Growler: qué es y cómo se usa para llevar cerveza artesanal
Envase
El cristal o el acero inoxidable son los materiales más comunes de este recipiente

La cerveza artesanal lleva años consolidándose en España, y hoy es fácil encontrarla tanto en bares como en microcervecerías. Con su auge ha regresado el 'growler', un recipiente que, aunque parezca moderno, ya se utilizaba en el siglo XIX para transportar esta bebida alcohólica.
Qué es el 'growler', origen y de dónde viene su nombre
El ‘growler’ es un recipiente diseñado para transportar cerveza de grifo manteniéndola fresca y sin oxidarse, como recién servida.
Se trata de una jarra con cierre hermético que conserva intactas las propiedades de aroma y sabor de la cerveza durante siete a diez días desde su envasado, siempre que no se haya abierto.
Una vez abierta, es recomendable consumirla en un plazo de dos a tres días.
Salvo la prohibición de vender alcohol a menores, la imagen que evoca este recipiente recuerda a otras escenas cotidianas de antaño: alguien caminando con un jarra llena de leche o de botas de vino en la mano.

Este envase evita el uso de botellas desechables y apuesta por una alternativa más sostenible.
O, dicho de otro modo, es una forma de compra a granel, similar a la que ya vemos en algunos alimentos o que antes era habitual en productos como cereales y legumbres.
Origen del 'growler'
El 'growler', como puede verse en algunas cervecerías, reapareció a finales de los años ochenta del siglo XX gracias al propietario de la cervecera estadounidense Otto Brothers Brewery.
Charlie Otto comprendió pronto que, para sacar adelante con éxito una empresa centrada en la cerveza de barril, necesitaba ofrecer a sus clientes un envase que les permitiera transportarla con comodidad.
Así, decidió recuperar aquella jarra hermética que su padre había usado en el pasado, desplazada con el tiempo por los envases de plástico, y darle un nuevo diseño.
De este modo, el growler volvió a los hogares de miles de estadounidenses.
Sin embargo, su origen se remonta mucho más atrás, a principios del siglo XIX, cuando era habitual transportar cerveza desde el pub hasta casa, primero en cubos y luego en latas galvanizadas.

Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, se popularizó la costumbre de que los niños llevaran los growlers desde la cervecería hasta el lugar de trabajo de sus padres, para el almuerzo o la cena. A esta tarea se la conocía como ‘rushing the growler’.
Este recipiente, fue evolucionando hacia formatos más seguros e higiénicos, como el cubo galvanizado de dos cuartos de galón (1,89 litros), con tapa hermética y un asa de madera para facilitar el transporte.
Aunque su origen exacto sigue siendo incierto, no cabe duda de que el término growler es muy anterior a la llamada ‘revolución de la cerveza artesanal’.
Por qué se llama ‘growler’
Algunos creen que el nombre proviene del sonido que hacía el gas al escapar del envase al abrirlo, un gruñido similar a un ‘growl’ en inglés.
Otros sostienen que ese ‘gruñido’ era, en realidad, el de las discusiones entre el cliente y el cervecero, cuando uno pensaba que el otro lo había engañado con la cantidad de cerveza.
Una tercera teoría, más pintoresca, asegura que el ‘growl ’era el sonido de las tripas de los trabajadores impacientes, que esperaban la botella que habían encargado al aprendiz para acompañar su almuerzo en la fábrica.

Ventajas de usar un growler
El principal beneficio es la sostenibilidad. Usar growler significa menos residuos y menos energía en la fabricación de botellas.
A esto se suma la frescura del producto: la cerveza que compras en growler se sirve directamente del barril, sin procesos de pasteurización ni conservantes.
Otra ventaja es la economía. Al no incluir envase desechable ni etiquetas, suele ser más barata que la misma cerveza embotellada.
Y además, es un objeto que se convierte casi en un accesorio de culto para los aficionados a la cerveza artesanal, que los coleccionan en distintos materiales y diseños.
También permite probar cervezas de edición limitada, que no siempre se embotellan. Muchas microcervecerías ofrecen tiradas pequeñas únicamente en barril, y el 'growler' es la solución para que el cliente pueda llevársela a casa.

Tipos de growlers
Existen varios tipos de growlers y cada uno ofrece ventajas distintas.
De cristal: son los más tradicionales y económicos. Permiten ver la cantidad de cerveza que queda y son fáciles de limpiar. Sin embargo, el vidrio no protege de la luz, lo que puede afectar al sabor si no se conserva en un lugar oscuro.
De acero inoxidable: cada vez más populares. Mantienen mejor la temperatura y protegen la cerveza de la luz y el oxígeno. Son más resistentes a los golpes, lo que los hace ideales para transportar.
De cerámica: menos comunes, pero muy apreciados por quienes valoran la estética. Conservan bien la cerveza, aunque suelen ser más pesados y frágiles.
Algunos modelos modernos incluyen sistemas de presión, como tapones con válvula de CO₂, que alargan la frescura durante más tiempo.
Cómo se usan los growlers
El funcionamiento es sencillo. Acudes a la cervecería con tu growler vacío, lo rellenan directamente del grifo y lo cierran herméticamente.
La recomendación general es consumir la cerveza en un plazo de siete a diez días, aunque lo ideal es hacerlo en las primeras 24 o 48 horas para disfrutarla en su punto óptimo.
En casa, lo más importante es mantenerlo en la nevera y evitar abrirlo constantemente, ya que cada vez que lo destapas pierdes gas y aromas.
Para limpiarlo, basta con agua caliente y un cepillo, evitando detergentes muy perfumados que puedan dejar restos.
La próxima vez que visites una cervecería artesanal o compres cerveza para cocinar en casa, fíjate en esos recipientes alineados detrás de la barra.