Salsa de ostras, todo lo que debes saber sobre su origen, usos y recetas
Un clásico oriental
Umami en estado puro para transformar tus platos
Oscura, brillante y con un sabor único que mezcla lo dulce, lo salado y el umami, la salsa de ostras es uno de esos condimentos capaces de transformar un plato sencillo en una receta llena de matices.
Nacida en la cocina cantonesa a finales del siglo XIX y extendida después a todo el mundo, hoy es un imprescindible tanto en wok de verduras como en carnes, pescados o fideos. Si quieres descubrir su historia, propiedades y cómo usarla en casa, aquí encontrarás todo lo que necesitas saber.
Qué es la salsa de ostras y cómo nació
La salsa de ostras es uno de los condimentos más reconocibles de la cocina china y del sudeste asiático. Se caracteriza por su sabor intenso, con notas saladas, dulces y un marcado toque umami que realza cualquier plato.
Curiosamente, este ingrediente nació por accidente. En 1888, el cocinero chino Lee Kum Sheung, en Guangdong, olvidó unas ostras cociéndose a fuego lento. Al volver, descubrió una salsa espesa, oscura y con un sabor sorprendentemente agradable. Aquel descuido se convirtió en un éxito comercial.
Poco después fundó la empresa Lee Kum Kee, que hoy en día sigue siendo líder mundial en la producción de esta salsa. Desde entonces, su uso se ha extendido por todo el mundo, siendo un básico en recetas chinas, tailandesas, vietnamitas y, cada vez más, occidentales.
Con qué alimentos combina mejor la salsa de ostras (y recetas fáciles)
La salsa de ostras tiene un sabor intenso pero equilibrado, lo que la convierte en un condimento muy versátil. Estos son los alimentos con los que mejor encaja, acompañados de ideas prácticas:
Pollo
El pollo salteado al wok con verduras y salsa de ostras es uno de los clásicos de la cocina asiática. Basta con marinar el pollo en salsa de ostras y soja durante 20 minutos, saltearlo y añadir brócoli o pimientos.
Ternera
La ternera con salsa de ostras y cebolla es otro plato emblemático. La salsa aporta brillo y suavidad a la carne, mientras que un toque de jengibre fresco realza el conjunto.
Cerdo
El cerdo agridulce se puede enriquecer con una cucharada de salsa de ostras. También funciona muy bien en costillas o solomillo al wok.
Mariscos y pescados
Las gambas con ajo y salsa de ostras son un entrante perfecto. También queda delicioso un pescado blanco al vapor, servido con unas gotas de esta salsa mezclada con aceite de sésamo.
Verduras
El brócoli con salsa de ostras es probablemente la guarnición más famosa de la cocina cantonesa. Puedes probar también con col china, judías verdes o champiñones salteados.
Arroces y fideos
El arroz frito cantonés y los noodles estilo chow mein no serían lo mismo sin la salsa de ostras, que les da ese toque oscuro, brillante y sabroso.
Tofu y setas
En la cocina vegetariana, el tofu y las setas shiitake absorben muy bien el umami de la salsa. Basta con saltearlos con ajo, añadir un poco de salsa de ostras y servir con arroz jazmín.
Tip práctico: Un chorrito de salsa de ostras al final de la cocción es suficiente para realzar el sabor sin enmascarar el resto de ingredientes.
Ingredientes y elaboración
La receta tradicional partía únicamente de ostras frescas cocidas lentamente hasta obtener un concentrado espeso. Hoy, las versiones industriales suelen contener extracto de ostras, agua, sal, azúcar y harina de maíz como espesante. En algunas variedades también se añade salsa de soja para intensificar el sabor.
La clave está en el equilibrio: ni demasiado salada ni demasiado dulce, con un final aterciopelado en boca.
Propiedades y valor nutricional
Aunque se utiliza en cantidades pequeñas, la salsa de ostras aporta varias ventajas tanto culinarias como nutricionales. Al ser baja en grasa y calorías, no suma un exceso energético a los platos. Gracias a su origen marino, conserva minerales como calcio, hierro o yodo.
Su sabor umami es quizá su mayor virtud, ya que potencia los alimentos con los que se mezcla y ayuda a reducir la cantidad de sal añadida en las recetas. Eso sí, conviene tener presente que su contenido en sodio es alto, por lo que es recomendable utilizarla con moderación, especialmente en dietas bajas en sal.
Diferencias con otras salsas asiáticas
Aunque todas comparten un color oscuro y un uso similar, la salsa de ostras no debe confundirse con otras salsas asiáticas. La salsa de soja, por ejemplo, es líquida, muy salada y fermentada; funciona como base en muchas preparaciones, aunque resulta más simple en sabor. La salsa hoisin, en cambio, se reconoce fácilmente por su dulzor y su carácter especiado, ya que incluye pasta de soja, ajo y chiles.
En el sudeste asiático, la más popular es la salsa de pescado (nam pla o nuoc mam), de sabor fuerte e intenso por la fermentación de anchoas. Frente a todas ellas, la salsa de ostras se distingue por su equilibrio: menos salada que la de soja, más dulce que la hoisin y con un umami redondeado que realza los platos sin dominar sobre ellos.
Recetas fáciles con salsa de ostras
La versatilidad de este condimento permite usarlo tanto en verduras como en carnes. Si quieres probar su sabor auténtico, te dejamos dos propuestas muy sabrosas:
- Choy sum con salsa de ostras, una receta de verduras al estilo cantonés, perfecta como guarnición ligera y llena de sabor.
- Salteado de pavo y setas con salsa de ostras, un plato rápido y saludable que combina proteína magra con el umami de la salsa.
Marcas y dónde comprarla
Hoy en día resulta muy fácil encontrar salsa de ostras. Está disponible en supermercados convencionales, en la sección internacional, en tiendas asiáticas con más variedad de marcas y también en plataformas online.
Las marcas más conocidas son Lee Kum Kee y Panda Oyster Sauce, aunque también hay opciones locales y versiones veganas. Las variantes aptas para veganos suelen prepararse con setas shiitake, capaces de aportar un sabor umami muy similar. Estas versiones se pueden encontrar en tiendas asiáticas y en algunos supermercados especializados.
Consejos para aprovecharla
- Añádela siempre al final de la cocción para mantener su aroma.
- No abuses de la cantidad: una cucharada suele bastar para 2-3 raciones.
- Combínala con otras salsas (soja, pescado, hoisin) para conseguir matices más complejos.
- Una vez abierta, guárdala en la nevera para conservar todo su sabor.