Recetas con queso feta: ideas fáciles y sabrosas para todos los gustos

sabor mediterráneo

Delicias frescas y crujientes con el queso más popular de Grecia

Seis recetas irresistibles con queso feta: ensaladas, pasta, aperitivos y el clásico pastel griego spanakopita.
Seis recetas irresistibles con queso feta: ensaladas, pasta, aperitivos y el clásico pastel griego spanakopita. | Hogarmanía

El queso feta es uno de esos ingredientes que nunca fallan en la cocina. Su sabor intenso, ligeramente salado y ácido, lo convierte en el complemento perfecto para ensaladas, platos de pasta o incluso como protagonista en recetas tradicionales griegas.

Si quieres darle un toque mediterráneo a tus comidas, toma nota de estas recetas con queso feta fáciles y deliciosas que puedes preparar en casa.

El origen del queso feta: un símbolo de Grecia

El feta es considerado el queso griego por excelencia. Su nombre procede de la palabra italiana fetta, que significa 'rebanada', en referencia a cómo se corta y sirve. Se elabora desde hace siglos con leche de oveja -y en algunas regiones se mezcla con leche de cabra- y se madura en salmuera, lo que le otorga su característico sabor y textura.

Las primeras menciones al queso feta datan de la antigüedad. Incluso Homero, en 'La Odisea', hace referencia a quesos curados en sal, similares al feta actual. Con el tiempo, se convirtió en un alimento básico de la dieta mediterránea, especialmente en Grecia, donde está protegido con denominación de origen (DOP) desde 2002.

Hoy en día, el queso feta ha traspasado fronteras y es uno de los ingredientes estrella de la cocina internacional. Su carácter único lo ha convertido en un imprescindible tanto en la tradición griega como en la cocina moderna. A continuación, te proponemos seis recetas con queso feta que muestran todo su potencial, desde ensaladas frescas hasta platos al horno o fritos.

1. Ensalada de higos con queso feta

La ensalada de higos con queso feta es una de esas combinaciones que sorprenden por su sencillez y equilibrio. El dulzor de los higos frescos se funde con el punto salado del queso, creando un contraste irresistible.

En esta receta, los higos se acompañan de canónigos, pipas de calabaza, cuscús y un toque de vinagre de Módena, que potencia los sabores y aporta un matiz ácido que equilibra el conjunto. Al añadir el feta desmenuzado, la ensalada gana cuerpo y frescura, convirtiéndose en un entrante ligero perfecto para los meses de calor.

Ensalada fresca de higos con queso feta, cuscús, pipas de calabaza y vinagreta de módena.
Ensalada fresca de higos con queso feta, cuscús, pipas de calabaza y vinagreta de módena. | Hogarmanía

Un truco: añade unas gotas de miel sobre el queso justo antes de servir. Ese pequeño detalle realza aún más la combinación dulce-salada y convierte esta ensalada en un plato de restaurante, fácil de preparar en casa.

2. Tabulé con queso feta

El tabulé con queso feta es la prueba de que un plato sencillo puede transformarse en algo especial con el añadido de un buen ingrediente. Esta ensalada, de origen oriental, se prepara con bulgur, tomate, menta fresca y perejil, que le dan un frescor inigualable.

Al incorporar el queso feta desmenuzado, se consigue un contraste delicioso: el grano tierno y aromático del bulgur se mezcla con la cremosidad y el sabor salado del queso, logrando una ensalada más completa y nutritiva.

Tabulé mediterráneo con bulgur, tomate, pepino, hierbas frescas y queso feta.
Tabulé mediterráneo con bulgur, tomate, pepino, hierbas frescas y queso feta. | Hogarmanía

El secreto está en preparar el bulgur con antelación y dejarlo reposar en frío. Así, cuando se mezclan los tomates cherry, la menta y el feta, la ensalada resulta aún más refrescante y perfecta para acompañar carnes a la parrilla, pescados o como plato único en verano.

3. Pasta con crema de calabacín y queso feta

La pasta con crema de calabacín y queso feta es un plato reconfortante que une lo mejor de dos mundos: la ligereza de las verduras y la cremosidad del queso. La receta comienza con una crema suave de calabacín, que se convierte en la base de la salsa.

Una vez cocida la pasta, se mezcla con la crema y se remata con queso feta desmenuzado, que aporta un sabor intenso y ligeramente ácido. El resultado es una pasta cremosa pero equilibrada, perfecta para quienes buscan un plato sabroso sin excesos de grasa.

