abierta hasta que la humedad desaparezca. Y, no olvides recoger todos los útiles y productos de limpieza que has utilizado.
Para completar esta tarea, el paso final es limpiar el cristal de la chimenea a fondo, especialmente cuando se aprecian manchas de humo.
Más consejos para limpiar tu chimenea
Deshollinar una chimenea que no se limpia en años
Si la chimenea no se ha limpiado en muchos años, es recomendable que lo limpie un profesional. Con ello evitarás riesgos de fuego, intoxicaciones por los gases que desprende la mala combustión y el posible mal funcionamiento de la instalación.
Una vez limpia puedes disfrutar de nuevo de tu chimenea y del agradable calor que aporta a tu hogar.