Calabacín: tipos, propiedades y las mejores formas de cocinarlo
Saludable y ligera
Cortado en tiras finas, sirve como alternativa a la pasta en platos sin gluten o bajos en carbohidratos

El calabacín ya es un clásico de la cesta de la compra: lo usamos en cremas, salteados, rellenos o a la plancha. Pero, ¿sabías que existen distintos tipos de calabacín, cada uno con sus propias características?
El calabacín es una hortaliza perteneciente a la familia de las cucurbitáceas, la misma a la que pertenecen las calabazas, pepinos o melones.
Su nombre científico es Cucurbita pepo y se trata de una planta de porte rastrero o trepador, con hojas grandes, lobuladas y de tacto áspero.
Produce flores de un intenso color amarillo que, además de ser comestibles, son muy apreciadas en distintas cocinas tradicionales.
El fruto, que conocemos como calabacín, tiene forma alargada o redondeada, según la variedad, y una piel fina que puede ser verde oscuro, clara, amarilla o incluso con rayas.

Es una planta que se adapta bien a climas templados y cálidos, y aunque hoy en día la encontramos en los mercados durante todo el año, su temporada natural es el verano, cuando alcanza su mejor sabor y textura.
Aunque lo vemos como un básico de la cocina mediterránea, el calabacín en realidad viene de América Central. Tras el descubrimiento de América cruzó el Atlántico y no tardó en convertirse en un imprescindible por lo fácil que era cultivarlo. Hoy, España e Italia son dos de los países donde más se produce y se consume.
Tipos de calabacín
Existen distintas variedades de calabacín que se diferencian en forma, color y textura.
- El calabacín verde es el más común en los mercados durante todo el año. Su piel es lisa, de un verde oscuro brillante, y aunque su sabor es discreto, alcanza su mejor punto en verano, cuando está de temporada.
- El calabacín blanco, de tono más claro y gusto dulce, combina muy bien con sopas y cremas, además de acompañar a platos de pescado. En esta categoría destaca el calabacín de Faenza.
- El calabacín redondo, de color que oscila entre el verde claro y el oscuro, es ideal para rellenar y hornear, ya que su forma es perfecta para recetas de este tipo.
- El calabacín largo florentino se distingue por su piel irregular con rayas. Más delgado y con sabor intenso, brilla especialmente frito o como complemento en platos de pasta.
- El calabacín trompeta, típico de Liguria, tiene una forma alargada y curvada que recuerda a su nombre. Es delicado y muy apreciado en primavera, aunque se conserva poco tiempo.

- El calabacín amarillo, atractivo a la vista, aporta un toque dulce y suave. Aunque su sabor no es muy marcado, es perfecto para preparar sopas de un color vibrante.
- El calabacín siciliano, técnicamente una calabaza, es largo, verde claro y de piel muy lisa con finos pelillos. Se emplea en guisos con tomate y especias, donde su textura destaca.
- El calabacín blanco de Trieste tiene un aspecto muy pálido y un sabor sutil que lo hace excelente para consumir crudo en ensaladas o carpaccios.
- El calabacín pâtisson, de origen francés, sorprende por su forma similar a un pastel. Puede encontrarse en tonos amarillos o verdes, y resulta delicioso cocido al vapor o relleno al horno.
- Por último, el calabacín crookneck, procedente de Estados Unidos, se reconoce por su aspecto curvado y abultado. Su sabor es especialmente dulce y delicado, perfecto para quienes buscan un matiz distinto.
Propiedades y beneficios del calabacín
El calabacín es un alimento con un alto contenido en agua, lo que lo convierte en una opción ligera y refrescante. Aporta pocas calorías, por lo que es muy apreciado en dietas equilibradas.
Es fuente de fibra, sobre todo si se consume con piel, lo que ayuda a regular la digestión y prolonga la sensación de saciedad.
Entre sus minerales destaca el potasio, que contribuye al buen funcionamiento muscular y cardiovascular.
Además, contiene vitaminas antioxidantes, como la C y la A, que ayudan a proteger nuestras células frente al daño oxidativo.

Cómo conservar el calabacín
El calabacín es una hortaliza delicada. Lo más recomendable es guardarlo en la nevera, dentro del cajón de verduras, sin lavar y sin amontonarlo. De esta forma se conserva fresco durante varios días.
Si se corta, conviene guardarlo en un recipiente hermético con papel absorbente para retener la humedad. Es importante consumirlo rápido porque tiende a ablandarse con facilidad.
¿Se puede congelar el calabacín? Sí, aunque pierde algo de textura. Para hacerlo correctamente, lo recomendable es escaldarlo: se hierve un par de minutos, se enfría en agua con hielo, se seca bien y se congela en bolsas de cierre hermético.
Así aguanta varios meses y resulta muy práctico para cremas, sopas o guarniciones.
Las mejores formas de cocinar calabacín
El calabacín es un ingrediente comodín que se adapta a casi cualquier técnica culinaria.

- A la plancha o salteado: cortado en láminas o bastones, gana un toque dorado y conserva su jugosidad.
- Al horno: tanto en rodajas gruesas como relleno, se carameliza y concentra su sabor.
- En crema: cocido con cebolla o puerro, de cualquier manera conseguirás una crema de calabacín ligera y cremosa sin necesidad de añadir nata.
- Como sustituto de pasta: en forma de espaguetis (zoodles) o como láminas para lasaña, ofrece una alternativa saludable y baja en hidratos. Puedes hacer unos espaguetis de calabacín con langostinos.
- En rebozados o buñuelos: rallado y escurrido, aporta humedad y suavidad.
- En tortillas y pisto: aporta frescura y jugosidad a una tortilla de calabacín o pisto.
Además, sus flores, conocidas como flores de calabacín, son comestibles y se pueden consumir rellenas o fritas.
A la hora de comprar calabacín, conviene fijarse en que sean firmes al tacto y con la piel lisa, sin arrugas ni zonas blandas. Los de menor tamaño suelen ser más tiernos y con menos semillas, ideales para saltear o comer crudos, mientras que los grandes funcionan mejor en cremas o guisos.
El color también es un buen indicador: debe ser uniforme y brillante, y el tallo, fresco y verde. Si los calabacines que presentan cortes o partes amarillentas, indica que han perdido frescura.