La frambuesa tiene su mejor momento a finales de verano y principios de otoño. Descubre cómo conservarla correctamente y su uso en la cocina.
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Hogarmania, 3 de mayo de 2017
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La frambuesa tiene su mejor momento a finales de verano y principios de otoño. Descubre cómo conservarla correctamente y su uso en la cocina.
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La frambuesa es el fruto del frambueso o sangüeso, planta que crece silvestre en diversas regiones europeas pero que también se cultiva. Se trata de una pequeña fruta redondeada o cónica, con una piel aterciopelada de color rojo o amarillento. La pulpa, muy aromática y de sabor agridulce, puede consumirse cruda o emplearse para la elaboración de jaleas, mermeladas y bebidas. En realidad, estos frutos están compuestos por numerosas drupas pequeñas y redondeadas. Cada una de ellas contiene una semilla y todas ellas se agrupan apretadamente sobre un pequeño receptáculo cónico.
Las frambuesas son conocidas también como fresas del bosque y su sabor es realmente exquisito, aunque se va perdiendo a las pocas horas de la recolección. Las variedades cultivadas suelen ser de mayor tamaño pero poseen menos aroma y sabor. Por otro lado, las cultivadas suelen proporcionar cosechas mayores, y sus frutos contienen generalmente más zumo que los de las variedades silvestres.
El frambueso es nativo de Europa y según parece, tienen su origen en Grecia, siendo conocido y apreciado desde la antigüedad. Al igual que los griegos, también los romanos tuvieron en gran estima esta fruta.
Durante muchos siglos se recolectó la frambuesa silvestre, más con motivos médicos que alimentarios. No obstante, la planta no comenzó a cultivarse de forma sistemática hasta el siglo XV. Un siglo después, se podía encontrar en los jardines de las casas inglesas. Éstas eran plantas que proporcionaban bayas muy pequeñas y variables que, por medio de selecciones, dieron lugar a variedades de mayor tamaño, tanto rojas como amarillas. Ya en el siglo XX, aún se siguen llevando a cabo numerosas investigaciones con objeto de obtener variedades nuevas que posean mejores características, sobre todo en lo que a la resistencia a las enfermedades se refiere.
Existe gran variedad de frambuesas. A simple vista pueden distinguirse frambuesas de colores amarillo, negro y rojo. También existen frambuesas anaranjadas y blancas.
Las frambuesas se pueden clasificar también en función de la época del año en la que fructifican. La mayoría de las variedades de frambuesas son frutas de verano. Sin embargo, también existen las que fructifican en otoño o en todas las estaciones, que, aunque son de menor cosecha, contribuyen a ampliar el periodo de recolección de estas frutas.
Por otro lado, dentro del género Rubus se incluyen, además del frambueso común (R. idaeus), otras especies que dan frutos similares a la frambuesa. El frambueso japonés (R. phoenicolasius) es nativo de Japón, China y Corea. La especie de nombre científico R. strigosa se emplea en Estados Unidos como fuente de variedades cultivadas y proporciona frutos amarillos y rojos. Una especie ampliamente cultivada es la R. occidentalis, planta que da lugar a un fruto negro.
La época más adecuada para la recolección de las frambuesas es durante el periodo comprendido entre los meses de julio y octubre. Se deben elegir frambuesas que no presenten signos de enmohecimiento.
Por otro lado, además de frambuesas frescas, también se pueden adquirir en el mercado frambuesas congeladas, enlatadas y en almíbar, y pulpa de frambuesa.
En las frambuesas, el crecimiento de mohos se produce a las pocas horas de su recolección, por lo que se consideran frutas muy perecederas. Para evitar este tipo de alteraciones, se pueden conservar en el frigorífico, donde se mantienen íntegras durante 2-3 días. Además, para una conservación más prolongada, se pueden congelar, ya que durante el proceso de congelación mantienen intacta su estructura.
Porque al lavarlas absorben gran cantidad de agua y se reblandecen, con lo que la textura final no resulta tan agradable. Además, el lavado con agua supone una pérdida de sabor. Únicamente se lavarán si están sucias, pero siempre de manera rápida y delicada, y justo antes de su consumo.
A finales de la Edad Media se creía que la frambuesa tenía propiedades infalibles para enamorar a la persona deseada.