Las mejores salsas para pollo: fáciles, caseras y con mucho sabor
Salsas caseras
¿Cansado del pollo de siempre? Estas 13 salsas caseras darán un giro a tus recetas al horno, a la plancha o fritas

El pollo es uno de los ingredientes más versátiles en la cocina. Su sabor suave y su textura permiten infinidad de preparaciones, desde las más simples a las más sofisticadas. Pero si hay algo que realmente transforma cualquier plato de pollo, es una buena salsa.
Desde las más clásicas hasta las más exóticas, aquí tienes 13 salsas caseras para pollo, explicadas de forma detallada y con ingredientes que seguramente ya tienes en casa. ¿Lo mejor? Se pueden adaptar fácilmente al tipo de cocción: horno, plancha, fritura o guiso.
1. Salsa de mostaza y miel: clásica y equilibrada
Una de las combinaciones más conocidas y exitosas. La salsa de mostaza y miel mezcla el toque picante de la mostaza con la suavidad dulce de la miel, creando un equilibrio perfecto. Para prepararla, solo tienes que mezclar en un bol dos cucharadas de mostaza de Dijon con una cucharada generosa de miel. Añade el zumo de medio limón, un chorrito de aceite de oliva virgen extra y sal al gusto. Emulsiona bien hasta obtener una textura cremosa. Esta salsa queda especialmente bien con pollo a la plancha, al horno o escalope de pollo .
2. Salsa barbacoa casera: dulce y ahumada
Ideal para alitas o muslos al horno, esta salsa aporta un sabor ahumado, dulce y ligeramente ácido. Para preparar la salsa barbacoa en casa, sofríe media cebolla muy picada con un diente de ajo en un poco de aceite. Añade media taza de kétchup, una cucharada de azúcar moreno, una cucharadita de mostaza, un chorro de vinagre de manzana y una cucharada de salsa Worcestershire. Agrega una pizca de pimentón ahumado y cocina a fuego lento durante 15 minutos. Cuanto más repose, más sabor tendrá.

3. Salsa al curry con leche de coco: exótica y cremosa
Esta salsa aporta un aire exótico al pollo, con aromas cálidos y una textura muy cremosa. Empieza dorando una cebolla picada junto con un diente de ajo y un trozo pequeño de jengibre fresco rallado. Añade una cucharada de curry en polvo y remueve para que se tueste un poco. Incorpora una lata de leche de coco y deja cocinar a fuego suave unos 10 minutos. Es perfecta para saltear tiras de pollo o para servir con arroz.
4. Salsa de yogur y hierbas: ligera y refrescante
Ligera y refrescante, la salsa de yogur es ideal para platos de pollo fríos o wraps. En un cuenco, mezcla un yogur natural o griego con el zumo de medio limón, medio diente de ajo rallado, sal, pimienta y un buen puñado de hierbas frescas picadas: menta, perejil o eneldo funcionan muy bien. Deja reposar en la nevera al menos 20 minutos antes de servir para que se potencien los sabores.

5. Salsa de champiñones: suave y reconfortante
Ideal para acompañar un pollo a la plancha o al horno, la salsa de champiñones es cremosa y llena de sabor. Comienza picando una cebolla y un diente de ajo, y sofríelos en una sartén con un poco de mantequilla. Añade unos 200 g de champiñones laminados y cocínalos hasta que suelten el agua. Incorpora medio vaso de nata líquida para cocinar y un chorrito de vino blanco. Cocina a fuego medio hasta que espese y rectifica de sal y pimienta.

6. Salsa de queso azul: intensa y sabrosa
Si te gustan los sabores intensos, esta es tu salsa. En un cazo, funde una cucharada de mantequilla y añade 100 ml de nata líquida. Cuando comience a hervir, incorpora unos 50 g de queso azul desmenuzado y remueve hasta que se funda por completo. Puedes añadir una pizca de nuez moscada para equilibrar. La salsa de queso azul combina de maravilla con pollo rebozado o asado.

7. Salsa de ajo y limón: rápida y aromática
Una de las más simples y efectivas. En un bol, mezcla el zumo de un limón, dos dientes de ajo bien machacados, cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta y perejil fresco picado. Puedes usar esta salsa como aliño final o incluso como marinada previa al horneado. Aporta un sabor mediterráneo que realza la jugosidad del pollo.
8. Salsa de tomate especiada: casera y versátil
Más sabrosa que una simple salsa de tomate, esta versión lleva un toque de especias que la hace perfecta para guisos de pollo. Pica una cebolla y un diente de ajo, sofríelos en aceite de oliva y añade una lata de tomate triturado. Incorpora una hoja de laurel, orégano, albahaca y una pizca de comino o guindilla si quieres un punto picante. Cocina a fuego lento durante 20–25 minutos. La salsa de tomate especiada puedes triturarla o dejarla con textura.
9. Salsa de soja, miel y jengibre: oriental y brillante
Una combinación que recuerda a la cocina asiática, ideal para brochetas o muslos glaseados. Mezcla en un cazo tres cucharadas de salsa de soja con dos de miel, un diente de ajo rallado y un trozo pequeño de jengibre fresco. Cocina a fuego suave hasta que reduzca y espese. Puedes añadir un chorrito de zumo de naranja o unas gotas de aceite de sésamo para darle más matices.
10. Salsa de queso cheddar: fundente y golosa
Esta salsa cremosa y reconfortante es ideal para acompañar pollo crujiente o gratinados. Derrite una cucharada de mantequilla en un cazo, añade una cucharada de harina y cocina unos segundos. Incorpora 250 ml de leche poco a poco, removiendo, hasta que espese. Agrega 100 g de queso cheddar rallado y deja que se funda. Sirve caliente la salsa de queso cheddar sobre el pollo.
11. Salsa a la pimienta: clásica y elegante
Clásica y elegante, esta salsa también va bien con el pollo. En una sartén, machaca unos granos de pimienta negra y tuéstalos ligeramente. Añade una cucharada de mantequilla, media copa de brandy y deja que evapore el alcohol. Incorpora 100 ml de nata líquida y cocina a fuego suave hasta que espese. Perfecta con filetes de pollo o como base para una salsa de carne más elaborada, como este rollo de pollo relleno de salsa a la pimienta.

12. Salsa de almendras: tradicional y potente
Típica en platos como jamoncitos de pollo, la salsa de almendras es intensa y muy sabrosa. Sofríe ajo y cebolla con un poco de pan y un puñado de almendras crudas. Cuando estén dorados, añade caldo de pollo y tritura todo hasta obtener una salsa espesa. Puedes añadir azafrán o comino para un toque más aromático.
13. Salsa de naranja y miel: agridulce y diferente
Una mezcla agridulce muy fácil de preparar. Exprime el zumo de dos naranjas y viértelo en un cazo con una cucharada de miel, un chorrito de salsa de soja y un trozo de jengibre. Cocina a fuego medio hasta que reduzca. Esta salsa combina de maravilla con pollo crujiente o rebozado, y también funciona como glaseado para hornear.
Como ves, hay una salsa para cada tipo de pollo y ocasión. Desde las más ligeras como la de yogur con hierbas hasta las más intensas como la de queso azul o curry, lo importante es jugar con ingredientes que tengas en casa y adaptar cada receta a tu gusto. Muchas se preparan en menos de 10 minutos, y pueden cambiar por completo tu forma de cocinar el pollo.
¿Listo para darle un giro a tus recetas de siempre? Prueba estas salsas y convierte el pollo en el plato estrella de tu cocina.