un plato tradicional
Calamares encebollados, receta de Joseba Arguiñano
Sigue el paso a paso para disfrutar de este sabroso plato

Los calamares encebollados, también llamados ‘a lo pelayo’ en el norte, son un clásico de la cocina casera.
Sigue el paso a paso de Joseba Arguiñano para disfrutar de este plato tradicional que destaca por su sabor suave, su textura melosa, y una preparación muy sencilla.
Índice de contenidos
Ingredientes
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700 gramos de calamares
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1 diente de ajo
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2 cebollas
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35 gramos de aceite de oliva
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200 mililitros de vino blanco
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sal
Raciones
4
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
10 m
Cocinado
40 m
Tiempo total
50 m
Alérgenos


Paso a paso
Pocha el ajo y la cebolla
Pela el diente de ajo y pícalo muy fino. Pela las cebollas y córtalas en juliana Calienta el aceite de oliva en una cazuela o sartén amplia a fuego medio.
Añade el ajo y sofríelo suavemente durante unos 30 segundos para que perfume el aceite sin quemarse.
Después, incorpora la cebolla con una pizca de sal para que sude y se ablande. Cocina removiendo de vez en cuando durante unos 10-12 minutos, hasta que la cebolla esté transparente y tierna.

Cocina los calamares
Limpia bien los calamares bajo el grifo de agua fría para eliminar restos de arena o tinta.
Una vez limpios, corta los calamares en anillas o trozos medianos, según prefieras.
Agrega los calamares troceados a la cazuela con el ajo y la cebolla. Sazónalos. Añade el vino blanco sobre los calamares. Remueve para que los sabores se integren bien.
Tapa la cazuela y deja cocer durante unos 30 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se pegue.

Sirve los calamares encebollados
Al final de la cocción, espolvorea un poco de perejil fresco picado para dar un toque de color y frescor. Sirve caliente en plato hondo o cazuela individual.

Consejos y trucos
Cocina la cebolla a fuego medio-bajo para evitar que se queme y que aporte un sabor más dulce y suave a la salsa.
Para limpiar los calamares correctamente, retira las vísceras y la pluma (la estructura cartilaginosa del interior). Quita la piel si quieres un acabado más blanco, aunque es opcional. Lava también las aletas y tentáculos.
Seca los calamares con papel de cocina antes de cocinarlos para evitar que suelten demasiada agua al saltearlos.
Trocea el calamar de tamaño similar para que se cocinen de forma homogénea.
Los calamares necesitan o una cocción muy corta (salteados) o prolongada (guisados) para quedar tiernos. En esta receta, Joseba Arguiñano los guisa.
Usa un vino blanco seco de buena calidad, pero no es necesario que sea caro. Evita vinos dulces que alterarían el equilibrio del plato.
Si la salsa te gusta más espesa, deja destapada la cazuela los últimos 5-10 minutos.
Si reduce demasiado, puedes añadir un chorrito de agua o caldo de pescado para mantener la jugosidad.
Preguntas y respuestas
¿Con qué acompañar los calamares encebollados?
Los calamares encebollados son un plato muy versátil que admite varios acompañamientos sencillos y sabrosos.
Quedan muy bien con arroz blanco, que absorbe el jugo y equilibra el plato. Las patatas cocidas o al vapor son otro acompañamiento tradicional y ligero. Si buscas algo más completo, puedes servirlos con puré de patatas o patatas panaderas.
Para una opción más ligera, puedes acompañarlas de verduras asadas al horno. Además, combinan bien con ensaladas verdes, que dan un contraste ligero y refrescante al sabor intenso de la salsa.
¿Cómo conservar los calamares encebollados?
Si te sobra, guarda los calamares en un recipiente hermético en la nevera hasta 2 días.
Para recalentar, calienta lentamente en una cazuela pequeña o en el microondas a potencia baja para evitar que se resequen. Puedes añadir una cucharada de agua o caldo al calentarlos para recuperar la jugosidad.
¿Se pueden congelar los calamares encebollados?
Sí, los calamares encebollados se pueden congelar una vez cocinados, siempre que se enfríen por completo antes de guardarlos.
Para hacerlo correctamente, colócalos en un recipiente hermético o en bolsas de congelación bien cerradas, eliminando el exceso de aire. Así evitarás la formación de cristales de hielo que puedan afectar la textura.
Es recomendable consumirlos en un plazo de 2 a 3 meses para mantener su sabor y calidad.
Al descongelarlos, hazlo lentamente en la nevera y caliéntalos a fuego bajo para evitar que se resequen o endurezcan.