Recetas de siempre
Croquetas de panceta y huevo cocido, receta de Karlos Arguiñano
Una bechamel cremosa donde la panceta aporta sabor y el huevo equilibrio
Las croquetas de panceta y huevo cocido son uno de esos clásicos que nunca fallan. Parten de una bechamel bien trabajada, cremosa y sabrosa, en la línea de otras recetas tradicionales como las clásicas croquetas de jamón, pero con el toque más untuoso que aporta la panceta y el contraste suave del huevo cocido.
La clave está en cocinar la base con calma, respetar el reposo en frío y trabajar una masa manejable que permita formar croquetas bien definidas, doradas por fuera y muy cremosas por dentro. Un bocado perfecto para servir como aperitivo, entrante o para preparar con antelación y tener siempre listo en el congelador.
Índice de contenidos
Ingredientes
-
100 gramos de panceta
-
1 cebolleta
-
2 dientes de ajo
-
2 huevos
-
600 mililitros de leche
-
75 gramos de harina
-
aceite de oliva virgen extra
-
sal
-
perejil
-
harina, huevo batido y pan rallado (para rebozar)
Raciones
4
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
25 m
Cocinado
45 m
Tiempo total
1 h 10 m
Alérgenos
Huevos
Leche
Gluten
Paso a paso
Cuece los huevos
Calienta un cazo con agua. Cuando empiece a hervir, introduce los huevos y cuécelos durante 10 minutos. Retíralos, refréscalos bajo el grifo, pélalos y resérvalos.
Pocha la base aromática
Calienta una cazuela amplia con 3-4 cucharadas de aceite de oliva. Pica la cebolleta, pela los ajos, pícalos e introdúcelos en la cazuela. Póchalos a fuego suave durante 5-6 minutos, hasta que estén blandos y sin coger color.
Rehoga la panceta
Corta la panceta en daditos pequeños y añádela a la cazuela. Rehógala unos minutos, lo justo para que suelte parte de su grasa y se integre con la base.
Añade la harina y cocínala
Agrega la harina y rehógala bien durante un par de minutos, removiendo constantemente. Este paso es importante para eliminar el sabor a harina cruda.
Incorpora la leche y cocina la bechamel
Vierte la leche poco a poco, sin dejar de remover, para evitar grumos. Sazona y cocina la mezcla a fuego suave-medio durante 15-20 minutos, hasta obtener una masa espesa, lisa y bien ligada.
Añade el huevo cocido
Pica los huevos cocidos en daditos pequeños e incorpóralos a la masa. Mezcla bien para repartirlos de manera uniforme.
Reposo de la masa
Pasa la masa a una fuente amplia y cúbrela con film de cocina en contacto directo con la superficie. Deja que se enfríe y guárdala en el frigorífico durante 3-4 horas, hasta que esté bien firme.
Forma y reboza las croquetas
Enharina ligeramente la encimera, saca la masa de la fuente y córtala en porciones. Dales la forma que prefieras y pásalas por harina, huevo batido y pan rallado.
Fríe las croquetas
Calienta abundante aceite en una sartén. Cuando esté caliente, fríe las croquetas en tandas hasta que estén bien doradas. Retíralas y escúrrelas sobre papel absorbente.
Sirve
Sirve 6 croquetas en cada plato y decóralas con unas hojas de perejil fresco.
Consejos y trucos
Es importante cocinar bien la harina antes de añadir la leche para evitar sabor a crudo.
La bechamel debe quedar espesa para que las croquetas mantengan la forma. Si la bechamel resulta demasiado líquida, se puede corregir fácilmente prolongando un poco la cocción o ajustando la proporción, siguiendo este truco para arreglar una bechamel líquida de forma sencilla.
El reposo en frío es clave para un rebozado limpio.
Fríe las croquetas en aceite bien caliente para que no se abran.
Preguntas y respuestas
¿Se pueden congelar estas croquetas?
Sí, una vez formadas y rebozadas, se pueden congelar. Fríelas directamente sin descongelar.
¿Puedo usar otro tipo de panceta?
Puedes utilizar panceta curada o fresca, ajustando la sal según su punto.
¿Con qué acompañar las croquetas de panceta y huevo cocido?
Estas croquetas funcionan muy bien como aperitivo o entrante dentro de un menú más completo. Se pueden acompañar de una crema suave servida en pequeña cantidad, como esta crema de mejillones al azafrán, que aporta un contraste delicado y elegante. También encajan con platos fríos y ligeros, como un carpaccio de pulpo, que equilibra la untuosidad de la croqueta y completa el menú sin hacerlo pesado.