Artemisa, la aliada natural contra mosquitos y para la salud

Descubre todo sobre la artemisa, una planta con múltiples usos que va desde el jardín hasta la medicina natural.Aprende a cultivarla fácilmente y aprovecha sus propiedades aromáticas y medicinales.Te contamos sus secretos, cuidados y beneficios.
Ficha de la artemisa
- Nombre común: Artemisa
- Nombre científico: Artemisia vulgaris
- Origen: Europa, Asia y Norte de África
- Familia: Asteráceas ( Asteraceae )
- Ubicación: Exterior
- Floración: Finales de verano - principios de otoño
- Luz: Pleno sol o semisombra
- Temperatura: 15 - 25 ºC (Mínima: -5 ºC)
- Riego: Moderado (tolerante a la sequía)
- Abono: Ligero, una vez al mes en primavera-verano
Características generales
La Artemisia vulgaris, más conocida como artemisa, es una planta herbácea originaria de áreas templadas de Europa, Asia, norte de África y Norteamérica, pero se ha extendido por todo el mundo y en España, sobre todo hacia el norte.
Pertenece a la familia de las asteráceas (Asteraceae), al igual que las conocidas margaritas, girasoles y dientes de león. En algunos lugares se le llama popularmente hierba de San Juan, aunque esa denominación corresponde en realidad al hipérico.
La artemisa es una planta perenne cuyas hojas son grandes, lobuladas y dentadas, con la parte inferior cubierta de una fina capa de pelos blancos o grisáceos, que les da un tono blanquecino.

Florece generalmente entre finales de verano y otoño. Las flores son pequeñas, agrupadas en inflorescencias tipo panícula, de un color amarillo o verdoso pálido. Aunque aportan un toque decorativo a la planta, no son la razón principal de su cultivo, sino sus hojas aromáticas.
La artemisa tiene un ritmo de crecimiento vigoroso y puede llegar a alcanzar una altura de entre 1 y 2 metros, adaptándose fácilmente a diferentes tipos de suelos y creciendo comúnmente en bordes de caminos, terrenos abandonados y áreas abiertas, especialmente en regiones templadas.
Es muy popular por el aceite que se extrae de ella, conocido por sus propiedades antimosquitos. Si te interesa conocer más opciones, aquí te mostramos más plantas contra los mosquitos que deberías tener en tu casa.
Aunque en su origen es una maleza no procedente, Artemisia vulgaris se utiliza como repelente natural en huertos y jardines gracias a su potente aroma. Pero, no solo actúa como repelente, también atrae a insectos beneficiosos para el huerto, ayudando a mantener el equilibrio ecológico en el entorno.

Sus extractos se emplean en cosmética natural por sus efectos calmantes y tonificantes, y cuenta con numerosos usos terapéuticos tradicionales que la hacen muy valorada en distintas culturas.
Usos medicinales de la artemisa
Tenemos registros de que el ser humano ya utilizaba ciertos remedios desde la prehistoria para tratar enfermedades y aliviar dolores y ,en algunos casos, estas especies que han llegado hasta nuestros días.
Un buen ejemplo de ello es la artemisa, una planta tradicionalmente utilizada para tratar problemas digestivos, como infecciones por parásitos, y trastornos ginecológicos.
A lo largo del tiempo ha formado parte de saberes populares y de prácticas curativas vinculadas al ciclo menstrual, las digestiones pesadas o, incluso, como tónico general: los indios chumash la emplean para tratar trastornos hormonales femeninos, mientras que en Europa se toma en infusión para facilitar la digestión.
También se aplica externamente para aliviar dolores musculares y, en la medicina china, se usa en la moxibustión para estimular la energía vital.
Pero, aunque su consumo cuenta con una gran ventajas, también tiene sus contraindicaciones. Su consumo debe ser moderado, ya que contiene compuestos como la tuyona, que pueden ser tóxicos en altas dosis o durante el embarazo.

Pero no solo los humanos hemos recurrido a esta planta con fines medicinales: los animales también. Tal y como explica el biólogo Manu Gras en su artículo sobre animales que se curan a sí mismos de forma natural, ciertas orugas infectadas por parásitos desarrollan una atracción especial por plantas como la artemisa.
Esto se debe a un cambio en sus papilas gustativas, que las lleva a buscar toxinas vegetales útiles para combatir la infección. Una vez más, la evolución nos deja pistas sobre cómo la naturaleza afina sus propios métodos para sanar.
Cuidados de la Artemisia vulgaris
Luz y temperatura
La artemisa es una planta que agradece la exposición directa al sol, aunque también tolera bien la semisombra. Puede soportar heladas ligeras, aunque su rango ideal de temperatura se encuentra entre los 15 y 25 °C.
Su resistencia se refleja en la facilidad con la que crece de forma silvestre en zonas poco exigentes, como bordes de caminos, terrenos baldíos o espacios ruderales.
Riego
Requiere un riego moderado. Es importante dejar que el suelo se seque ligeramente entre riegos para evitar el exceso de humedad, que puede causar pudrición de las raíces. En macetas, se deben controlar más los riegos, ya que el sustrato se seca más rápido.
Suelo y fertilización
Prefiere terrenos que drenen correctamente y, a ser posible, con un pH del suelo ligeramente ácido, entre 5.5 y 6.5.

Aunque es una planta muy rústica, se puede potenciar su desarrollo abonando de forma ocasional con fertilizante orgánico, sobre todo si se cultiva en maceta.
Plantación
Aunque la artemisa crece de forma silvestre en muchas regiones, también puede cultivarse fácilmente en jardines o en macetas. Si optas por cultivarla en maceta, es importante prestar especial atención al riego y al drenaje.
Cosecha y recolección
La artemisa se utiliza con múltiples fines, aunque lo más valorado son sus hojas aromáticas, que concentran los aceites esenciales. La mejor época para cosecharlas es justo antes o durante la floración, entre finales de verano y otoño.
Lo ideal es cortar las ramas por la mañana para preservar mejor su aroma y propiedades.
Pinzado y poda
Para favorecer un crecimiento compacto y saludable, es recomendable realizar el pinzado, cortando las puntas de los brotes jóvenes durante la primavera y el verano.
Además, también hay que podarla a finales de invierno o principios de primavera para eliminar ramas secas o dañadas y controlar el tamaño general de la planta.