Errores que arruinan tu lasaña sin que te des cuenta (pero tienen fácil solución)

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Si tu lasaña no queda perfecta, puede que estés cometiendo alguno de estos fallos

Errores al cocinar lasaña
Errores al cocinar lasaña | Pexels

La lasaña es uno de esos platos que despiertan pasiones en todo el mundo. Con su combinación de pasta, salsa y queso es difícil resistirse. Pero aunque parezca sencillo, muchos errores pueden arruinar su textura, sabor o presentación. Te contamos los fallos más comunes y cómo evitarlos para que tu lasaña quede de 10.

No cocer bien las placas de pasta

Uno de los errores más frecuentes es usar placas de pasta sin cocerlas o hidratarlas adecuadamente. Si utilizas placas de lasaña secas y no las hierves o remojas en agua caliente, corres el riesgo de que queden duras o incluso crujientes tras el horneado.

La mejor opción es cocerlas al dente si son tradicionales o hidratarlas 10-15 minutos en agua caliente si son precocidas. Consulta el paquete para saber la técnica y los tiempos recomendados, porque algunas placas de pasta no necesitan cocerse, sino que están listas para el horno. Leer esa información es clave.

Algunas personas usan pasta fresca casera, que solo necesita un golpe de horno para estar perfecta.

No escurrir bien las placas

Cuando las placas no se escurren bien, el exceso de agua pasa a la bandeja de horno. ¿El resultado? Una lasaña aguada, con capas que se deslizan y sin cuerpo.

Para evitar este error, extiende las placas cocidas o hidratadas sobre un paño limpio o papel de cocina y deja que reposen unos minutos antes de usarlas. Esto evitará que la lasaña se convierta en una sopa.

Reduce bien el sofrito y las salsas para evitar los líquidos
Reduce bien el sofrito y las salsas para evitar los líquidos | Pexels

Relleno poco consistente o con exceso de líquido

Un relleno jugoso es esencial, pero si no está bien cocinado o contiene demasiada agua (por ejemplo, de verduras mal escurridas), la estructura de la lasaña puede deshacerse.

Para evitar estos errores, reduce bien la salsa boloñesa: debe cocer al menos 30-40 minutos.

En la receta tradicional boloñesa registrada por la Accademia Italiana della Cucina, la salsa se cocina más de 2 horas para conseguir su textura ideal.

Si usas verduras (espinacas, calabacín…), saltéalas primero para que suelten el agua.

Añade un poco de pan rallado o queso para dar cuerpo al relleno si lo ves muy líquido.

No hacer una buena bechamel

La bechamel no es solo una salsa blanca, es el pegamento de la lasaña. Aporta cremosidad, une las capas y suaviza el conjunto. Omitirla o hacer una demasiado líquida o grumosa arruina la experiencia. Para evitarlo, cocínala a fuego medio sin dejar de remover hasta que espese.

No ajustar el tamaño de la bandeja

Un error poco comentado pero muy relevante: usar una bandeja muy grande o muy pequeña. Si es demasiado grande, las capas se separan y si es muy pequeña, rebosa.

Calcula que cada capa debe cubrir bien toda la superficie, sin huecos ni apelmazamientos. Mejor montar 4-5 capas equilibradas que hacer una torre imposible.

Hornearla poco (o demasiado)

El tiempo y la temperatura del horno importan. Si la dejas poco tiempo, las capas no se funden. Si la horneas demasiado, se seca o se quema por encima.

La pauta general es hornearla a unos 200 ºC con calor arriba y abajo durante unos 15 minutos, pero todo dependerá de tu horno y del tipo de placas de pasta que hayas utilizado para montar la lasaña.

No dejar reposar antes de servir

Este es probablemente el error más común y también el más fácil de solucionar. Si cortas la lasaña justo al sacarla del horno, puede desmoronarse. Dejarla reposar al menos 10-15 minutos ayuda a que se asiente y se pueda servir en porciones firmes y perfectas.

Restaurantes y chefs profesionales como Massimo Bottura dejan reposar la lasaña hasta 30 minutos antes de emplatarla.

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