Cómo pelar almendras en 30 segundos sin perder la paciencia
Truco exprés
Si las necesitas sin piel para una receta, haz esto antes y evita perder tiempo pelando una a una
Comprar almendras crudas es muy común para cocinar, preparar bebidas o simplemente como snack saludable. El problema aparece al intentar quitarles la piel marrón, que suele ser bastante rebelde. Pero no hay que complicarse: existe un método muy sencillo y rápido que muestra cómo pelar almendras en 30 segundos y dejarlas listas para usar.
La técnica consiste en escaldarlas unos segundos y retirar la piel frotándolas suavemente con los dedos. Te explico qué debes tener en cuenta antes de empezar y cómo hacerlo paso a paso.
La almendra es la semilla comestible del almendro, un árbol originario de Asia que hoy forma parte de la dieta mediterránea y de muchas cocinas en el mundo.
Es uno de los frutos secos más completos, posee proteínas, grasas saludables, vitamina E y minerales.
Su piel marrón, sin embargo, puede ser un obstáculo en algunas preparaciones. Aunque contiene fibra y antioxidantes, en ciertas recetas es preferible retirarla.
La textura áspera y el sabor ligeramente amargo pueden interferir en postres delicados, bebidas vegetales o cremas suaves.
Cómo pelar almendras paso a paso
Pelar almendras no tiene por qué ser una tarea tediosa. El truco está en escaldarlas, es decir, sumergirlas brevemente en agua caliente para que la piel se afloje y pueda retirarse sin esfuerzo.
1. Escalda las almendras
Llena un cazo con suficiente agua para cubrir las almendras y ponlo al fuego hasta que llegue a ebullición. No necesitas añadir sal ni ningún otro ingrediente.
Cuando el agua hierva, apaga el fuego. Luego, añade las almendras crudas con piel y déjalas entre 25 y 30 segundos.
Es importante no pasarse de tiempo, porque si se cocinan demasiado perderán firmeza y se ablandarán en exceso.
2. Enfría de inmediato
Pasados los segundos de escaldado, escurre las almendras y viértelas en un bol con agua fría o con hielo.
Este contraste corta la cocción y facilita que la piel se desprenda con facilidad.
3. Retira la piel
Una vez frías al tacto, coloca cada almendra entre los dedos y presiónala suavemente. La piel se deslizará de inmediato y quedará una almendra blanca, lisa y lista para usar.
4. Seca antes de usar
Extiende las almendras peladas sobre un paño limpio o papel de cocina para retirar la humedad.
Si quieres conservarlas más tiempo, puedes tostarlas ligeramente en el horno a baja temperatura.
Consejos prácticos para pelar almendras
Hazlo en tandas pequeñas: es más cómodo con 100 o 200 gramos a la vez que con un kilo entero.
No te pases del tiempo: si dejas las almendras de 30 segundos en agua hirviendo puedes llegar a cocerla.
Si vas a triturarlas: escúrrelas bien y sécalas antes, así evitarás exceso de humedad en la receta (suele pasar en bizcochos o galletas).
Para conservar: una vez secas, guárdalas en un frasco hermético, en un lugar fresco y seco. Así evitarás que se pongan rancias o se estropeen.
Usa el microondas: si no quieres hervir agua, coloca las almendras en un bol apto para microondas, añade un poco de agua (sin llegar a cubrirlas) y caliéntalas durante 30 segundos. Después, solo tienes que frotarlas para pelarlas.
Cómo usar las almendras peladas
Si algo define a la almendra es su capacidad de adaptarse a todo tipo de platos. Con ella se elaboran bebidas vegetales, harinas sin gluten y cremas como el praliné.
También es protagonista en dulces tradicionales como los mazapanes con nueces, el turrón duro de alicante o la tarta de Santiago.
En la repostería casera se usa para bizcochos, tartas, galletas y brownies.
En la cocina salada aparece en salsas como la catalana romesco, en guisos mediterráneos o como cobertura crujiente en carnes y pescados.
Además, tostadas o fritas, se convierten en un snack lleno de energía.
Ahora bien, en muchas de estas preparaciones se recomienda que las almendras estén peladas, tanto por su textura como por su presentación.
Si bien hay recetas en las que la piel aporta un extra de fibra, muchas veces el resultado mejora al retirarla, por el sabor amargo de la cáscara.
Por ejemplo, los batidos y leches vegetales quedan más cremosos, las cremas dulces tienen un color más claro y delicado, y las tartas lucen una textura más fina.
La próxima vez que quieras preparar una leche de almendras casera, un bizcocho esponjoso o una salsa cremosa, recuerda este método.
En apenas un minuto tendrás las almendras listas y sin esfuerzo, con el sabor y la textura que necesitan tus recetas.