Descripción general de Jardines Eternos
Un Jardín Eterno es la recreación de un ecosistema tropical en el interior de un pequeño recipiente de vidrio. En él, trataremos de aislar nuestra composición vegetal del resto de ambientes, generándose en su interior ciclos de nutrientes y de agua que permitan el desarrollo y crecimiento de la flora.
Cómo hacer un Jardín Eterno
Para crear un jardín eterno debemos comenzar eligiendo el espacio donde vamos a instalarlo. Se pueden utilizar recipientes tan grandes como un terrario, o tan pequeños como una bombilla. Solo deben cumplir una característica: el material.
El material que debemos utilizar debe ser vidrio transparente, de manera que podamos comprobar la situación interna del jardín, permitir que la luz natural del sol lo atraviese y lo más importante, disfrutar del pequeño rincón de la naturaleza que hemos creado.

Como consejo para elegir este paso: aquellos recipientes con el orificio de entrada más pequeño nos permitirán crear jardines más bonitos o valiosos, aunque su creación y mantenimiento serán más difícil, por ello te recomendamos comenzar con recipientes sencillos e ir poco a poco mejorando.
Una vez elegido el recipiente es el momento de crear nuestra composición. Para ello, el contenedor consta de diferentes capas que permiten el correcto desarrollo de las plantas.
1. El piso subterráneo
La primera capa que crearemos será a base de pequeñas piedras o gravilla que permitan el correcto drenaje del agua, de manera que el suelo no permanezca encharcado (lo que podría contribuir a la podredumbre de las plantas).
2. El entresuelo
Sobre esta capa de piedrecitas colocaremos el sustrato, tierra que puede ser de diferentes orígenes pero que sea húmeda, de manera que se adapte a las condiciones de nuestro jardín

3. La planta principal: La vegetación.
Probablemente la parte más difícil de la creación de nuestro jardín, que especies colocamos y cómo las colocamos. Lo ideal es que sean especies tropicales, adaptadas a condiciones de baja luminosidad y alta humedad, de lento crecimiento (para que no desborden el recipiente) y que aunque sean de fácil enraizamiento, no generen raíces especialmente densas.
Plantas para un Jardín Eterno
Realmente las especies que elijamos para crear nuestro Jardín Eterno depende del gusto propio, aún así desde aquí podemos hacerte algunas recomendaciones, como son el potus, orquídeas, helechos, líquenes, ficus, tillandsias, fitonias...
En general plantas tropicales que destaquen por su belleza y que se ajusten al tamaño del jardín, teniendo como importancia principal la adaptación a condiciones húmedas. Para acompañar la composición, es muy recomendable colocar sobre el sustrato restos de troncos, ramas, rocas, algún objeto decorativo y, sobre todo, el toque especial de cualquier jardín eterno... el musgo.
También es altamente recomendable la introducción de algunos insectos descomponedores o lombrices, con tal de permitir el correcto reciclado de nutrientes y la autosostenibilidad de nuestra creación

Cuidados de un Jardín Eterno
Como ya hemos mencionado, un jardín eterno es una réplica en miniatura de un ecosistema natural, donde deben mantenerse unas condiciones ambientales para que las plantas no se estresen y puedan desarrollarse correctamente. Por ello, hay algunos factores que debemos tener en cuenta, sobre todo al principio o si cambiamos la posición del jardín.
Luz
Como buen microcosmos vegetal, la luz forma parte indispensable para permitir la fotosíntesis de las plantas que alberga. Sin embargo, nunca debemos colocar nuestro Jardín Eterno a la luz directa del Sol, ya que al ser un recipiente de cristal estanco se generaría en su interior un potente efecto invernadero que elevaría las temperaturas del recipiente y lo haría inviable. Por ello, es necesario una constante y uniforme luz indirecta.
Riego
Una vez creado nuestro jardín realizaremos un primer riego uniforme (recomendable realizarlo con alguna jeringuilla o similares) con el cual aprovecharemos para limpiar los posibles restos de sustrato adheridos a las paredes del recipiente. Lo ideal sería que únicamente hiciera falta este riego, aunque esto es bastante improbable.
No debemos regar de manera abundante, ya que siempre es mucho más fácil añadir agua si hiciera falta que retirarla. Por ello, si comenzamos a ver que el agua discurre a través de la capa de drenaje que hemos colocado en la parte inferior del recipiente, significa que el sustrato no es capaz de almacenar el agua con el que hemos regado, por ello sería preferible esperar unos días antes de cerrar el jardín de manera que el agua se evapore y podamos ajustar mejor la humedad.
Condensación
Una vez cerremos nuestro Jardín Eterno veremos cómo se produce una capa de condensación sobre las paredes del mismo.
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Esto es necesario ya que permitirá el correcto funcionamiento del ciclo del agua y el riego de la vegetación, aunque de él dependerá en gran parte la humedad interna. Por esto es necesario mantener un balance de la humedad jugando con la apertura del recipiente (disminución de la humedad) y riego del mismo (incremento de la humedad).
Temperatura
No suele ser un problema y es que este tipo de creaciones se basa en plantas tropicales con cuidados similares a las plantas de interior.
En caso de que ocurra un exceso de temperatura, normalmente a consecuencia de una excesiva exposición a la luz solar directa, se mostrará una mayor condensación y la solución será la misma: abrir el tarro durante unas 24h para permitir la evaporación de esa humedad y la reducción de la temperatura, además de cambiar su posición.
Poda
Si las plantas están sanas no hay que retirar las hojas mediante podas. Antes de que caigan, las plantas realizan un proceso de retranslocación de nutrientes por el cual almacenan la máxima cantidad de recursos antes de retirar las hojas, por lo que si podamos sin necesidad estaríamos retirando recursos de un ambiente muy limitado por su tamaño.

Únicamente deberemos realizar la poda cuando la planta crezca demasiado para el especio del recipiente o bien cuando las hojas toquen las paredes del mismo. Es especialmente peligrosos esta última posibilidad, ya que la condensación en las paredes del recipiente puede propiciar la podredumbre y aparición de hongos, lo que podría ser fatal.
Siempre que se pueda, debemos dejar la materia orgánica generada por el jardín en el propio jardín, facilitando así el ciclo de nutrientes.
Recomendaciones para un Jardín Eterno
- Comienza con un tamaño de recipiente en el que te sientas cómodo trabajando, es necesario practicar antes de lograr un funcionamiento óptimo del ecosistema en miniatura.
- Utiliza herramientas como pinzas para realizar un trabajo más fino.
- Es interesante utilizar ejemplares vegetales con raíces para facilitar la adaptación al entorno.
- Utiliza diferentes especies vegetales que den riqueza a la composición, son interesantes especies verdes y pequeñas.
- No aglutines y llenes la estancia, es interesante dejar un buen espacio hasta el "techo" del recipiente de manera que de amplitud.
- Intenta crear un frente del Jardín Eterno, una orientación que sea la ideal para exponer y en función de ello diseña tu obra. Es interesante comenzar con un frente despoblado y que la vegetación gane frondosidad en la parte más trasera, de manera que se pueda observar bien la obra y no de sensación de sobrepoblación.
- Añade componentes propios al gusto, de manera que den más riqueza y personalidad a la obra.