¿Por qué hay gente que sale bien en TODAS las fotos? (Y tú no)
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Existen 2 tipos de personas en este mundo: las que salen bien hasta en una foto de carnet de conducir, y las que parecen estar huyendo de una cámara invisible en cada toma. ¿Con cuál te sientes identificad@?

Spoiler: no es solo genética. La ciencia tiene respuestas, y no todas son dolorosas
Si estás leyendo este artículo, es probable que seas del segundo grupo, ¿verdad? Tranquilo, no estás solo. La buena noticia es que hay una explicación para esta injusticia visual, ¿la descubrimos juntos?
Porque, ante de nada, es importante señalar que ser fotogénico no es lo mismo que ser guapo. Lo que lees. Hay personas guapas que salen regular y, gente del montón que, oye, en las fotos parece salida de una campaña de perfume caro.
¿Magia? No. Ciencia. Ah, y un poco de práctica.

Nuestro cerebro no ve lo que tú crees que ve
Pero, vayamos al grano. La percepción visual humana está llena de trampas. Porque tu cara en el espejo no es la misma que en la de una foto. Y no, no es que tu móvil te odie. Es que estás acostumbrado a verte reflejado, no como realmente eres.
Cuando una fotografía te muestra la versión real de ti mismo (sin espejos por medio), tu cerebro protesta: ¡Ese no soy yo!
Espera, porque además, nuestro cerebro adora la simetría: según diversos estudios, puede constituirse un indicador de salud genética. De esta forma y, cuando un rostro presenta cierto equilibrio entre lados, el cerebro reacciona con un “esto me gusta”, aunque tú ni lo notes de manera consciente.
Aunque no te asustes, porque la mayoría de rostros reales cuentan con pequeñas asimetrías. No somos robots. Y en muchas ocasiones, esas irregularidades son las que hacen que nuestro rostro sea interesante. Así que no está todo perdido, no dramatices.
La simetría facial y su injusta fama
Investigadores como Thornhill o Little (sí, hay personas que estudian esto en serio) han demostrado que cierta simetría facial se asocia con atractivo. Pero cuidado, hablamos de proporciones, no de perfección quirúrgica. Esto es, no hace falta tener la cara de una estatua griega para que la cámara te quiera.
Y si la tienes, pues enhorabuena, pero te odiamos un poquitín. Eso sí, no conviene confiarse porque la cámara no siempre es tu amiga. Dependiendo del ángulo, la distancia y del tipo de lente, tu cara será vista de una forma u otra. Porque las cámaras de los móviles, distorsionan en cierto modo las imágenes.
El drama de la sonrisa forzada
Seguro que alguna vez te han dicho, ¡sonríe!, justo antes de sacarte una foto. ¿Estoy en lo cierto? Y tú, obediente, fuerzas una sonrisa más tensa que la de una entrevista de trabajo. Mejor no comentar el resultado…
Las conocidas como expresiones auténticas son clave en la fotogenia. Porque parece que las cámaras huelen el miedo. Una sonrisa de verdad (de esas que te salen cuando algo te hace gracia) será siempre mejor que una forzada. Por lo tanto, relájate y sonríe. Piensa en algo que te haga reír.
¿Se nace o se entrena?
Ahora viene lo bonito: ser fotogénico se puede aprender. Muchas de esas personas que hoy parecen supermodelos en Instagram, hace años eran tan fotogénicas como una imagen borrosa.
¿Qué hicieron? Aprendieron, se observaron. Descubrieron qué ángulos les favorecen, cómo colocar la cabeza, cómo maquillarse, qué tipo de luz les hace mejor cara y cuándo parpadear.
La familiaridad también juega su parte
Un aspecto curioso a tener en cuenta: tendemos a encontrar más atractivos los rostros que nos resultan familiares. Y es que la autoestima influye más de lo que parece. Las personas que se sienten bien consigo mismas suelen mostrarse más seguras y sueltas. Y eso, se nota en las fotos.

Luz, ángulos y ese lado que nunca falla
Has llegado hasta aquí, por lo que mereces un premio-consejo: si quieres salir siempre bien, apuesta por una luz suave y frontal, un ángulo ligero desde arriba y una leve inclinación de cabeza.
No es necesario contratar a Annie Leibovitz. Con un poco de práctica delante del espejo, puedes saber qué te favorece. Pide opinión a un amigo y enfócate en lo que mejor te sienta.
En definitiva, ser fotogénico es una combinación de biología, percepción, actitud y entrenamiento. Variables que se pueden trabajar. Además, tal vez no se trate de salir bien en las fotos, sino de reconciliarte con lo que ves.
Es el momento de encontrar ese perfil griego que tanto ansías. Y lucirlo en Instagram. ¿O no? Aunque no tengas el rostro perfecto como Amber Heard.