La comida que de verdad apetece antes de Nochevieja
Cocina cotidiana
Porque ese día se piensa más en la celebración que en lo que hay en el plato
El día antes de Nochevieja -y también la mañana del 31- la comida se vive de otra manera. Hay quien come poco para 'guardar sitio' y quien directamente no prueba bocado hasta la noche. Después de varios días de marisco, pescado y comidas largas, en ese momento previo a la celebración a muchos les apetece algo mucho más simple.
No algo especial. Algo que apetezca, de verdad.
Cuando la comida pasa a un segundo plano
En Nochevieja, la atención no suele estar puesta en la comida como tal. Se piensa en el brindis, en el champán, en las uvas o en la celebración que sigue a las campanadas. La cena forma parte del plan, pero no siempre es el centro. Lo importante, muchas veces, viene después.
Esa forma de vivir la noche se nota antes. El día 30 o el propio 31 al mediodía, mucha gente no tiene ganas de montar nada especial ni de repetir otra comida “de celebración”. Apetece justo lo contrario: un plato cotidiano, reconocible, de los que se comen cualquier día y que dejan la sensación de haber comido bien sin más.
El que come poco y el que no come nada
Antes de Nochevieja hay dos tipos de personas. Las que comen algo ligero para no llegar llenas y las que deciden no comer casi nada durante el día porque 'luego por la noche ya cenaremos bien'. El problema es que el hambre no siempre entiende de planes.
Cuando aparece, no suele pedir sutilezas. Pide algo caliente, reconocible y que se coma a gusto. Algo que sepas que te va a sentar bien.
Platos que entran solos
Ahí es donde vuelven platos que no suelen asociarse a fechas señaladas, pero que funcionan siempre. Unos macarrones con tomate y chorizo, por ejemplo, son un plato contundente, con sabor marcado y fácil de comer cuando el hambre aprieta.
Son fáciles, saciantes y saben exactamente a lo que esperas. Lo mismo ocurre con un plato de tallarines a la boloñesa: no sorprende, pero entra solo y deja la sensación de haber comido bien.
Comer algo rico sin pensar demasiado
Antes de Nochevieja no siempre apetece innovar. Muchas veces queremos justo lo contrario: saber de antemano que lo que vas a comer te va a gustar.
Una tortilla de patata con tres quesos es uno de esos platos que cumplen sin discusión. No es ligera, pero tampoco engaña. Comes, te quedas a gusto y sigues con tu día.
También pasa con una pizza sencilla, de champiñones, sencilla, bien hecha y fácil de comer.
Hambre real, no comida de compromiso
Hay quien llega a la noche del 30 o a la mediodía del 31 con hambre y quien se encuentra ya cansado de comer 'bien' desde hace varios días. En ambos casos, el cuerpo suele pedir lo mismo: algo que se disfrute sin pensar si encaja o no con la fecha.
Una hamburguesa con patatas puede parecer fuera de lugar en estas fechas, pero cumple su función mejor que muchos platos más solemnes. Un plato directo y contundente, pensado como comida única.
Comer antes también forma parte del día
No todo lo que se come en Nochevieja tiene que ser memorable. A veces basta con que esté bueno y te deje tranquilo. Comer algo que apetece antes de la noche no estropea la celebración. Al contrario: ayuda a llegar mejor.
Porque cuando luego vienen el champán, el vino y las uvas, se agradece haber comido antes algo sencillo, rico y sin vueltas. Con todo esto, ¿qué comerías antes de la última noche del año?