El plato extremeño con nombre curioso que se come en verano
CURIOSIDADES GASTRONÓMICAS

En cada rincón de España hay platos tradicionales con nombres que sacan sonrisa y Extremadura tiene uno que es perfecto para los días de calor que ya estamos viviendo.
Se trata de una receta con raíces campesinas, elaborada con ingredientes sencillos, que ha pasado de las mesas rurales a ser un emblema veraniego para quienes conocen la gastronomía de esta comunidad.
Un nombre que no se olvida
El nombre del plato suele llamar la atención a quien lo escucha por primera vez, y no es para menos, porque ver en una carta de restaurante el nombre cojondongo de gañán no deja indiferente a nadie.
¿Y por qué ese nombre? Aunque no hay una explicación oficial, el término cojondongo se cree que es una deformación popular cargada de expresividad y sentido del humor, muy en la línea del carácter abierto y campechano del mundo rural extremeño.
Como ocurre con otros platos de nombres llamativos, como el atascaburras manchego o la olla podrida de Burgos, el nombre forma parte del encanto del plato, y suele ser motivo de anécdotas y risas entre quienes lo descubren por primera vez.
Este plato ha resistido el paso del tiempo como parte del folclore culinario de la región. Es ligero, fresco y lleno de matices, ideal para sobrellevar los días más calurosos del verano.
Qué es exactamente este plato extremeño
Como muchos otros platos tradicionales, el cojondongo tiene su origen en el campo, cuando jornaleros y pastores necesitaban una comida ligera, pero hidratante, que pudieran preparar fácilmente durante la faena en el campo.
El cojondongo es típico de la provincia de Badajoz, especialmente de la comarca de la Tierra de Barros y en localidades como Aceuchal, Palomas y Puebla de la Reina, y es una especie de ensalada, a medio camino entre un gazpacho y una pipirrana.
Aunque se dice que su origen está en una receta llamada macarraca, que consistía en una mezcla simple de pan, ajo, agua, aceite, vinagre y sal, elaborada sobre el terreno en un cuenco de madera (conocido como dornillo) utilizando lo que los trabajadores llevaban consigo. Se majaban los ingredientes y se obtenía una sopa fría y energética, que podía completarse con aceitunas o uvas, ideales para refrescar sin llenar en exceso el estómago.
Con la llegada a Extremadura de los productos americanos, la receta se fue transformando. Poco a poco, se redujo el agua y se enriqueció con verduras frescas como tomate, pimiento y cebolla, que se incorporaban picados, nunca majados. Esta evolución dio lugar al cojondongo tal como se conoce hoy: una mezcla entre ensalada y sopa fría que se sirve como entrante o primer plato, especialmente durante el verano.
Cómo se elabora
En esencia, el plato aprovecha los productos de temporada (tomate y pimiento), junto al pan duro y al ajo, como tantas otras recetas de aprovechamiento de la cocina rural española.
Su preparación es sencilla, pero requiere mimo. Se machaca pan con ajo y aceite hasta conseguir una masa densa. Luego se le añade vinagre, un poco de agua y sal, y se remata con las verduras frescas bien picadas.
El secreto está en usar tomates de verano bien maduros, un buen aceite de oliva virgen extra y pan de calidad.
El resultado es una especie de ensalada fría con tropezones, fresca, nutritiva y llena de sabor, que aprovecha productos básicos y de temporada.
Es una receta fácil de replicar en casa, especialmente si te gustan las verduras en crudo, los platos de aprovechamiento y la cocina sencilla.
Su bajo coste, su facilidad de preparación y su valor nutricional lo convierten en una opción perfecta tanto para el menú diario como para incluir en una comida típica extremeña.