El Gingko biloba es una verdadera rareza, un fósil viviente testigo de la evolución de las especies actuales y de otras que ya se han extinguido. Y lo genial es que aún hoy en día, después de más de 290 millones de años desde su aparición, podemos disfrutarlo en nuestro propio hogar.
Descripción general de Gingko biloba
Su nombre común es "árbol de los cuarenta escudos", "nogal de Japón" o simplemente "Gingko". Es el único miembro superviviente de su familia, Ginkgoaceae, ya que el resto de sus parientes se extinguieron hace millones de años.

El único reducto en el que la especie se mantenía formando una población silvestre es en bosques del este de China que rebasan los 1.100 metros de altitud y donde se han encontrado ejemplares extremadamente longevos que superan los 2500 años de vida.
Se trata de una especie que apenas ha variado en los últimos 300 millones de años, siendo
su morfología general anterior incluso a la existencia de las flores.
El Gingko biloba es una especie gimnoesperma dioica, es decir, presenta individuos masculinos e individuos femeninos. Esta
característica es de suma importancia en jardinería, ya que se suele evitar cultivar a los individuos femeninos por producir unos falsos frutos amarillos de forma esférica (parecido a ciruelas) que, al madurar, desprenden un fuerte olor desagradable debido al ácido butírico que producen.

Es un árbol caducifolio, con hojas simples, algo carnosas y planas de color verde que, en
otoño, se vuelven doradas, característica que es muy valorada ornamentalmente. Estas hojas, que
brotan en racimos de tres a cinco unidades, están formadas por dos lóbulos y presentan una forma
similar a la de un abanico.
Su tronco es recto, suberoso y grisáceo, con un crecimiento lento pero
que permite a esta especie alcanzar una altura superior a los 40 metros. Su floración (realmente
producen inflorescencias, sin relevante valor ornamental) se produce en primavera, y si se logra
polinizar, produce los falsos frutos en otoño.
Cultivo y cuidados del Ginkgo
Luz y ubicación
Se trata de una especie que únicamente podemos mantener en nuestros jardines de exterior. Aunque se suele adaptar bien a cualquier zona de clima templado y aguantar bien el frío, prefiere los climas suaves con una temperatura que oscile entre los 10 y 20 ºC.
Para lograr el mejor crecimiento, con su máximo desarrollo foliar y producción floral, debemos exponerlo a pleno sol para que reciba una gran cantidad de luz, aunque tolera la semisombra. Deberemos plantarlo teniendo en cuenta que el suelo sea profundo y el sustrato esté suelto, además de evitar estructuras cercanas que puedan comprometer su crecimiento.

Riego
Se recomiendan riegos profundos pero moderados, espaciados en el tiempo, sobre todo en su fase adulta.
Es una planta que es resistente a la sequía pero es especialmente sensible al exceso de agua, sobre todo a los encharcamientos por riegos recurrentes o por estar plantados en suelos no drenantes, lo que provoca podredumbre en sus raíces.
El riego debe incrementarse en verano y obviarse en invierno, ya que la pérdida de las hojas da inicio a un estado de letargo.
Abonado
Para mantener nuestro Gingko sano debemos abonarlo cada 15 días, en primavera y verano, con un fertilizante mineral para favorecer su crecimiento y evitarlo en invierno. En otoño se puede emplear compost o estiércol para preparar al árbol para el invierno.
Transplante y suelo
La fecha de transplante idóneo es en primavera o el otoño. Aún así, debemos tratar de evitar realizar transplantes innecesarios.

En el caso de que realicemos el transplante, no es recomendable abonarlo ese año, dado que la tierra nueva ya tendrá los suficientes nutrientes.
El suelo, como ya hemos comentado, debe ser suelto para permitir el drenaje, a ser posible arenoso para potenciar un rápido crecimiento y nutritivo.
Poda
No le gusta especialmente la poda y no suele ser necesaria por las pocas ramas que produce, por lo que deberemos evitar aplicarla sobre todo en las zonas más veteranas y de forma drástica. Se recomienda, en todo caso, una poda de mantenimiento a final de invierno, eliminando las ramas molestas y enfermas, cuidando el crecimiento de tipo piramidal.
Plagas y enfermedades
El Gingko sufre pocas plagas o enfermedades debido a su resistencia, incluso, es muy resistente a la contaminación y a la radiación.

Es tan robusto que fue el primer árbol en volver a brotar tras la detonación de la bomba de Hiroshima, lo que fue visto como un símbolo de resiliencia. Paradójicamente, uno de los mayores riesgos que puede sufrir es la asfixia de las raíces o la aparición de algunos hongos, como el odio y el mildiu, por exceso de agua.
Reproducción del árbol Ginkgo biloba
El Gingko se puede reproducir tanto por esquejes, como por semillas.
Reproducción por semillas
Debido a su característica dioica, para la reproducción por semillas es necesario la presencia de dos individuos, uno de cada sexo.
Una vez se producen los pseudofrutos debemos recolectarlos a mediados de otoño, eliminar su pulpa y almacenarlas a una temperatura de entre 15 y 21 ºC, de manera que finalice su desarrollo. Posteriormente se recomienda estratificarlas para lograr una mejor germinación.
Multiplicación por esqueje
Una de las ventajas de la reproducción por esquejes es la obtención de individuos genéticamente idénticos a la planta madre, de manera que replicará sus características. Para ello se suelen cortar estacas tiernas de unos 7 a 10 centímetros e insertarlas en sustrato. Suele recomendarse esta forma de multiplicación para asegurar el género del nuevo árbol.

Como ves, el Gingko es un árbol milenario extremadamente resistente y fácil de cuidar, por lo
que puede ser un estupendo candidato para tener en nuestro hogar y disfrutar, junto a nuestra
familia, de sus tardes de otoño.