El chorizo que se sirve en llamas y convierte la mesa en espectáculo

De tapeo

Una tapa que mezcla fuego, sabor y aroma

El clásico chorizo al infierno, flambeado con aguardiente en la mesa.
El clásico chorizo al infierno, flambeado con aguardiente en la mesa.

No hay tapa más sencilla ni más teatral. El chorizo al infierno une lo mejor del tapeo español: producto humilde, fuego directo y un toque de diversión. Lo sirven ardiendo, en una cazuela de barro, y el resultado es puro instinto: grasa chispeante, aroma a aguardiente y pan listo para mojar.

Una escena que huele a bar

Pedir un chorizo al infierno es algo más que una tapa: es una escena reconocible en cualquier bar con solera. En Almería, donde esta receta tiene un arraigo especial, el camarero acerca la cazuela de barro, añade el aguardiente y prende la llama ante los clientes. Durante unos segundos, el fuego ilumina el chorizo y el aire se llena de aroma a pimentón tostado y alcohol caliente.

El periodista Curro Lucas, en su texto Oda al chorizo al infierno, escribía hace unos años que esta tapa era 'una especie en peligro de extinción' y pedía su regreso a las barras almerienses. En su versión más clásica, el chorizo se ensarta en un pincho metálico y se deja que el fuego haga el resto: dorar la piel, fundir la grasa y llenar el bar de ese aroma inconfundible a chorizo asado.

De Almería a León (y un desvío por Galicia)

Aunque muchos asocian el origen del chorizo al infierno con Almería, su fama se extendió a otras regiones. En León y Galicia es también muy popular, preparado con orujo gallego como combustible.

Cada zona le imprime su carácter: en el norte predominan los chorizos más ahumados y picantes, mientras que en el sur se prefieren versiones suaves, con menos curación y más aroma. Lo importante es el equilibrio: que el fuego dure lo justo para dorar el chorizo sin quemarlo.

Y, aunque la preparación es sencilla, pocos platos resumen tan bien lo que significa tapear: buena materia prima, un punto de riesgo y una gran recompensa en sabor.

El chorizo al infierno, una tapa tradicional que se flambéa directamente en la mesa.
El chorizo al infierno, una tapa tradicional que se flambéa directamente en la mesa.

También en Portugal: chouriço em chamas

El chorizo al infierno no entiende de fronteras. En Portugal, esta tapa se conoce como chouriço à bombeiro o chouriço em chamas, y es uno de los picoteos típicos de la gastronomía portuguesa. Se sirve en una pequeña barca de barro con alcohol encendido, mientras el comensal gira el embutido con un tenedor hasta que la piel se tuesta.

El chouriço portugués suele tener un punto más ahumado, con ajo y pimentón intensos, lo que potencia su sabor al flambear. Verlo arder es parte del ritual, y pocos se resisten a inmortalizarlo antes del primer bocado.

El chorizo fresco, con buena infiltración de grasa y pimentón de calidad, es la base del auténtico chorizo al infierno.
El chorizo fresco, con buena infiltración de grasa y pimentón de calidad, es la base del auténtico chorizo al infierno.

Qué chorizo elegir para el infierno

El tipo de chorizo marca la diferencia entre un plato espectacular y un desastre seco.

  • Fresco o semicurado: es el ideal. Tiene suficiente grasa para dorarse sin resecarse.
  • Con un toque picante: el calor potencia el sabor del pimentón y el punto ahumado.
  • Evitar los curados: se endurecen con el fuego y pierden jugosidad.
  • Entero o en trozos grandes: se ensarta con brocheta metálica para que se ase por todas sus caras.

En Almería se solía usar chorizo de matanza local, en León el chorizo de sarta, y en Portugal el clásico chouriço corrente. Lo importante es que tenga buena infiltración de grasa y pimentón de calidad.

Cómo preparar un chorizo al infierno en casa

No hace falta ser cocinero ni tener mucho espacio: solo ganas de jugar con fuego (literalmente).

  1. Coloca uno o dos chorizos frescos sobre una cazuela o fuente de barro resistente al fuego.
  2. Añade un poco de aguardiente, orujo o brandy. No uses licores dulces ni con bajo grado alcohólico.
  3. Enciende con cuidado y deja que el alcohol arda unos minutos mientras giras el chorizo con un pincho metálico.
  4. Cuando la piel esté dorada y las llamas empiecen a apagarse, retira y sirve de inmediato.

El resultado: chorizo crujiente por fuera, jugoso por dentro y un aroma inconfundible. Lo suyo es acompañarlo con pan rústico, una copa de vino tinto y buena compañía.

Mientras haya una cazuela de barro y alguien dispuesto a encenderla, el chorizo al infierno seguirá recordando por qué vale la pena conservar las tradiciones.

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