¿Por qué algunas aves pueden hablar?

Dicen que hay aves capaces de hablar como los humanos... ¿será cierto? Algunos aseguran que incluso pueden mantener una especie de conversación. Lo que está claro es que, detrás de todo esto, hay un misterio que vale la pena descubrir. Te contamos qué hay de cierto en que algunas aves hablan y cómo lo hacen realmente.
Cuando ciertas aves hablan, ¿son realmente conscientes de lo que están diciendo? ¿Qué tipo de palabras son capaces de pronunciar? ¿Es posible llegar a tener una conversación real entre ellas y los seres humanos?
Seguro que alguna vez te has hecho estas preguntas. Aunque sabemos que algunas aves pueden hablar, lo cierto es que la mayoría no conocemos bien por qué ocurre esto ni cómo es posible.
En este artículo, te invitamos a descubrir el fascinante secreto detrás de esta sorprendente capacidad, tan rara en el mundo animal como intrigante para nosotros.
¿Qué aves pueden hablar?
Cuando hablamos de aves que imitan el habla humana, lo primero que nos viene a la mente seguramente sea los distintos tipos de loro, como el loro yaco o loro gris africano (Psittacus erithacus), el loro del Amazonas (Amazona spp.), el loro Eclecto (Eclectus roratus) y el Guacamayo azul y amarillo (Ara ararauna).

Estas aves son las más representativas de esta cualidad única de expresar palabras de nuestro vocabulario. Sin embargo, no son las únicas. Otras aves que también pueden hablar son el cuervo (Corvus corax), los minás del Himalaya (Gracula religiosa) y algunas cacatúas.
¿Por qué estas aves son capaces de pronunciar palabras?
Esta capacidad para pronunciar palabras se debe a un órgano llamado siringe. Además de compartir nombre con un instrumento de viento parecido a la flauta, en este caso se trata del equivalente al aparato vocal en las aves. La siringe les permite producir una amplia gama de sonidos.
Se encuentra justo donde la tráquea se divide para formar los bronquios, y está especialmente desarrollada en las aves cantoras. Cuanto más compleja sea su estructura, mayor será la variedad de sonidos que el ave puede emitir, incluyendo palabras y frases del lenguaje humano.
¿Se puede decir entonces que ciertas aves hablan?
Cuando decimos que algo o alguien habla, nos referimos a que pronuncia palabras con un objetivo claro: el entendimiento a través de un lenguaje compartido entre los participantes.
Las aves tienen la capacidad de escuchar y reproducir una amplia gama de sonidos: desde la voz humana, tonos, timbres e incluso ladridos. Seguro que, si tienes cerca el loro de un vecino, le has oído repetir siempre las mismas palabras... pero no decir cosas nuevas.
Cuando emiten una palabra o un sonido, no lo hacen pensando en el mensaje que quieren transmitir, como nosotros. En realidad, son imitadores auditivos increíbles.

Al poder aprender palabras y frases dentro de contextos cargados de emoción o repetición, parece que estos animales se están comunicando con nosotros... pero no, no lo están haciendo realmente.
¿Cómo hablan las aves entre sí?
Aunque algunas aves puedan llegar a pronunciar palabras humanas, esa no es la forma en que se comunican entre ellas.
Tal y como recuerda el biólogo Manuel Gras en el artículo dedicado al lenguaje animal, no todos los animales utilizan los mismos mecanismos para comunicarse, y muchas de estas formas pueden combinarse entre sí.
En el caso de las aves, lo hacen principalmente mediante señales visuales y sonoras. Utilizan movimientos del cuerpo, cambios en el plumaje o sonidos específicos para expresar lo que sienten o necesitan.
Esto es especialmente importante en las épocas de reproducción, ya que les sirve para atraer pareja. Durante el cortejo, los machos muestran su vigorosidad y su buen estado de salud a través de colores llamativos y movimientos rítmicos, una especie de lenguaje corporal que cumple la misma función que nuestras palabras.
Un ejemplo muy curioso es el idioma de los periquitos y los agapornis, que han desarrollado un sistema de comunicación corporal bastante complejo. En ellos, las plumas, los ojos y el pico se convierten en una especie de altavoz de su estado emocional. Basta con observarlos para saber si están contentos, nerviosos o enfadados.
Ahora, cuando escuches a un loro repetir una palabra, sabrás que, aunque no esté hablando como nosotros, se esconde tras ello un asombroso talento para imitar, aprender único.