Drømmekage: el 'pastel de los sueños' danés que querrás probar hoy mismo

Dulce nórdico

Bizcocho esponjoso con cobertura caramelizada de coco

Drømmekage, el pastel de los sueños danés, con su cobertura crujiente de coco.
Drømmekage, el pastel de los sueños danés, con su cobertura crujiente de coco. | Nordic Food Living

Imagínate un bizcocho esponjoso cubierto por una capa caramelizada de coco que se derrite en la boca.

Así es el Drømmekage, el conocido como 'pastel de los sueños' que hace suspirar a Dinamarca entera y que ahora puedes preparar en tu cocina.

Te contamos su origen, curiosidades y la receta para que sorprendas a todos con este tesoro nórdico.

¿Qué es el Drømmekage y por qué se llama 'pastel de los sueños'?

El Drømmekage (se pronuncia drömme-kay-eh) es uno de los dulces más emblemáticos de Dinamarca.

Su nombre significa literalmente 'pastel de los sueños', y no es casualidad: su textura esponjosa combinada con una cobertura de coco, mantequilla y azúcar moreno que se carameliza en el horno hace honor a ese nombre.

El origen más aceptado se remonta a la década de 1960 en el pequeño pueblo de Hjallerup. Según la tradición, una niña llamada Jytte Andersen presentó en un concurso culinario la receta de su abuela, a la que llamó pastel de los sueños, y su delicioso sabor conquistó al jurado.

Desde entonces se popularizó por todo el país, convirtiéndose en un clásico de las meriendas, las fiestas familiares y los cafés daneses.

El Drømmekage se hornea en molde rectangular y se corta en porciones generosas para compartir.
El Drømmekage se hornea en molde rectangular y se corta en porciones generosas para compartir. | Nordic Food Living

Cómo es el Drømmekage

Aunque su elaboración es sencilla, su resultado es sorprendente. El Drømmekage combina dos capas muy distintas:

  • Una base de bizcocho esponjoso, ligero y ligeramente aromatizado con vainilla.
  • Una cobertura generosa de coco rallado, mantequilla y azúcar moreno que se carameliza en el horno y crea una capa pegajosa y dorada.

El contraste entre la miga suave y la cobertura densa y caramelizada hace que cada bocado sea un auténtico placer.

Se suele hornear en molde rectangular o cuadrado, cortándose en porciones generosas para compartir.

Es tan popular que se encuentra en panaderías, supermercados y mesas familiares de todo el país.

Cultura y significado: más que un simple bizcocho

El Drømmekage no es solo famoso por su sabor: representa la esencia del hygge, ese concepto danés que busca el bienestar a través de la sencillez, la comodidad y los pequeños placeres cotidianos.

  • Prepararlo en casa se convierte en un plan relajante y acogedor.
  • Servirlo a amigos o familia refuerza la idea de compartir.
  • Está pensado para servirse en trozos grandes, perfectos para disfrutar juntos.

Es el dulce que acompaña charlas interminables, tardes de lluvia o celebraciones sencillas en casa. Es uno de los postres tradicionales más queridos del país.

De Dinamarca al mundo

El auge de la Nueva Cocina Nórdica ha llevado platos y dulces tradicionales como el Drømmekage mucho más allá de Escandinavia. Su sencillez y su respeto por los ingredientes locales conectan con una forma de cocinar muy ligada a las estaciones y al hogar.

La cocinera danesa Trine Hahnemann, conocida por defender la sencillez de la cocina escandinava con pocos ingredientes estacionales, ha señalado que la Nueva Cocina Nórdica se ha expandido de forma casi universal, comparándola incluso con la Coca-Cola.

Así, el 'pastel de los sueños' no solo es un postre delicioso, sino también un ejemplo perfecto de esa cocina sencilla, auténtica y pensada para compartir.

Drømmekage recién salido del horno, con su capa dorada y jugosa de coco caramelizado.
Drømmekage recién salido del horno, con su capa dorada y jugosa de coco caramelizado. | Maduniverset.dk

¿Cómo se hace el Drømmekage?

Aunque su fama es enorme en Dinamarca, su preparación en casa es sencilla y muy casera, perfecta para principiantes en repostería.

El Drømmekage se basa en un bizcocho esponjoso con un suave sabor a vainilla, que se prepara batiendo huevos y azúcar hasta que queden aireados y claros, luego se incorpora mantequilla derretida, leche y un toque de vainilla. Finalmente, se añade la harina con levadura para formar una masa suave y homogénea.

Esta mezcla se vierte en un molde rectangular o cuadrado (muy típico para este pastel) y se hornea hasta que la masa está cocida pero jugosa.

El truco -y lo que lo hace único- está en su cobertura caramelizada de coco. Mientras el bizcocho se hornea, se prepara en un cazo una mezcla generosa de mantequilla, azúcar moreno, leche y coco rallado. Cuando el bizcocho está casi listo, se saca del horno y se cubre con esta mezcla espesa y fragante.

Luego vuelve al horno unos minutos más para que la cobertura burbujee y se caramelice, formando una capa crujiente por fuera pero pegajosa y jugosa al morderla.

El resultado es un pastel con dos texturas: una miga tierna y ligera, y una superficie densa, tostada y dulce, con el inconfundible aroma del coco y el caramelo. Se deja enfriar un poco en el molde antes de cortarlo en cuadrados generosos.

Es un postre que no necesita decoración extra: su aspecto rústico y su capa brillante lo hacen irresistible. Una excusa perfecta para probarlo en tu próximo viaje a Dinamarca o para llevar un trocito de esta tradición nórdica a tu casa.

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