Cultivo con micorrizas
Cultivos
Aprende a usarlas de forma fácil y sostenible

Una de las herramientas que no pueden faltar en nuestro armario del jardín es el fertilizante, ¿verdad? Sin embargo, ¿sabes que hay una forma de conseguir que sean nuestras propias plantas, las que consigan captar una mayor cantidad de nutrientes y otros recursos? ¡Ellas solas! Esto es gracias a las micorrizas, un fascinante ejemplo de como la suma hace la fuerza.
En este artículo te cuento que son las micorrizas, como ayudan a nuestras plantas y cómo tenerlas en tu jardín. ¿Te interesa?
¿Qué son las micorrizas?
Las micorrizas son asociaciones simbióticas entre los hongos del suelo y las raíces de las plantas. En este vínculo las hifas fúngicas colonizan la superficie de la raíz o se introducen en su interior, formando dos tipos fundamentales de micorriza.
Ectomicorrizas
En este tipo de micorrizas las hifas envuelven la raíz formando una capa externa conocida como manto, pero no penetran en las células. Son frecuentes en árboles como pinos, abedules o robles.
Endomicorrizas
Estas hifas atraviesan la pared celular de la raíz para desarrollar estructuras internas, donde se realiza el intercambio de nutrientes entre las dos especies. Son las más comunes en plantas de huerto, ornamentales y céspedes, por lo que probablemente sean en las que estamos más interesados.
En ambos casos, el hongo obtiene azúcares y compuestos orgánicos de la planta, mientras que a cambio las plantas amplían el alcance de sus raíces para capturar agua y nutrientes minerales. ¡Una simbiosis de manual!
¿Para qué son útiles las micorrizas en nuestro jardín?

Si pensamos en micorrizas y hongos en el suelo probablemente pensemos en bosques y zonas húmedas, ¿verdad?. Sin embargo, los hongos están y sobre todo, pueden estar, en las plantas de tu jardín. ¿Sabes en qué las ayudaría?
Mejor absorción de nutrientes
Las hifas de los hongos son algo así como sus tentáculos, actuando como una red de gran superficie que explora el suelo más allá de la zona inmediata de la raíz. Gracias a ello, las plantas micorrizadas tienen acceso a una mayor cantidad de recursos como el fósforo, nitrógeno, potasio o micronutrientes poco móviles, como hierro, zinc o cobre. Como imaginarás, esta función es especialmente útil cuando hablamos de plantas cultivadas directamente en el suelo, ya que es probable que aquellas que cultivémosle en maceta tenga toda la superficie de acción ocupada con sus propias raíces
Aumento de la resistencia a la sequía
Al ampliar la zona de acción, las raíces micorrizadas extraen agua de estratos más profundos y mantienen un mejor estado hídrico ante periodos secos. Es decir, las raíces que tienen una relación simbiótica con las micorrizas pueden extraer más agua que las que no, lo que les da una ventaja competitiva y una mejor resistencia a eventos relacionados con el cambio climático. Las plantas con raíces micorrizadas tienen una menor marchitez y un crecimiento más estable en veranos calurosos.
Protección contra patógenos del suelo
Así es, la presencia de hongos micorrícicos protege a nuestras plantas de patógenos como otros hongos que viven en el suelo o bacterias. Tanto el manto fúngico como las sustancias antifúngicas o antibacterianas que liberan ciertos hongos micorrízicos crean una barrera física y química contra agresores como Fusarium, Pythium o, incluso, nematodos fitoparásitos.
Mejora de la estructura del suelo
La red de hifas se une a las partículas de arcilla y materia orgánica que naturalmente encontramos en el suelo. De esta manera se forman agregados estables que mejoran la aireación, la retención de agua y reducen la erosión. Esto ayuda, por ejemplo, a mantener el suelo cuando ocurre fenómenos de escorrentía durante fenómenos como las DANAS. Es decir, la presencia de hongos micorrícicos no solo beneficia a nuestro jardín, sino que puedes ser un complemento para prevenir y amortiguar catástrofes naturales.
Estimulación del crecimiento y floración
En realidad este punto surge a partir de todos los demás. Al disponer de nutrientes y agua de forma más continua, las plantas crecen con mayor vigor, producen más brotes y flores, y fructifican de manera más uniforme. Esto hace que puedan reproducirse más rápido y, por tanto, que tengan un mayor éxito evolutivo.
¿Cómo podemos inocular micorrizas en nuestro jardín?

