Lo de los turrones se nos ha ido de las manos (y quizá nos encanta)
Tendencia golosa
Los sabores más inesperados arrasan esta Navidad y transforman el turrón en un juego gastronómico sin reglas
Cada diciembre el turrón vuelve a la mesa, pero este año lo hace con un descaro nunca visto. Ya no hablamos solo del clásico Jijona, del duro de toda la vida o del chocolate crujiente: lo que triunfa son los experimentos. Turrón de pizza margarita, de nachos Tex-Mex, de galletas con crema ahumada o de gofre con pollo frito.
A esta corriente se suman pastelerías creativas que convierten snacks como Doritos, Ruffles, palomitas o palmeritas en lingotes festivos de edición limitada. Una mezcla de humor, nostalgia e imaginación que está revolucionando el dulce más tradicional de la Navidad.
Aunque hoy triunfen las versiones más inesperadas, no hay que olvidar que el turrón tiene una historia larguísima detrás. España conserva turronerías centenarias que mantienen vivas las recetas clásicas y elaboran el dulce igual que hace generaciones, como recuerda esta gastroguía sobre las turronerías más antiguas del país. Ese contraste entre tradición y creatividad es, precisamente, lo que hace tan fascinante la fiebre turronera actual.
La pregunta flota en el ambiente: ¿se nos está yendo de las manos lo de los turrones o simplemente nos lo estamos pasando demasiado bien?
La nueva era del turrón extremo
El mercado del turrón ha vivido siempre pequeñas reinvenciones, pero lo de 2025 va a otro nivel. En los últimos años hemos visto cómo chefs de autor, obradores artesanos y marcas emergentes han empujado los límites de este dulce ancestral hasta convertirlo en un lienzo creativo. Lo que empezó tímidamente con sabores como crème brûlée, brownie o cheesecake ha derivado en propuestas que parecen salidas de una noche de antojos delirantes.
Las últimas creaciones de Dabiz Muñoz son un ejemplo de cómo la alta cocina puede juguetear con el imaginario popular y llevarlo al terreno navideño. Su gama EH incluye combinaciones como turrón de pizza margarita, turrón de nachos Tex-Mex, turrón de gofre con pollo o turrón de galletas con crema ahumada, reinterpretados con técnicas de repostería fina y un punto canalla reconocible.
Son sabores que, más allá de su provocación, responden a una demanda clara: queremos sorprendernos en la mesa, divertirnos y romper la rutina de los dulces tradicionales.
Este fenómeno va acompañado de un cambio de consumo: formatos más pequeños, compras impulsivas, regalos 'foodies' y tendencia clara hacia productos que funcionan bien en redes sociales.
Cuando el turrón se convierte en personaje
Una de las imágenes más compartidas en Instagram estas semanas es la de un reel viral -entre ellos, propuestas de Pepina Pastel- donde varios turrones se presentan como si fueran personajes de una serie. Las piezas reinterpretan snacks muy populares: palmeritas, patatas onduladas, triángulos tipo nacho o palomitas de colores.
No es solo un dulce: es un relato. Estas piezas apelan a la cultura pop, al snack del cine, a la bolsa que desaparecía en una tarde de sofá. La estética cuidada -fondos de terciopelo, colores saturados, composición cercana al bodegón contemporáneo- potencia su efecto viral. Son turrones diseñados para ser fotografiados, comentados y reenviados.
Y este reel no es una excepción. Muchos obradores artesanos están explorando sabores extremos, reinterpretaciones de meriendas clásicas, collabs inesperadas o versiones 'trash gourmet' que se agotan en días. El turrón se ha convertido en un objeto cultural, una pieza que combina humor, diseño y gula navideña.
Por qué nos fascinan los turrones imposibles
Lo que está pasando con el turrón no es casual. Tiene mucho que ver con cómo comemos -y cómo compartimos lo que comemos- en 2025.
Humor + nostalgia
Las marcas mezclan sabores de infancia con un guiño gamberro: funciona porque nos activa el recuerdo y, a la vez, nos hace sonreír.
Comida como experiencia
El turrón ya no es un postre: es una sorpresa de sobremesa, un regalo original, un objeto para enseñar.
El efecto 'lo pruebo solo para contarlo'
Los sabores polares o inesperados funcionan igual que las bebidas limitadas, los helados raros o los donuts que parecen retos: alimentan la conversación.
La Navidad gamificada
Antes elegíamos entre 5 turrones. Ahora es como un catálogo de skins: puedes 'coleccionar' sabores.
El poder del diseño
La estética ha subido de nivel: fondos de terciopelo, colores pop, referencias a bodegones retro. El turrón es ahora un producto instagramable por naturaleza.
¿Hasta dónde vamos a llegar?
El límite todavía no está claro. Lo que sí sabemos es que la creatividad repostera española vive un momento de auténtica ebullición. Además de los turrones conceptuales, proliferan versiones como:
- Turrón de roscón
- Turrón de mochi
- Turrón de galletas Lotus
- Turrón de arroz con leche
- Turrón salado o agridulce
- Colaboraciones entre chefs y chocolateras
- Ediciones limitadas que desaparecen en horas
Estamos en una época en la que el turrón se atreve con todo y nosotros también.
Puede que sí, que lo de los turrones se nos esté yendo un poco de las manos. Pero quizá ahí resida la magia: en jugar, en sorprendernos, en reírnos y en disfrutar de un dulce que cada año se reinventa para seguir siendo protagonista.
Y ahora la duda inevitable: ¿cuál de estos turrones locos serías capaz de probar sin pensártelo dos veces?