Argentina, el país con más pizzerías por habitante del mundo: así es su pizza (y no se parece nada a la italiana)
Gastronomía internacional
La pizza argentina tiene su propio estilo: más masa, más queso y mucha historia

¿Sabías que Argentina es el país con más pizzerías por habitante?
Aunque parezca increíble, Argentina supera a Italia en número de pizzerías por habitante, y Buenos Aires es considerada una de las capitales mundiales de la pizza. Según datos recientes, en el país hay más de 6.000 pizzerías, y sólo en la capital se consumen unos 14 millones de porciones al año.
Pero lo más sorprendente es cómo la pizza ha evolucionado en Argentina. Lo que comenzó como una herencia italiana se transformó en algo totalmente distinto: más contundente, más sabroso y con una identidad propia que mezcla tradición, exceso y pasión.
¿Qué tiene de especial la pizza argentina?
A simple vista, la pizza argentina no se parece a la italiana. Si la napolitana es fina, ligera y con pocos ingredientes, la versión argentina es todo lo contrario: masa gruesa, mucho queso y una cocción en molde.
Estas son sus principales características:
- Masa alta y esponjosa: conocida como "media masa", tiene entre 1,5 y 2 cm de altura. Se hornea en molde aceitado, lo que le da una base crujiente y un interior aireado.
- Muchísimo queso: si una pizza italiana puede llevar 100 g de mozzarella, una argentina puede superar los 300 g por porción. Y eso se nota.
- Salsa especiada: a base de tomate, ajo, orégano y aceite, más intensa que la italiana, que suele ser más simple.
- Distintos tipos de cocción: en pizzerías tradicionales como Güerrín, las pizzas se hornean en horno de leña, encendido las 24 horas. En otros locales, predominan los hornos a gas o eléctricos, que también han moldeado su estilo.

Las variedades más icónicas: fugazzeta, al molde y de cancha
La pizza argentina no se limita a una sola versión: es un universo de estilos propios que reflejan la creatividad y el gusto local. Desde las masas gruesas hasta las opciones sin queso, cada variedad tiene su personalidad y su historia:
Pizza al molde
Es la más clásica. Masa gruesa, rebosante de queso y salsa, se sirve en porciones generosas. Esponjosa por dentro y crocante por fuera. Se convirtió en un símbolo del centro porteño.
Fugazzeta
Una de las más queridas. Se trata de una pizza rellena de queso y cubierta de cebolla, creada en la mítica pizzería Banchero, en el barrio de La Boca. Es tan popular que muchos argentinos la prefieren antes que la mozzarella clásica.
Pizza a la piedra
Más fina y crujiente, apareció en los años 70 como una alternativa más ligera. Aunque mantiene una buena cantidad de ingredientes, especialmente queso.
Pizza de cancha
No lleva queso y se come de pie, en plena calle, con una salsa picante con ajo y orégano. Es muy popular a la salida de los estadios.
Para vivir la experiencia completa, la pizza se acompaña con fainá, una torta de harina de garbanzo que se coloca sobre la porción. Esta tradición, que hoy es casi un ritual, nació en el barrio de La Boca de la mano de los inmigrantes genoveses.

Un legado de los inmigrantes italianos, con acento porteño
La pizza llegó a Argentina a fines del siglo XIX, con los inmigrantes italianos que se instalaron en barrios como La Boca y San Telmo. Allí, con acceso a harina y grandes cantidades de queso local, adaptaron las recetas a los gustos argentinos.
Con el tiempo, las pizzerías se multiplicaron, especialmente en la avenida Corrientes, donde se instalaron locales míticos como Las Cuartetas, El Cuartito, Güerrín o Angelín. No sólo eran lugares para comer, sino puntos de encuentro para familias, amigos y bohemios del teatro.
Hoy, Buenos Aires es uno de los pocos lugares del mundo donde la pizza puede ser tan popular (o más) que la carne a la parrilla.
Fainá: el inseparable compañero
Para vivir la experiencia completa, la pizza argentina se acompaña con fainá, una torta de harina de garbanzo que se coloca encima de la porción, como si fuera una tapa. Esta tradición, que hoy es casi un ritual, nació en el barrio de La Boca de la mano de los inmigrantes genoveses. El contraste entre la masa húmeda de la pizza y la textura seca del fainá es tan querido como indiscutible.

Historia y cultura: más allá del sabor
Las primeras pizzerías surgieron en barrios populares de Buenos Aires a principios del siglo XX. En la década de 1930, se convirtieron en verdaderos centros sociales: lugares de encuentro, de charla, de tango y de teatro.
La avenida Corrientes es el corazón de esa tradición, repleta de pizzerías clásicas que siguen atrayendo a porteños y turistas cada día. Para muchos, ir al teatro o al cine por Corrientes no está completo sin una porción al paso.
De Buenos Aires al mundo
La pizza argentina ya no es un secreto local. En los últimos años, han abierto pizzerías argentinas en Madrid, Barcelona, Nueva York, Londres e incluso en Italia, despertando la curiosidad de quienes buscan nuevas experiencias gastronómicas.
Además, el estilo argentino empieza a ser reconocido en certámenes internacionales. En abril de 2025, el Campeonato de España de Pizzas Gourmet incluyó por primera vez una “Categoría Argentina”, gracias a la iniciativa de la Asociación de Propietarios de Pizzerías y Casas de Empanadas (APPYCE), en colaboración con la Asociación Española de Pizzeros Artesanos.
Aunque todavía no cuenta con una denominación protegida como ocurre con la pizza napolitana, este tipo de iniciativas sientan las bases para que el estilo argentino se consolide como una categoría propia en el mapa global de la pizza.
Argentina no solo adoptó la pizza italiana: la transformó, la hizo suya y la convirtió en parte de su cultura popular. Con porciones generosas, sabor intenso y una identidad inconfundible, la pizza argentina es mucho más que una comida rápida: es una forma de compartir, de celebrar y de vivir.
Si te has quedado con ganas de más cocina argentina, no te pierdas las recetas de empanadas argentinas o un buen asado al estilo argentino.
Y cuando viajes a Buenos Aires, ya lo sabes: "buscá una buena porción de fugazzeta, pedí fainá para acompañar y viví una de las expresiones más auténticas de la gastronomía porteña.”