Karlos Arguiñano desvela el restaurante donde ‘vais a comer como Dios manda’ en Villabona

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El restaurante está ubicado en pleno corazón del valle de Oria

Situado en el corazón del valle de Oria, el restaurante ofrece vistas privilegiadas al monte Ernio
Situado en el corazón del valle de Oria, el restaurante ofrece vistas privilegiadas al monte Ernio | Hika

En su último programa, Karlos Arguiñano no solo cocinó un salteado de judías verdes y setas, también habló de un restaurante en Villabona que le conquistó. Según el cocinero, allí ‘se come como Dios manda’.

La inspiración de su última receta le vino precisamente de allí. Mientras preparaba el plato, confesó que la idea surgió tras una visita reciente a Hika Bodega, una txakolinería situada en el barrio Otelarre de Villabona, Gipuzkoa, en pleno valle del río Oria.

‘Tienen un equipo de diez y unas vistas maravillosas’, dijo entusiasmado, antes de invitar a la audiencia a visitarla: ‘Si no habéis ido, id, porque me lo vais a agradecer’.

Un espacio entre viñedos

Hika no es un restaurante cualquiera. Es una bodega moderna rodeada de viñedos donde se elabora txakoli y, al mismo tiempo, se celebra la cocina vasca en su versión más auténtica.

Al frente de Hika está Roberto Ruiz, cocinero de Beasain con una larga trayectoria. Durante más de 25 años dirigió el restaurante Frontón de Tolosa, un referente de la cocina vasca, antes de trasladar su experiencia y la de su equipo a esta bodega.

Roberto Ruiz lidera la cocina de este restaurante en el valle de Oria
Roberto Ruiz lidera la cocina de este restaurante en el valle de Oria | Hika

La propuesta busca unir tradición y producto local, con materias primas que llegan de la propia huerta, de mercados cercanos y de pequeños productores.

La parrilla, el carbón y la leña marcan la identidad de una cocina que apuesta por las raíces de siempre, pero con un cuidado especial en la ejecución.

El lugar, además, impresiona. Cuenta con siete hectáreas de viñedo donde crecen variedades autóctonas como Hondarrabi Zuri y Hondarrabi Beltza, junto a Chardonnay y la reciente Hondarrabi Zuri Zerratia. Para llegar hay que subir una cuesta y, al coronarla, aparece la bodega con una panorámica espectacular hacia el monte Ernio.

Los menús que definen la casa

En Hika hay varias formas de sentarse a la mesa. Una de ellas es el Aperitivo & Menú Bodega, pensado para disfrutar del txakoli y de algunos bocados de temporada.

Hika Bodega despliega siete hectáreas de viñedo
Hika Bodega despliega siete hectáreas de viñedo | Hika

Pero si hay un emblema, ese es el Menú Alubias, que reivindica uno de los platos más icónicos de la tradición vasca: las alubias de Tolosa. Un plato acompañado de los ‘sacramentos’ clásicos -tocino, morcilla de Beasain, costilla, berza y guindillas de Ibarra- y maridadas con txakoli de la bodega y con un cierre dulce de torrija casera.

Para quienes buscan un recorrido más amplio, la opción es el Menú Gastronómico. Aquí se combinan productos de la huerta, el mar y la montaña en varios pasos, siempre con la firma de Roberto Ruiz y acompañados por los vinos de la propia bodega.

Hika cuenta con dos Soles Repsol y figura en la Guía Macarfi 2025
Hika cuenta con dos Soles Repsol y figura en la Guía Macarfi 2025 | Hika

La carta de Hika también da espacio a clásicos de la gastronomía del territorio: guisos cocinados lentamente al calor de la leña, pescados al fuego de la parrilla, carnes tratadas con mimo y verduras de temporada que se lucen en cada estación. Todo bajo esa idea de ‘cocina del paisaje’, que refleja lo que ofrece el entorno en cada momento del año.

Ruiz y su equipo han logrado reconocimiento por esta apuesta. Con más de dos décadas de experiencia en la hostelería, su sello personal se nota en cada plato.

De hecho, el concepto Hika by Roberto Ruiz ha cosechado elogios en poco tiempo. El restaurante cuenta con dos Soles Repsol y aparece destacado en la Guía Macarfi 2025, distinciones que reconocen tanto la propuesta gastronómica como la experiencia global que ofrece.

La última palabra, como casi siempre, la tiene el comensal. Pero si te fías de un cocinero que lleva décadas entrando en nuestras cocinas, el itinerario está trazado. Eso sí, conviene reservar con antelación, sobre todo los fines de semana y en días de vendimia, cuando la afluencia es mayor.

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