Pasta con crema ligera de calabacín, queso feta desmenuzado y aceitunas negras.
Pasta con crema ligera de calabacín, queso feta desmenuzado y aceitunas negras. | Hogarmanía

Un consejo clave: guarda un poco del agua de cocción de la pasta y añádela a la salsa al final. Así, se consigue una textura aterciopelada que envuelve mejor cada bocado. Puedes variar la receta con espinacas frescas, guisantes o incluso un poco de ralladura de limón para darle un toque diferente.

4. Queso feta al horno con pasta filo, miel y sésamo

El queso feta al horno no siempre tiene por qué ir acompañado de tomates cherry, como en la versión más popular en redes. En esta variante, mucho más tradicional en la cocina griega, el queso se envuelve en pasta filo, se pincela con mantequilla, se aromatiza con tomillo fresco y se espolvorea con semillas de sésamo antes de hornearlo.

El resultado es un bocado crujiente por fuera y cremoso por dentro, que se sirve acompañado de rúcula aliñada y un toque final de miel. Una receta sencilla pero elegante, ideal como entrante o aperitivo especial.

Lo mejor es que puedes preparar cada porción de forma individual: basta con envolver un bloque de feta en la lámina de pasta filo y hornearlo durante 15-20 minutos. Al sacarlo del horno, el contraste entre el dorado de la masa, el calor del queso y el dulzor de la miel lo convierte en un plato inolvidable.

Queso feta envuelto en pasta filo con sésamo, acompañado de rúcula y un toque de miel.
Queso feta envuelto en pasta filo con sésamo, acompañado de rúcula y un toque de miel. | Hogarmanía

5. Saganaki de queso feta frito

Joseba Arguiñano comparte su versión personal del clásico saganaki, el aperitivo griego de queso frito que se ha convertido en todo un símbolo de la cocina mediterránea. En su propuesta de saganaki de queso feta frito, el feta, crujiente por fuera y tierno por dentro, se acompaña de una vinagreta César con miel, pistachos tostados y filetes de anchoa, logrando un contraste de sabores realmente sorprendente.

El nombre saganaki proviene de la sartén de asas donde tradicionalmente se fríe el queso en Grecia. Allí, el plato se sirve de muchas maneras: con gambas, con zumo de limón, acompañado de pan pita o con ensalada. La versión de Joseba aporta un aire moderno y más atrevido, perfecto para quienes buscan un entrante distinto y sabroso.

Saganaki de queso feta frito con vinagreta César, miel, pistachos y anchoas.
Saganaki de queso feta frito con vinagreta César, miel, pistachos y anchoas. | Hogarmanía

El secreto está en un buen rebozado y una fritura rápida, que deja al feta dorado y crujiente por fuera, pero suave en su interior. Luego se coloca sobre una base de vinagreta, se decora con pistachos y anchoas, y se termina con un toque de perejil fresco.

El resultado es un bocado lleno de matices: salado, ácido, crujiente y ligeramente dulce gracias a la miel. Una receta muy fácil de preparar en casa y lista en apenas 10 minutos, ideal para sorprender a los invitados o disfrutar como aperitivo junto a pan pita y una copa de vino blanco.

Spanakopita: el pastel griego de espinacas y queso feta

La spanakopita es uno de los grandes clásicos de la gastronomía griega. Muy común en las islas helenas, este pastel salado de espinacas frescas, queso feta y pasta filo se encuentra en cualquier pastelería de Grecia, servido tanto en porciones individuales como en grandes bandejas. Su sabor y su sencillez lo han convertido en una receta icónica que se disfruta tanto caliente como fría.

La preparación es fácil y muy agradecida: primero se saltean las espinacas y se mezclan con huevos batidos y queso feta desmenuzado. Este relleno se introduce en capas de pasta filo, cada una untada con mantequilla para lograr un acabado dorado y crujiente tras el horneado. En apenas una hora, se obtiene un pastel jugoso por dentro y crujiente por fuera, perfecto como entrante, comida ligera o incluso para llevar en un picnic.

Spanakopita, el pastel griego de espinacas frescas, queso feta y pasta filo crujiente.
Spanakopita, el pastel griego de espinacas frescas, queso feta y pasta filo crujiente. | Hogarmanía

Lo más interesante es que la spanakopita admite distintas presentaciones: se puede preparar en formato individual, como pequeños pasteles redondos, o en una gran fuente que luego se corta en porciones. Además, se conserva bien en la nevera durante un par de días, aunque pierde un poco de crujiente.

El contraste entre la suavidad de las espinacas, la intensidad salada del queso feta y la textura crujiente de la pasta filo convierte cada bocado en una experiencia deliciosa y muy mediterránea.

Ya sea en frío o en caliente, en ensaladas, pasteles o como aperitivo, el queso feta aporta ese toque salado, cremoso y lleno de carácter que convierte cada bocado en algo especial. Incorporarlo a tu cocina es viajar directamente a Grecia sin salir de casa.

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