El membrillo es una fruta propia del otoño que se consume tras la cocción. Conoce los trucos para su conservación, su uso en la cocina y sus propiedades nutricionales.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Hogarmania, 23 de septiembre de 2022
Consejos para hacer la compra
El membrillo es una fruta propia del otoño que se consume tras la cocción. Conoce los trucos para su conservación, su uso en la cocina y sus propiedades nutricionales.
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El membrillo es la fruta carnosa de color amarillo dorado que se obtiene del membrillero. Presenta una superficie cubierta por una borra algodonosa y una pulpa, amarillenta y áspera, que contiene en su interior semillas mucilaginosas. Esta pulpa es muy aromática, con un delicado aroma a miel, pero su sabor es muy ácido, lo que hace que generalmente no se consuma el membrillo crudo.
El membrillo es nativo del oeste de Asia, de la zona caucásica, y se viene cultivando desde muy antiguo. Llegó a España a través de Grecia e Italia, donde era muy estimado; de España se exportó a América.
Antiguamente se pensaba que los membrillos eran un tipo de manzana. En un principio se consumían principalmente asados con miel y una buena capa de harina; ya con el descubrimiento y el mayor empleo del azúcar, empezaron a elaborarse membrillos confitados. En la Edad Media se empleaban no sólo como alimento, sino también como remedio eficaz contra la diarrea.
Existen diversas variedades de membrillo que se diferencian por su sabor, consistencia, época de maduración y forma. Además, también se denomina membrillo al fruto del membrillero de Japón (Chaenomeles speciosa) por su similitud con el verdadero membrillo, a pesar de pertenecer a un género botánico distinto. Este fruto presenta una piel lisa de color verde amarillento, es aromático y de sabor incluso más ácido. Frecuentemente se mezclan estos frutos con manzanas o peras para obtener mermeladas de sabor fuerte y agradable. A pesar de su nombre, se trata de una especie originaria de China.
Los primeros membrillos aparecen en el mercado desde principios de otoño, manteniéndose hasta principios de invierno.
A la hora de la compra, hay que elegir los que presenten aspecto carnoso, con la piel totalmente intacta y parcialmente amarilla.
Los membrillos muy maduros suelen presentar manchas, que no tienen importancia si se los va a cocer inmediatamente. Hay que rechazar los membrillos duros y verdes, es decir, inmaduros.
Los membrillos verdes deben dejarse madurar a temperatura ambiente. Los que ya estén maduros se conservan bien en el frigorífico durante algunas semanas, siendo recomendable envolverlos individualmente.
El membrillo se congela muy bien hecho puré, azucarado o no azucarado. Si se desea congelar membrillos frescos, conviene pelarlos, limpiarlos, cortarlos y rociarlos con zumo de limón, evitando así que adquieran una coloración marrón debido a la oxidación.
Los membrillos se consumen únicamente tras su cocción, a menudo en forma de mermeladas, jaleas o dulce de membrillo. Su elevado contenido en pectinas los hace muy apropiados para la elaboración de este tipo de preparados, sin necesidad de adicionar otros productos gelatinosos para lograr una correcta consistencia.
También son adecuados para la confección de compotas, jugos, productos de pastelería y otros postres de otoño para disfrutar de la estación.
Porque presentan un sabor altamente ácido y una baja digestibilidad debido a su elevado contenido en fibra insoluble.
Además, la presencia de pectina en esta fruta consigue la consistencia adecuada en la confección de mermeladas y compotas, sin necesidad de añadir otras sustancias espesantes.
En Grecia, los membrillos estaban consagrados a Afrodita, la diosa del amor. El membrillo era símbolo de amor y fecundidad, y los recién casados debían comer uno antes de entrar en la habitación nupcial.
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