Con chocolate y nata
Plátano frito: el postre casero más fácil y rico de Arguiñano
La opción perfecta para los más golosos.

Karlos Arguiñano prepara plátano frito, un postre casero, rápido y muy fácil de hacer. Un bocado dulce que gustará a todos.
La elaboración no tiene complicación: plátanos rebozados en harina y huevo, fritos en aceite aromatizado con cáscara de naranja. Para acompañar, nata montada, frambuesas, sirope de chocolate y almendras laminadas.
Ingredientes
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4 plátanos
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2 huevos
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harina
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150 gramos de nata montada
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2 cucharadas de almendras fileteadas
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2 cucharadas de sirope de chocolate
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aceite de oliva virgen extra
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3 trozos de piel de naranja
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16 frambuesas
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hoja de menta
Raciones
4
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
10 m
Cocinado
5 m
Tiempo total
15 m
Alérgenos




Paso a paso
Aromatiza el aceite con cáscara de naranja
Calienta una sartén pequeña con abundante aceite. Agrega los trozos de cáscara de naranja y fríelos a fuego suave durante 2-3 minutos hasta que el aceite quede aromatizado.
Retira las cáscaras de naranja.

Reboza y fríe los plátanos
Reboza los plátanos con harina y huevo, introdúcelos en la sartén y fríelos (a tandas) hasta que se doren.
Retíralos y escúrrelos sobre una fuente cubierta con papel absorbente de cocina.

Sirve el plátano frito y acompaña con nata montada
Sirve un plátano, unos botones de nata montada, unas almendras fileteadas, unos hilos de chocolate y 4 frambuesas en cada plato, y decóralos con unas hojas de menta.

Historia del plátano frito
El plátano frito es un postre que suele encontrarse en los restaurantes chinos, por lo que muchas personas lo asocian con esa gastronomía. Sin embargo, también es habitual en Canarias, donde los británicos impulsaron el cultivo de plataneras a finales del siglo XIX y, con ello, se popularizó el uso del plátano en la cocina local.
Lo que varía entre una y otra preparación es la forma de rebozar el plátano antes de freírlo. En la versión china, se utiliza una técnica propia de Asia que consiste en sumergir los alimentos en una mezcla de harina y agua, similar a la tempura, en la que a veces se sustituye el agua por cerveza o agua con gas.
En cambio, en Canarias se emplea el rebozado típico peninsular y mediterráneo: se pasa el plátano por harina y, si se desea, por huevo.
Consejos y trucos
Para hacer plátano frito, conviene elegir ejemplares maduros, pero no excesivamente blandos. Lo ideal son plátanos amarillos con algunas manchas marrones, ya que están en su punto justo de dulzor.
Si prefieres una textura más firme y un sabor menos dulce, puedes usar plátanos ligeramente verdes, aunque el resultado será más denso. Arguiñano recomienda utilizar plátano de Canarias.
Arguiñano aromatiza el aceite con cáscara de naranja. Basta con retirar una tira de la piel (evitando la parte blanca), añadirla al aceite caliente y dejar que infusione durante unos minutos. Cuando empiece a chisporrotear y desprenda aroma, retira la piel antes de freír los plátanos.
Fríe los plátanos hasta que estén dorados por fuera y tiernos por dentro, unos 2-3 minutos por cada lado. Evita cocinarlos demasiado para que no se endurezcan. Si los haces en sartén, no los amontones, así se fríen de forma uniforme.
Una vez fritos, colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Así quedarán más crujientes.
Preguntas y respuestas
¿Con qué acompañar el plátano frito?
El plátano frito rebozado es un postre que puede combinarse con una variedad de acompañamientos, desde salsas cremosas hasta frutas frescas y helados. Arguiñano los sirve con nata montada, almendras laminadas tostadas y sirope de chocolate.
Una de las formas más clásicas de acompañar el plátano frito rebozado es con crema pastelera o crema de chantilly. Ambas son suaves y resalta la dulzura natural del plátano frito.
El helado de vainilla, chocolate o coco es un acompañamiento excelente para el plátano frito, ya que la combinación de caliente y frío es irresistible.
Una salsa de chocolate caliente y los frutos secos como almendras, nueces o cacahuetes ligeramente tostados pueden aportar un toque crujiente que contrasta bien con la textura suave del plátano frito.
La miel o el jarabe de arce son aderezos dulces y naturales que van muy bien con este postre. Puedes rociar una pequeña cantidad sobre los plátanos justo antes de servir, o incluso hacer un pequeño baño de miel o jarabe para sumergir los trozos de plátano.
Una salsa de frutas como un coulis de frambuesas o mango triturado puede ser un acompañamiento delicioso.
El yogur griego con un poco de miel o canela es una opción más ligera y cremosa que combina muy bien con el plátano frito.
¿Cómo conservar el plátano frito?
Guárdalos en un recipiente hermético en la nevera, donde se conservarán 1-2 días, aunque es probable que pierdan parte de su textura crujiente. No se recomienda congelarlos, ya que los fritos suelen perder sabor y consistencia al descongelarse. Lo ideal es prepararlos justo antes de servir.
Por otra parte, si has guardado el plátano frito en la nevera, es mejor recalentarlo en la freidora de aire o en el horno para que recupere su textura crujiente. Evita recalentar en el microondas, ya que el plátano tiende a volverse gomoso.
¿Cuántas variedades de plátano existen?
Existen más de 1,000 variedades de plátano en el mundo, que se cultivan principalmente en regiones tropicales y subtropicales. Sin embargo, no todas estas variedades son ampliamente conocidas o consumidas.
Los plátanos pueden clasificarse en diferentes tipos, con algunas variedades que se consumen más comúnmente, ya sea como fruta dulce o como plátano para cocinar.
Las variedades de plátano más consumidas en el mundo son la Cavendish, que domina el mercado internacional como fruta de postre, y el plátano macho, utilizado en muchas preparaciones cocidas en diversas partes del mundo.
Otros tipos populares incluyen el Lady Finger (más dulce y pequeño) y el plátano rojo (con un sabor más cremoso). Además, el plátano verde es esencial para hacer harina de plátano, usada en diversas recetas sin gluten.
Para hacer plátano frito, conviene elegir ejemplares maduros, pero no excesivamente blandos. Lo ideal son plátanos amarillos con algunas manchas marrones, ya que están en su punto justo de dulzor.
Si prefieres una textura más firme y un sabor menos dulce, puedes usar plátanos ligeramente verdes, aunque el resultado será más denso. Arguiñano recomienda utilizar plátano de Canarias.