Estoy seguro de que después de haber visto las ventajas de la presencia de los micorrizas en tu jardín te estarás preguntando si hay alguna forma de incentivar que estas se desarrollen. Por suerte la respuesta es sí. Hay muchas ocasiones en las que las micorrizas se establecen por si solas, al igual que lo hacen en la naturaleza, pero también podémoste "plantarlas" juntos a nuestras plantas. Te cuento cómo hacerlo.
Selección del producto adecuado
Por suerte es muy fácil comprar esporas de hongos micorrícicos en diferentes formatos. Existen polvos, gránulos y emulsiones líquidas que contienen esporas o micelio activo de especies arbusculares, aunque como hemos comentado anteriormente, si estamos pensando en jardines de coníferas o frutales debemos apostar por hongos ectomicorrízicos, de los que también hay. Es fundamental que primero tengamos claro qué especies queremos inocular con el hongo y, después, que elijamos formulaciones homologadas y con cepas compatibles según nuestro tipo de cultivo.
Época y condiciones ideales
La inoculación funciona mejor si la hacemos al plantar o trasplantar una planta, ya que es entonces cuando la raíz está más activa y se adapta a un nuevo suelo. No todos los suelos son igual de favorables para la instalación de micorrizas, por lo que debemos evitar suelos muy ácidos (pH < 5) o excesivamente francos. La mayoría de especies de hongos micorrícicos prefieren un pH entre 6 y 7 y buena aireación.
Métodos de aplicación
Tenemos diferentes maneras de incorporar estos hongos microrrícicos. La manera más sencilla es la incorporación directa en el hoyo de plantación, mezclando el sustrato de la planta con el inoculante antes de colocarla en el hoyo. Otra forma es aplicarlo al pie del árbol o del arbusto una vez que este ya está plantado, aunque es un método menos eficiente que el anterior, ya que las raíces de las plantas no están tan activas y el hongo no entra en contacto directamente con ellos. Para hacerlo debes formar un pequeño surco alrededor de la base del árbol y depositar el gránulo o polvo en su interior. Después simplemente cubre ligeramente con tierra. Otra manera algo más compleja es diluir el producto en agua y regar alrededor de la zona radicular. Esto es especialmente útil en céspedes, semilleros o plantas que se extienden por una gran superficie del suelo.
Cuidados posteriores a la inoculación

Debes recordar que la inoculación de micorrizas no deja de ser un cultivo de hongos, por lo que debemos tratarlos como tal. Un buen consejo es que mantengas la humedad del suelo tras la aplicación, pero sin encharcarlo y que reduzcas al mínimo el uso de fertilizantes químicos, sobre todo los fosfatados a dosis altas, ya que estos inhiben la formación de micorrizas. Por supuesto, evita el uso de fungicidas de amplio espectro cerca de la zona radicular. La eliminación de micorrizas por error es un ejemplo de los problemas que algunos pesticidas de amplio espectro pueden tener sobre la biodiversidad. En su lugar elige formulaciones selectivas o emplea control biológico siempre que puedas. Puedes potenciar el desarrollo de las micorrizas incorporando materia orgánica (compost bien maduro, vermicompost…) que sirve de alimento a las micorrizas y mejora su establecimiento. ¡Recuerda que los hongos se alimentan de materia orgánica como los animales!
Como has visto las micorrizas son esenciales para un jardín sano y productivo. Incorporar estos hongos en la gestión de tu jardín es aprovechar un recurso de la naturaleza y tener un cultivo más ecológico y sostenible. ¡Son todo ventajas!