Qué sofreír antes: ¿ajo o cebolla? El truco definitivo para no arruinar tu sofrito

Cocina práctica

El paso que marca el sabor y evita resultados amargos

El sofrito perfecto combina el orden y el tiempo justo para cebolla y ajo.
El sofrito perfecto combina el orden y el tiempo justo para cebolla y ajo.

Hay preguntas que parecen simples hasta que quemas un sofrito. ¿A quién no le ha pasado tener que volver a cortar ajo y cebolla? De ahí surge la eterna duda -como el clásico '¿qué fue primero, la gallina o el huevo?'- pero en versión cocina: ¿qué va primero en la sartén, el ajo o la cebolla?

Porque la diferencia entre un plato correcto y uno que provoca un '¡qué bueno!' suele estar en esos pequeños detalles. Y este es uno de los más importantes para cualquier cocinillas.

La regla más fácil (y más segura)

Te lo digo claro: cebolla primero, ajo después.

No es cuestión de tradición porque sí. Tiene todo el sentido: la cebolla tiene mucha agua y necesita tiempo para perderla y caramelizarse. Con un fuego medio-bajo, se vuelve dulce y crea la base de sabor para el guiso o la salsa.

El ajo, en cambio, es mucho más sensible. Tiene aceites y azúcares que se tuestan muy rápido. Si lo añades demasiado pronto, se quema mientras la cebolla todavía está cruda. Y ya sabes lo que pasa con el ajo quemado: sabor amargo que arruina el sofrito entero.

Por eso, la técnica más sencilla y segura es darle tiempo a la cebolla hasta que esté transparente o ligeramente dorada, y solo entonces añadir el ajo picado para que se haga apenas un minuto. Así no se quema y el aroma se reparte de forma equilibrada.

Rehogar la cebolla a fuego medio-bajo es clave para sacar su dulzor natural.
Rehogar la cebolla a fuego medio-bajo es clave para sacar su dulzor natural. | Freepik

La otra técnica (más pro): aromatizar el aceite

Pero claro, la cocina no es una ley escrita en piedra. Hay otra forma muy utilizada, sobre todo por cocineros expertos: aromatizar el aceite con el ajo al principio.

En este método, se pone el ajo en el aceite frío o tibio y se deja dorar apenas unos segundos a fuego muy bajo. Esto impregna el aceite de su sabor antes de añadir la cebolla o el resto de ingredientes. Puedes verlo en este sofrito para guisos o en estas judías verdes con sofrito de tomate.

Es una técnica fantástica para darle un plus de sabor al aceite. Pero hay que reconocerlo: requiere práctica y mucho control del fuego. Un segundo de más y el ajo se quema, amargando todo el aceite.

Si estás empezando o no quieres arriesgarte, es más práctico (y te diría casi infalible) añadir el ajo después de la cebolla.

El ajo se dora muy rápido: unos segundos bastan para aromatizar el aceite.
El ajo se dora muy rápido: unos segundos bastan para aromatizar el aceite.

¿Cuál usar en cada plato?

La clave está en elegir la técnica según lo que vas a cocinar.

  • Para salsas de tomate caseras, pistos, guisos o estofados: cebolla primero, ajo después. Ideal para sofritos largos y pausados.
  • Para salteados rápidos o arroces: aromatizar el aceite con ajo al inicio da un sabor más intenso y directo.

En la cocina española se usan ambas formas, y saber adaptarlas es lo que marca la diferencia. Lo importante es entender por qué se hace cada una y no dejar el resultado al azar.

Por qué importa tanto el orden?

Muchos piensan que da igual, que todo se mezcla al final. Pero no es así. La cocina es química y tiempos.

Si respetas el orden, consigues:

  • Una cebolla dulce, bien cocinada y sin trozos crudos.
  • Un ajo fragante, que realza el sabor sin dominar ni amargar.
  • Un sofrito equilibrado, capaz de transformar cualquier plato.

Un sofrito mal hecho es uno de los errores más comunes y más fáciles de evitar. Basta con recordar este orden.

Judías verdes con sofrito de tomate: un clásico que demuestra la importancia de un buen rehogado.
Judías verdes con sofrito de tomate: un clásico que demuestra la importancia de un buen rehogado. | Hogarmanía

El truco paso a paso

Si quieres hacerlo fácil y bien cada vez:

  • Calienta aceite a fuego medio-bajo.
  • Añade la cebolla picada con una pizca de sal para que sude.
  • Remueve y deja cocinar hasta que esté transparente o doradita.
  • Agrega el ajo picado y sofríe apenas 30 segundos o un minuto.
  • Sigue con tomate u otros ingredientes según la receta.

Resultado: un sofrito equilibrado, lleno de aroma y sin amargor.

En definitiva, es un detalle pequeño, pero transforma el resultado. Entender las diferencias te permite elegir la técnica más adecuada para cada receta y cocinar con más confianza.

La próxima vez que pongas la sartén al fuego, sabrás exactamente qué va primero. Sin sorpresas, sin ajos quemados y con mucho más sabor.

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