La planta de la amapola es conocida, principalmente, por producir unas increíbles y
características flores, cuya presencia nos anuncia que estamos en las puertas del verano.
¿Sabíais que también podemos disfrutar de esta bella flor en nuestros jardines?
En este artículo hablaremos de cómo cultivar amapolas de una forma sencilla para que
podáis disfrutarlas, año tras año, con la llegada del verano.
¿Cómo es la planta de la amapola?
El nombre científico de la planta amapola es Papaver rhoeas. Se trata de una pequeña planta anual que se
cree que procede de Asia, Europa o el norte de África, siendo probablemente Turquía su origen
concreto.

Existen diferentes tipos de amapola, todas pertenecientes al género Papaver, como la
Papaver oriental, que podemos cultivar en nuestros jardines y que es muy parecida a la silvestre,
o la Papaver avestruz, que cuenta con una flor muy grande y bonita.
Como ya hemos apuntado, se trata de una especie anual. Cada año sus semillas germinan y la planta crece, florece, produce nuevas semillas y muere, por lo anualmente es necesario plantar nuevas semillas si queremos poder disfrutar de su presencia.
Es una planta pequeña, de unos 50 centímetros de alto, caracterizada por tener tallos rectos y poco ramificados y unas hojas de bordes dentados.
Lo más destacable es, con diferencia, su flor. Esta especie solo produce una flor por individuo, y aparece a finales de la primavera o inicios del verano.
¿De qué color es la amapola?
Destaca enormemente por su belleza, por ser de un color rojo escarlata muy intenso, de forma acampanada y con pétalos arrugados que esconden en su interior la estructura reproductiva de la planta, en la que encontramos estambres de color negro que hacen destacar más, si cabe, el color de los pétalos.

Es una flor muy delicada y se marchita con facilidad, por lo que no suele cortarse para ser utilizada como adorno, puesto que se seca de una forma muy rápida, sino que debe apreciarse formando parte de la propia planta y tratando de manipularla lo menos posible. Lejos de lo que pudiésemos pensar, esa delicadez es parte del encanto del cultivo de la amapola.
Una vez la flor es fecundada, aparece un fruto en forma de cápsula que contiene las
semillas de la planta. Cuando este fruto se seca, cae al suelo, se abre y libera las semillas, que
quedarán enterradas hasta que germinen y vuelva a iniciarse el ciclo.
Cuidados de la amapola
Ubicación
La amapola es una planta silvestre, pero podemos cultivarla en nuestros jardines, ya sea en maceta o directamente plantada en el suelo. Lo importante es que se encuentre siempre en el exterior, en una zona soleada donde pueda recibir una buena
cantidad de luz durante el día.
Si el cultivo es en maceta, es recomendable utilizar unas que sean
de arcilla, de un tamaño de unos 10 litros, evitando aquellas fabricadas en plástico, ya que la porosidad de la arcilla facilita el drenaje y evita los encharcamientos.
Normalmente, se plantan
directamente en tierra, creando un manto sobre el suelo para que, durante la floración, puedan
apreciarse todas las flores juntas. Si vamos a llevar a cabo este cultivo, es necesario
que la distancia entre las diferentes plantas de amapolas sea de, al menos, unos 30 centímetros,
para que no haya interferencias entre ellas.

Los tallos y la propia flor son estructuras bastante frágiles, por lo que la zona de
plantación debe estar lo más protegida posible para que no sean dañados ni por el viento ni por
las lluvias.
Respecto a las temperaturas, esta planta está más acostumbrada a climas fríos,
aunque no suele haber problema en su cultivo en zonas de temperaturas medias y ligeramente
cálidas.
Suelo y abono
La amapola es sensible a los encharcamientos, por lo que, tanto si el cultivo se desarrolla en maceta, o directamente en el suelo, debemos procurar que tenga un buen drenaje para evitar que el ejemplar se pudra.
Al crecer de manera silvestre en grandes regiones, no tiene grandes requerimientos nutricionales y suele preferir suelos pobres en materia orgánica. Por este motivo, no tiene grandes requerimientos del tipo de suelo si se planta directamente, aunque si el cultivo se desarrolla en maceta, es recomendable emplear un sustrato universal mezclado con un 20-30% de perlita. Sin embargo, puede ser una buena ayuda el uso de fertilizante mineral durante la época de floración.
Riego y trasplantes
Es una planta que no requiere grandes cantidades de agua, siendo más peligroso un exceso, que un déficit de riego. Por ello, regaremos una o dos veces a la semana, teniendo la precaución de evitar los encharcamientos.

Es una planta que no tolera muy bien los trasplantes, por lo que, si queremos tenerla en el jardín, es preferible cultivarla directamente desde semilla y no tratar de replantarla.
Poda
Al ser una planta herbácea anual, no se recomiendan las podas, para que la misma planta pueda producir sus semillas y podamos disfrutar de nuevas amapolas cada año. Lo que sí es recomendable es que retiremos las hojas que se vayan secando, sin tocar la flor ni su fruto, para que pueda reproducirse con normalidad.
Plagas y enfermedades.
Una de las plagas que más daño hace a las amapolas es la de las babosas, sobre todo, si aparecen cuando acaba de germinar. Para evitarlas, os recomendamos, en caso de ser detectadas, realizar un tratamiento con sal alrededor de la planta, con la finalidad de evitar que la plaga actúe, aunque teniendo la precaución de que esta sal no traspase a la tierra, o podremos poner en riesgo nuestros cultivos.
También son frecuentes los ataques de pulgones, que pueden ser tratados, como hemos comentado en anteriores artículos, con el uso del jabón potásico.

Los hongos también pueden afectar a esta especie, apareciendo en forma de moho, sobre todo, si ha habido un exceso de riego o encharcamiento, por lo que, si es el caso, recomendamos reducir la humedad ambiental y aplicar un buen fungicida.
Preguntas frecuentes sobre la planta de amapola
¿Puedo plantar cualquier tipo de amapola?
Sí, excepto una variedad de amapola morada (Papare somníferum) en algunos países,puesto que su cultivo y su uso es ilegal, debido a que es posible utilizarla como estupefaciente.Su savia, rica en alcaloides, es la base empleada para producir el opio y sus derivados.
¿Es cierto que la amapola es comestible?
Sí, la amapola es una planta comestible, en concreto su semilla y su flor. Esta última no suele consumirse por su gran sabor, sino que es utilizada más bien a modo decoración de los platos. También se usa la flor, una vez seca, para realizar infusiones.
¿Para qué sirve la semilla de amapola?
Pan con semillas de amapola
La semilla de la amapola se usa, principalmente, para la elaboración de panes. Uno de los más conocidos es el pan de limón con semillas de amapola, receta que inspira el nombre de una famosa novela de la autora Cristina Campos.
Como habéis podido leer, pese a la fragilidad de la especie, su cultivo es realmentesencillo, y no tiene grandes requerimientos de cuidados, ocupándose incluso la misma planta degenerar las semillas para el próximo año. Es una estupenda manera de dar un toque vistoso anuestros jardines. ¿Os animáis con su cultivo para el próximo verano?