Karlos Arguiñano nos presenta una receta de pasta fresca a la carbonara para los amantes de la cocina italiana.
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Karlos Arguiñano, 9 de diciembre de 2016
Pastas y pizzas
Karlos Arguiñano nos presenta una receta de pasta fresca a la carbonara para los amantes de la cocina italiana.
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Karlos Arguiñano, 9 de diciembre de 2016
Para hacer la masa, casca 3 huevos en un bol. Sazona y mezcla. Añade la harina integral y una pizca de aceite. Amasa con las manos hasta conseguir una pasta homogénea y compacta. Deja reposar 30 minutos. Separa la masa en montoncitos, redondéalos y estíralos con la máquina hasta que queden finos. Pasa cada lámina de pasta por el cortador de tallarines y deja que repose durante 10-15 minutos en un colgador para que se seque.
Pela y lamina 5 dientes de ajo y dóralos en una sartén con un chorrito de aceite. Pica la panceta y añádela. Una vez dorada, retira los ajos. Reserva.
Para elaborar la salsa, separa las yemas de 3 huevos y ponlas en un cuenco. Salpimienta. Ralla el queso y añádelo. Mezcla.
Pon a hervir abundante agua en una cazuela. Pon a cocer la pasta durante 2-3 minutos. Escurre. Vuelca la pasta en el cuenco de la salsa y mezcla bien.
Sirve la pasta en un plato hondo, acompaña con unos trocitos de panceta frita y espolvorea un poco de queso rallado y pimienta molida por encima. Decora con una ramita de perejil.
Si se vas a consumir la pasta recién cocinada no hace falta refrescarla; pero si no se va a consumir al instante, hay que pasarla por agua fría, escurrirla y añadirle un poco de aceite de oliva para que no se apelmace.
La pasta fresca elaborada de esta manera apenas contiene grasa, sólo la procedente del aceite de oliva, rica en ácidos grasos que ayudan a bajar los niveles de colesterol.
La pasta es rica en glúcidos, procedentes de la harina utilizada para su elaboración. Si se utiliza harina integral, tendrá mayor valor nutricional.
Cuando las pastas se elaboran con huevo, como es el caso de esta receta, sus proteínas cobran mayor interés ya que las de los cereales son incompletas y se combinan con las del huevo para poder realizar sus funciones en el organismo.
La pasta no engorda. Nos ayuda a regular el comportamiento alimentario, aportándonos azúcares de asimilación lenta, que van a evitar que tengamos hambre en todos los momentos y nos van a dar la suficiente energía como para no tener necesidad de estar picoteando continuamente.
La pasta puede figurar en el menú de 2 a 3 veces por semana, en sopas o como plato principal, a condición de no enriquecerlas demasiado con salsas o condimentos grasos que pueden doblar su valor energético.
Sus escasos elementos minerales y vitamínicos se pierden en el agua de cocción; por eso, nuestra nutricionista nos aconseja una ensalada de entrante y una macedonia de frutas de manzana, kiwi y zumo de naranja como postre.