Si te preguntas si es posible dejar de pagar la hipoteca durante un tiempo, no te pierdas este artículo. Te damos todas las claves sobre el aplazamiento de hipotecas.
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Hogarmania, 3 de noviembre de 2016
Economía
Si te preguntas si es posible dejar de pagar la hipoteca durante un tiempo, no te pierdas este artículo. Te damos todas las claves sobre el aplazamiento de hipotecas.
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Hogarmania, 3 de noviembre de 2016
Cuando firmamos una hipoteca para la compra de una vivienda debemos ser conscientes del compromiso que adquirimos con la entidad: el ineludible pago de las cuotas mensuales. Sin embargo, durante la larga vida de un préstamo hipotecario es posible que atravesemos por algún bache económico que reduzca nuestra liquidez y ponga en peligro el pago de las letras del préstamo. En estas circunstancias existe una alternativa, como la carencia hipotecaria, que nos permite dejar de pagar total o parcialmente la hipoteca durante un periodo de tiempo determinado. El comparador financiero HelpMyCash.com nos explica los pros y contras de una carencia hipotecaria.
En primer lugar, podremos dejar de pagar el total de la cuota del préstamo hipotecario si optamos por una carencia total o parte de la cuota si optamos por una carencia parcial. Normalmente, con las carencias parciales tan solo debemos hacer frente a la parte de la cuota referente a los intereses. Es decir, si nuestra mensualidad es de 500 euros, de los cuáles 300 euros son capital y 200 euros corresponden a intereses, únicamente deberemos pagar (durante el tiempo que dure la carencia) 200 euros.
En segundo lugar, la carencia también puede servirnos para darnos un respiro al inicio de la hipoteca. Sin duda, el comienzo de la financiación es un periodo que nos exigirá un desembolso de dinero inicial elevado, correspondiente a los gastos de apertura y formalización del préstamo. Por lo tanto, si hemos dejado nuestra hucha de ahorros tiritando, podemos plantearnos una carencia inicial, que nos permita reponernos.
Por último, la carencia puede evitarnos incurrir en un impago que termine provocando el embargo del inmueble. Si prevemos que durante un periodo de tiempo nos va a ser imposible pagar la cuota, es mejor solicitar una carencia de hipoteca al banco, antes que dejar de pagar la cuota. En ocasiones, no es necesario negociar con la entidad el proceso de carencia, puesto que por contrato disponemos de esa opción que podemos hacer efectiva cuando lo necesitemos o en los plazos que se fija en las escrituras.
El principal punto en contra de una carencia hipotecaria es que siempre acaba aumentando el coste total del préstamo hipotecario. Tanto si optamos por una carencia parcial como inicial, el capital que dejamos de amortizar durante un plazo, tendremos que devolverlo posteriormente, con la diferencia de que el plazo se incrementa y consecuentemente los intereses también. Debemos tener en cuenta que la carencia nos costará más cuantos más años nos queden de plazo para amortizar la hipoteca, por lo que solicitar una carencia hipotecaria al principio nos saldrá más caro que al final de la amortización.
Si en nuestro contrato aparece reflejada la posibilidad de carencia no tendremos ningún problema, en caso contrario tendremos que negociar este servicio con nuestro banco. La entidad puede pedirnos a cambio contratar algún tipo de producto vinculado o incrementar el interés de nuestra hipoteca, por lo que puede salirnos todavía un poco más caro.
En definitiva, la carencia hipotecaria puede permitirnos no perder la casa en un momento puntual si no podemos pagar las cuotas, pero es un servicio con costes elevados y al que solo debemos recurrir en casos excepcionales, por lo que no debe ser un recurso habitual.