Estos son los errores que puedes tener si tienes un perro

Son muchos los errores que puedes cometer si tienes un perro como mascota
Son muchos los errores que puedes cometer si tienes un perro como mascota

Tener un perro como mascota conlleva una gran responsabilidad y atención constante, con lo que se pueden cometer fallos y equivocaciones, ya que quién no los tenga que tire la primera piedra. Pero para minimizar nuestros errores, en este artículo enumeraré los más comunes. Quizá te sientas reflejado en alguno de ellos, ya lo verás.

Sin darnos cuenta, ya que siempre actuamos con buena fe e intenciones, es posible que comentamos errores a la hora de criar a nuestros pequeños amigos peludos. Los repasamos:

Darle regalos cada vez que hace un truco: proporcionarle un exceso de regalos puede generar que en un futuro solamente responda al estímulo de los mismos.

Dejar a tu perro dentro del coche: sobre todo en verano, cuando más calor hace. La temperatura tiende a elevarse dentro de los automóviles, una situación peligrosa.

Esperar demasiado antes de castigar a tu perro: en el supuesto de que se porte mal, es preciso imponerle el castigo de forma rápida para que lo asocie a su acción.

No comprender sus recompensas favoritas: para algunas mascotas pueden ser las golosinas, para otras, jugar con una pelotita.

Emplear productos de limpieza demasiado fuertes: el amoníaco y la lejía, debido a sus toxinas, son perjudiciales para tu pequeño compañero.

No llevar el cinturón de seguridad puesto: al igual que nosotros, tenemos que ponérselo en los viajes en coche.

Dándole un juguete cuando muerde tus deportivas o zapatos reforzará su mal comportamiento.
Dándole un juguete cuando muerde tus deportivas o zapatos reforzará su mal comportamiento.

Forzar las interacciones y relaciones: si le apetece ir a jugar y sociabilizar bien, pero en caso contrario no se le deben imponer estas acciones.

Pensar que tu mascota muerde las playeras como venganza: no lo hace por este motivo, sino por la ansiedad que le provoca la separación.

Darle de comer desde tu plato de comida: es un mal hábito, debería hacerlo desde el suyo propio.

Sobrealimentar a tu peludo: no le obligues a comer ni le ofrezcas demasiadas recompensas, podría sufrir sobrepeso y obesidad.

Regañarle demasiado: no te va a entender, limítate a decirle bien o mal, palabras precisas que sepa interpretar.

Nunca dejar que corra sin correa: en espacios amplios y, minimizando peligros y amenazas, es bueno que practique ejercicio.

No poner un microchip a tu perro: si se pierde o extravía, es importante que cuenta con esta herramienta de localización. Y regístralo, por supuesto.

Reconfortarle si gime: no es recomendable hacerlo, ya que puede interpretar que le estás recompensado por estar triste o preocupado.

Sobreestimar su inteligencia: se dice que los perros cuentan con la inteligencia de un niño de 3 años, pero no hay que confiarse.

Pedirle que deje de ladrar: si le exiges que no ladre, pensará que estarás jugando y lo hará más fuerte.

Dejar de practicar el ejercicio de forma rápida: los entrenamientos deben ser exigentes y disciplinados.

Frotar su nariz o trufa contra la orina y excrementos: un truco antiguo que no funciona, se sentirá ansioso y no comprenderá el motivo.

No incluir a tu perro en el testamento: en un eventual fallecimiento, deberías asegurarte de que se quede con un ser querido.

Reforzar su mal comportamiento: si te ríes o sus acciones te hacen gracia, tu perro interpretará que está haciendo bien, con lo que debes corregirle.

No le obligues a comer ni le ofrezcas demasiadas recompensas, podría sufrir sobrepeso y obesidad
No le obligues a comer ni le ofrezcas demasiadas recompensas, podría sufrir sobrepeso y obesidad

Enfadarte con tu perro por correr con la correa puesta: antes de nada, tienes que enseñarle a pasear tranquilamente con la correa puesto para que disfrute.

Proporcionarle golosinas en vez de lavarle los dientes: siempre es preferible mantener una buena higiene bucal utilizando un cepillo de dientes especial.

Darle un juguete cuando muerde tus deportivas o zapatos: conseguirás el efecto contrario, es decir, reforzar el mal comportamiento.

Olvidarse de los paseos: son necesarios y fundamentales en el bienestar de tu perro, con lo que aunque estés cansado o llueva, tienes que salir con él.

No bañarle lo suficiente: a pesar de que puedan pasar semanas, los baños tienen que ser regulares y si es preciso, llevarle a un profesional para que los realice.

No seleccionar correctamente a un paseador de perros: antes de contratar a este profesional, cerciórate de que dejas a tu mascota en buenas manos.

Pedirle a un amigo o conocido que cuide a tu perro durante unos días: en el caso de que no tenga experiencia o tu peludo sienta ansiedad por separación, será un problema.

Esperar que todas las mascotas se lleven bien desde un inicio: hay que tener paciencia, en ocasiones cuesta y en otras, la relación es casi imposible.

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