Así es el ‘cachopo’ dulce que todos quieren probar en Madrid

Revisión de la tradición

Descubre dónde puedes disfrutar de esta versión golosa del plato tradicional asturiano

El cachopo dulce de Madrid
El cachopo dulce de Madrid | Facebook Urumea

Madrid/Hay un restaurante asturiano en Madrid famoso desde hace años por su cachopo de ternera y ahora también lo es por su versión dulce del plato asturiano más famoso. El cachopo dulce del Urumea se ha convertido en un fenómeno viral gracias a su apariencia, su sabor y su capacidad para romper moldes en la cocina tradicional.

Detrás de esta creación está Tito Gómez, cocinero asturiano de Pola de Allande, que ha sabido llevar el espíritu del cachopo a la repostería. ¿El resultado? Un postre que parece un plato salado, pero que sorprende al primer bocado con una combinación equilibrada entre dulzor, cremosidad y textura crujiente.

Tito Gómez es el creador del cachopo dulce
Tito Gómez es el creador del cachopo dulce | Facebook Urumea

¿Qué lleva el cachopo dulce de Urumea?

Olvídate de los filetes de ternera y el jamón serrano. Esta versión del cachopo imita la estructura del original, pero con ingredientes dulces.

Dos láminas de hojaldre crujiente, doradas y finas, actúan como los ‘filetes’. En su interior, un relleno de crema pastelera y manzana asada, suave y reconfortante, que aporta frescor y ese punto afrutado que recuerda a la tarta de manzana.

Todo el conjunto se reboza con almendra picada, que le da una textura crujiente y un acabado dorado y apetecible.

Se acompaña con ‘patatas fritas’, que en realidad son gajos de manzana dulce, presentados como si fueran bastones de patata.

El juego visual es clave: parece un cachopo salado, pero al probarlo, el sabor te lleva directamente a la pastelería.

De plato principal a postre: cómo nació la idea

La historia de este postre empieza como muchas grandes ideas en la cocina: con una broma. El cocinero cuenta que, después de que los clientes acabaran de compartir un gran cachopo salado, solían bromear con que ahora tocaba ‘otro de postre’. Esa frase se quedó rondando en su cabeza hasta que decidió materializarla.

Desde que lo incluyó en carta en noviembre de 2024, el cachopo dulce se ha convertido en uno de los platos más pedidos del restaurante. De hecho, cuentan que puede salir de cocina entre 20 y 30 veces al día, especialmente en fines de semana, cuando las familias y grupos de amigos se animan a compartirlo.

Un postre para compartir (y fotografiar)

El cachopo dulce está pensado para el disfrute colectivo. Se sirve en un formato generoso, ideal para cuatro personas, aunque también se puede pedir en ración individual. Su precio es de 20 €, muy razonable si se comparte, teniendo en cuenta la originalidad y elaboración del plato.

Además, tiene algo que lo convierte en imbatible en tiempos de redes sociales: es fotogénico, sorprendente y único. Perfecto para quienes buscan una experiencia diferente y divertida, y quieren compartirla en Instagram o TikTok.

En una ciudad como Madrid, donde la competencia gastronómica es feroz, propuestas como esta destacan por su capacidad para despertar la curiosidad.

El Urumea es famoso desde hace años por su cachopo de metro
El Urumea es famoso desde hace años por su cachopo de metro | Facebook Urumea

El restaurante del cachopo de metro

Urumea no es nuevo en esto de romper esquemas con el cachopo. De hecho, su carta se hizo famosa gracias al cachopo de un metro de largo, uno de los más grandes que pueden encontrarse en la capital. Esta versión salada, elaborada con carne asturiana, jamón, queso fundente y rebozado tradicional, ha sido un reclamo durante años para familias, cuadrillas y amantes de los retos XXL.

Pero si hay algo que define a este restaurante es su apuesta por el producto de calidad y la variedad. Más allá del tamaño, lo que conquista al comensal es la posibilidad de probar un ‘tricachopo’, una degustación de sus tres versiones estrella en un solo plato.

Por un lado, el clásico, con jamón ibérico y una mezcla de tres quesos asturianos. Por otro, una propuesta con cecina, queso de cabra y cebolla caramelizada. Y, como tercera opción, un cachopo más atrevido que incluye morcilla de Burgos, pimientos del piquillo asados y jamón ibérico. Todos ellos comparten una misma seña de identidad: rebozado crujiente, interior jugoso y sabor auténtico.

Este ‘gigacachopo’ ha sido protagonista de decenas de celebraciones, cumpleaños, despedidas y reuniones gastronómicas donde el cachopo es el centro del banquete. Y ahora, con la incorporación del cachopo dulce, Urumea ofrece una experiencia redonda: cachopo para comer y cachopo para postre.

stats